Por la penúltima fecha de la fase de grupos, en el Campeón del Siglo, Peñarol sumó una nueva derrota a su historial en la Sudamericana 2023. No hay caso, no ha podido conseguir puntos el carbonero. La nueva caída, la quinta en cinco juegos, estuvo a cargo de Defensa y Justicia. Los argentinos se impusieron 3-0 con goles de Gastón Togni, Nicolás Fernández y Santiago Solari.
1. Están jugando en Peñarol
Nadie sacará a Peñarol del último lugar del grupo F de la Sudamericana. Es hasta doloroso, por tratarse de uno de los grandes del fútbol uruguayo. Pero lo cierto es que el carbonero, desde el primer minuto, nunca pudo hacer pie en el torneo continental, del que ya se despidió hace rato y en el que no logra ni siquiera una alegría.
Mucho del mal juego de Peñarol a lo largo de estas cinco fechas de la Sudamericana se volvió a ver este martes: al final es como una figurita repetida. El equipo se vio largo entre sus líneas, tuvo errores defensivos graves que le costaron goles, le faltó el juego asociado que demostró en el fútbol doméstico en la primera parte del año, ni siquiera pudo encontrar tiros libres o de esquina que le dieran por arriba lo que no tenía por abajo. Fue un pálido Peñarol. La hinchada pidió “que se vayan todos, que no quede ni uno solo”.
Lo peor de todo fue la tarea defensiva. No sólo por las reiteradas desatenciones para marcar a los rivales, sino porque además perdió pelotas en las salidas; una de ellas fue el gol que abrió el partido: el carbonero cayó en la presión de los argentinos en mitad de cancha, Julián López recuperó en tres cuartas canchas, el tiro se estrelló en el palo y Togni, a la carrera, abrió el pie para definir con calidad.
2. Importa, pero no
Otra de las situaciones que Peñarol repitió durante toda la copa fue no entrar cien por ciento activado después del descanso. En varias oportunidades, en las que el manya terminó mejor los primeros tiempos, se esperó reacción y levantamiento de resultados desfavorables. Antes no sucedió, en este partido tampoco: al minuto de empezado el complemento hubo otro corte en mitad de cancha de los argentinos, Uvita Fernández la acomodó a piacere, cuando vio el hueco pateó y cobró un 2-0 a precio argentino.
“Están jugando en Peñarol”, cantaba la parcialidad a sus jugadores, reclamándoles un poco más de lo que podían. El único que se salvó fue Sebastián Rodríguez, que se fue aplaudido cuando lo sustituyeron. Fue un cambio de respiro, tal vez pensando en el campeonato local. Lo cierto fue que Rodríguez no tuvo socios para que el equipo jugara mejor, para que Peñarol diera otra imagen.
Sin juego, ¿cómo se puede aspirar a que los de arriba tengan protagonismo? En algunos momentos del semestre Matías Arezo se las ingenió para meter goles y que Peñarol ganara. A juzgar por lo visto el martes, el delantero campeó en solitario en el ataque carbonero, desgastándose en las presiones y sin recibir pelota alguna en el correr de los 90. Mientras los argentinos patearon diez veces al arco, Peñarol lo hizo sólo una vez. Así, imposible.
Al final, cayó el tercero y le bajó la historia al partido, que en realidad ya estaba liquidado. En resumen, cinco partidos jugados, todos perdidos, pocos goles convertidos (menos de uno por partido) y demasiados recibidos (en promedio, casi tres por juego). Lo mejor que le puede pasar a Peñarol es que termine la Sudamericana ya mismo.
3. Esos dólares
Para esta edición de la Sudamericana la Conmebol decidió pagar 100.000 dólares por partido ganado a modo de premio al mérito deportivo. De momento, Peñarol ni siquiera ha hecho caja.