La selección argentina estrenó las tres estrellas y el apodo de “Campeón del Mundo” en las Eliminatorias. Se prendieron mil fuegos y Messi volvió a casa, a la realidad histórica del hambre y el desacato. Cuando a Argentina le va mal, le pesa la farándula. Tironeó el partido como buen cuadro de barrio, la selección más de barrio del mundo. O lean Semilleros, un libro que habla sobre los clubes donde nacieron estas luces. Luces que estrenaron tres estrellas. Luces de barrio en una villa hermosa y espesa.

Sí, fue tan solo un partido de fútbol. Lionel Andrés jugó a otra cosa. Nada que ver con los videojuegos. El hermoso eterno Messi, el más puro, el que juega la sexta Eliminatoria de su vida. Nada más latino y nada que nos represente más como continente futbolero por excelencia.

Eso lo agradecimos todos y todas. Messi pone a toda la gente del mundo a mirar lo mismo. Todos los fuegos del mundo al acecho. Sinónimo de reuniones. Rodrigo de Paul jugó con personalidad; le encanta la tele y el color. Pero metió y fue esa referencia, la del guacho atrevido. Messi tuvo mil tropezones. Le costó entrar en ese hermoso infierno de Buenos Aires. A Nahuel Molina y a Nicolás Tagliafico les costó también la calle cortada en el medio de la cancha.

Ecuador no sólo sostuvo. Ecuador quiso con Pervis Estupiñán. Tuvo en Gonzalo Plata el escondite donde guardar la pelota. El equipo del español Félix Sánchez jugó un partido inteligente, presionó y cuidó el útil más preciado de la cultura. Hernán Galíndez supo el truco en un intento de magia. Lionel Scaloni achinó los ojos, miró el banco, había miles de pobres en Buenos Aires. Se decidió por un ángel que nació en el Parque Casas de Rosario, al norte de la ciudad.

Ángel Di María buscó la llave de una casa con la puerta abierta. Todos los que quedaron rengos se levantaron y siguieron. Scaloni renovó por afuera y puso estampitas como la de Julián Álvarez. Pero el partido lo abrió Messi, en un tiro libro de cuadro para el living. Verlo reír hace reír. Argentina estrenó las tres estrellas con la personalidad de Estela de Carlotto. Un tiro libre te abre un partido cerrado como mano de zaguán. Un tiro libre rompe todas las estructuras, es la fragilidad de la calidad, la sutileza de la técnica, el sueño de los chabones y las chabonas, y Messi lo hizo de nuevo.

El Fideo tuvo la suya, una mordida que se fue mirando el palo. Miles de pibitos soplaron como si la pelota fuera de papel. El arquero hizo lo mismo pero para el otro lado. Messi se fue aplaudido por un pueblo a los ochenta y pico. Di María sonrió cuando el crack le colocó la cinta. De Paul jugó todo el partido igual. Todo Ecuador sabía que con un gol en contra el mundo estaba en bajada. A las 23.00 Messi sonrió otra vez pero había tres estrellas en su pecho.

Detalles

Estadio: Monumental (Buenos Aires, Argentina)
Árbitros: Wilmar Roldán, Alexander Guzmán y Wilmar Navarro (colombianos)

Argentina (1): Emiliano Martínez; Nahuel Molina, Cristian Romero, Nicolás Otameni, Nicolás Tagliafico; Rodrigo de Paul, Enzo Fernández, Alexis Mac Allister (75’ Leandro Paredes); Nicolás González (61’ Ángel di María), Lautaro Martínez (75’ Julián Álvarez) y Lionel Messi (87’ Exequiel Palacios). Entrenador: Lionel Scaloni.

Ecuador (0): Hernán Galíndez; Roberth Arboleda, Félix Torres (80’ Ángel Mena), William Pacho; José Hurtado (80’ Ángelo Preciado), José Cifuentes (66’ Joao Ortíz), Carlos Gruezo, Moisés Caicedo, Pervis Estupiñán; Gonzalo Plata (66’ Kevin Rodríguez) y Enner Valencia. Entrenador: Félix Sánchez.

Gol: 77’ Lionel Messi (A), tiro libre al ángulo.