La fiesta quedó en el Cerro. El fin de semana se definió el último cupo a Primera División y fue de Rampla Juniors, que celebrará su cumpleaños número 110 jugando en la cancha grande. Los picapiedras fueron los últimos en meterse al playoff por el tercer ascenso, pero eso no les impidió hacerse fuertes y vencer a los que fueron de los mejores durante casi toda la temporada, Juventud de Las Piedras y Uruguay Montevideo.
En la cancha
Fue en el Parque Artigas de Las Piedras. Rampla llegaba con la ventaja del partido en el Olímpico, cuando en su casa se impuso por 2-1. Juventud no pudo revertir el resultado y así los picapiedras tomaron el tercer ascenso de la Liga Profesional de Ascenso, que ya tenía a Miramar Misiones y Progreso en primera.
La gente picapiedra llegó entusiasta en energía y cantidad. Quizá la ventaja motivó a ello, pero también es parte de su identidad acompañar siempre. El público local se arrimó, pero en menor volumen.
El entorno encuadró para todo: bellísima jornada estival y un campo de juego que coqueteaba con el sol radiante. El verde césped pareció pegarle bastante mejor a la visita, que, a pesar de llegar con ventaja, no se guardó nada. Salió a buscar con movilidad en ataque y pelotas precisas que motivaron al público, que llegó desde el Cerro y alrededores.
El local, por el contrario, impreciso, apurado, casi nervioso por la instancia. En defensa, débil, y en propuesta ofensiva, magro.
El picapiedra disfrutó el inicio dinámico, que lo llevó a tener jugadas claras. Picardía colectiva por izquierda, con un Maximiliano Añasco superlativo en el trámite. Esto llevó a que Gonzalo Barreto tuviera un buen enfrentamiento con el golero Federico Varese, pero este le ganó en buena forma.
El ambiente empezó calmo, pero, sumado a la pasividad del equipo local, que debía ir en busca de todo, dejó un inició poco competitivo.
El salvador pedrense fue el parate que el juez Pablo Giménez hizo para que los protagonistas refrescaran sus cuerpos ante un sol pleno. Esto llevó a que, al regreso, Rampla no fuera el mismo, aunque Juventud tampoco mostró otra cara. Sí pudo plantarse más adelante y tener atisbos de ataque, aunque nada claro.
La primera parte terminó como arrancó: con otra clarísima para Rampla por parte de su distinguido punta Añasco, que definió solo, pero que nuevamente tapó bien Varese.
Mayor desprolijidad, más entretenido
Eso que faltó el local lo comenzó a mostrar en la parte complementaria. Otras ganas, otro empuje, más allá de las planificaciones. Juventud pudo encontrar esa pizca de querer, de saber que necesitaba ir por ello. Facundo Vigo se mostró como el faro técnico en el ataque con gambetas y algún disparo. Era otra señal para quienes se arrimaron a alentar a los pedrenses.
El trámite en general se acható en calidad, pero no perdió la cuota de interés. Juventud, cada vez más jugado, dejó espacios amplios para que la visita tomara provecho de eso. No fue tal: a Rampla le costó aun con un jugador extra –al cierre del primer tiempo fue expulsado Pablo Pírez en Juventud– y ello se agravó cuando fue expulsado el volante Matías Núñez en los picapiedras, a 25’ del final del partido.
El final fue un ping pong de ataques y defensas, transiciones abiertas con la casi inexistencia del mediocampo, pero sin goles.
En fin, un ascenso no se mide con nada, pero los de Nicolás Vigneri –que ya son de la A– se pueden quedar con esa primera parte que prometió, pensando en lo que se viene.
Hechos lamentables
Cuando se dio el pitazo final y se supo que Rampla Juniors ascendía, una parte de la parcialidad ramplense invadió la cancha. Lo hizo rompiendo el tejido, para festejar que volverían a Primera, pero también para sobrar a los jugadores de Juventud de Las Piedras.
Hubo reclamos al árbitro por parte de los pedrenses, pero después de varios minutos la situación terminó en batalla campal con corridas y golpes entre los propios futbolistas de Juventud y varios hinchas de Rampla.