Nacional abandonó la punta del Clausura, su último tren para alcanzar la pelea por el Uruguayo, y dejó a Peñarol de cara a la última fecha con dos puntos de ventaja para obtener el Clausura y, por tanto, por haber ganado ya el Apertura y la Anual, quedarse con el Uruguayo 2024.
El empate sin goles ante Danubio en el Viera fue un partido en el que los franjeados estuvieron mejor en buena parte del encuentro y Nacional nunca logró generar un juego que pudiera desequilibrar a los de Maroñas. En todo caso, lo pudo haber ganado Danubio. Nacional, aunque nada está decidido, ha quedado sin depender de sí mismo para la última fecha, cuando Peñarol enfrenta al descendido Fénix y los tricolores a Boston River.
Complicado de principio a fin
Ya a los dos minutos de juego el panameño Luis Manotas Mejía realizó una atajada impresionante ante un cabezazo del interminable Sebastián Papelito Fernández. Iban sólo dos minutos y unos segundos antes del tiro de esquina Nicolás Ojito Rodríguez había hecho un cierre fenomenal ante Cristhian Tizón: el tráiler de una película de terror para los bolsos.
Aquel principio del partido fue un mal momento para los tricolores, que a pesar de que intentaron acomodarse sólo recibían ataques e insinuaciones ofensivas de los danubianos.
Pero no sólo fue el principio de partido, cuando la presión y la aptitud física de los danubianos parecía avasallar cualquier intento de juego de los tricolores. No, no fue sólo eso. Nacional la pasó mal, tirando a muy mal en todo el primer tiempo, porque no pudo controlar a su rival en las transiciones, pero además porque nunca vio la luz de una posible acción desequilibrante. Nada. No salía nada. Diego Polenta fue el mejor lanzador y, por tanto, generador de juego de Nacional, pero resulta que Polenta juega de zaguero izquierdo y no puede tener mucho recorrido por su físico pesado. ¿Y los otros? No pudieron combinar, y el único futbolista capaz de desequilibrar por sí mismo en cualquier momento es Nicolás Diente López, que intentó armar alguna medio maradoniana que no terminó como las del Diego.
Cuando se veía venir el fin
Danubio fue intenso y siguió una receta preparada, ajustada y bastante simple, metiéndole velocidad con Lucas Sanseviero y Tizón, pausa y calidad con Maxi Cantera y el peligro de Fernández. Impresionante el Seba, próximo a cumplir los 40, y si Bielsa quiere lo podría usar en algunos últimos 15 que sobren por ahí.
No hubo forma en la primera mitad para los de Martín Lasarte, que para el inicio del segundo tiempo decidió poner en cancha en su retorno a Ruben Bentancourt, quien sustituyó a Alexis Castro.
Con el delantero en cancha en combinación con López cambió la postura ofensiva de los bolsos, que en tres minutos tuvieron situaciones realmente peligrosas, con una pelota en el caño y otra gran atajada de Goicoechea.
Pero no todo fue así. Es cierto que hubo un par de jugadas en el área de Goico donde la pelota pudo haber estado cerca de las redes, pero poco a poco todo se fue diluyendo, y trabando, trancándose emocionalmente.
En Nacional entró Diego Zabala, entró Mauricio Pereyra, pero no apareció el juego ni la creatividad. Después los jóvenes Meireles y Petit, pero tampoco.
Danubio también metió cambios pero no se agazapó ni puso la bañadera, y al final claramente lo pudo ganar.