River Plate y Cerro jugaron un atractivo partido mañanero este martes en el Parque Federico Omar Saroldi del Prado, por la penúltima fecha del Torneo Clausura. River Plate, como hacía años no pasaba, tenía la urgencia de ganar para zafar del descenso. Por su parte, Cerro, es otro de los que están en la danza de nombres que podrían irse a la B ―o volver, en cualquier caso―.
No hay demasiadas sorpresas. Progreso, Miramar Misiones y Rampla Juniors, que ascendieron, conservan cierta ventaja matemática y dependen de sí mismos, lo que no siempre es más liviano. Progreso tuvo un gran arranque y eso le permitió incluso soñar con las copas. Algo similar le pasó a Cerro, aunque los puntos perdidos, sobre todo en la segunda mitad del año, lo depositan en esta discusión.
Lo cierto es que River Plate debía ganar para zafar definitivamente del descenso y cerrar el embudo por el que ya cayó Deportivo Maldonado y, pendiendo de sí mismo, está a punto de caer el ave, a punto de cortar con el dicho de que “Fénix no baja”, salvo que ocurra el milagro que también es parte del asunto. Sin embargo, la primera jugada de peligro del partido fue para Cerro, en los pies del mejor de los albicelestes, el colombiano Joshuan Berríos. El muchacho apiló rivales y habilitó al argentino Horacio Tijanovich, que remató apenas desviado.
River respondió y creció de la mano de los Joaquines. Zeballos y Lavega son dos jugadorazos. Zeballos cabeceó desviado un centro de su tocayo para avisar que ahí estaba River. Otro de los buenos jugadores del equipo que dirige Francisco Palladino, el seleccionado Juan Cruz de los Santos, pateó de lejos y rescató un suspiro de la tribuna nerviosa. Aunque Berríos volvió a tejer una respuesta de Cerro cuando se juntó nuevamente con el argentino y terminó el colombiano por patear desviado, River estuvo más cerca de abrir el score. Fue con una avivada del paraguayo Matías Alfonso, que habilitó a Joaquín Lavega y este eludió en la carrera al portero Mathías Cubero, que salió despavorido, pero definió defectuoso para bajarle la cortina al primer tiempo.
La segunda mitad también fue inaugurada por el local, tras un buen desborde de De los Santos que fue desnivelante y habilitó a Thiago Galetto, que pateó recto a la humanidad del buen arquero Cubero. River se sintió cómodo con el empate que parecía cantado, mientras que Cerro mostraba algo más de desesperación. Frente a un River quizás con otra solidez, Ignacio Pallas apeló a los cambios en Cerro. No quería saber nada con mirar abajo. Yonathan Gorgoroso llevó el equipo adelante; un buen equipo el de Cerro, sin embargo. Consiguió un gol que valía un ciento, pero Alejo Macelli estaba en posición fuera de juego. Lo quiso el equipo de la Villa.
Cuando cayó la lluvia todo se tornó más épico, cambiaron jugadores empapados por jugadores secos. Fue River, en una buena jugada que cruzó dos veces el área, el que rompió la paridad. Thiago Galetto, de los más presentes en el equipo local, encontró en el segundo palo la jugada hilvanada de lado a lado. Convirtió para el delirio y River agarró la pelota en los últimos diez minutos bajo una primavera torrencial. El Keke Cristian Almeida sacó una pelota en la línea. Cerro quiso hasta el final, pero River supo sostener.