Manuel Alejandro Suárez Montero, más conocido como Manny, viene de ser el jugador más valioso de la Liga Sudamericana, siendo fundamental para que Nacional se consagrara campeón del torneo continental siendo el primer título internacional en la historia del bolso en su rama básquetbol.
Su historia es particular. Nació en Nueva Jersey el 12 de noviembre de 1993, tiene 31 años. Su padre es español y su madre chilena, él tiene las tres nacionalidades. Arrancó tarde en el básquetbol, a los 11 años. Quería ser futbolista como su padre, que llegó a ser compañero de equipo de Diego Armando Maradona.
Manny era más alto y lo cautivó el baloncesto. Tuvo buena trayectoria en la universidad y en algún momento coqueteó con la NBA. En 2015, durante una misa, tuvo un problema cardíaco, se le detuvo el corazón y lo reanimaron con un choque eléctrico. Si bien se pensó que no iba a poder seguir practicando el deporte, gracias a la medicación pudo continuar.
Jugó varios años en Europa: en el ascenso español, en Hungría, Bulgaria y Estonia. Además, defendió varias camisetas en Chile. Desde 2018 juega en la selección trasandina y, hace poco, fue figura en el gran triunfo ante Argentina, país al que los chilenos estuvieron más de 60 años sin ganarle.
Llegó a Nacional para la presente temporada. No sabía absolutamente nada de Uruguay, pero su padre le dijo que podía ser un buen lugar para este momento de su vida personal. El principal motivo: acercarse a su casa. En enero será padre por primera vez, se viene Isabella Suárez.
¿Cómo fueron las primeras sensaciones tras consagrarse en la Liga Sudamericana?
Fue genial. Cuando llegué al club fue para ganar todo. Fue muy especial lograrlo con mis compañeros, nosotros somos hermanos, peleamos todos los días en los entrenamientos para mejorar, estamos muy juntos en la cancha y en los partidos. Aquí el apoyo del fan es a otro nivel. En mi carrera nunca viví algo así. Cuando terminó la final, el público entró a la cancha, vi gente llorando de emoción y felicidad. Todo eso es algo que seguramente nunca voy a volver a vivir.
¿Cómo viviste el partido decisivo ante San Lorenzo?
Nosotros sabíamos que era el último partido para ser campeón, iba a ser difícil. El baloncesto es así, en los primeros minutos estábamos mejor pero en los próximos mejoró San Lorenzo. Estoy feliz por la forma en que llegamos al cierre como equipo. El capitán Patricio Prieto nos juntó y nos dijo que lo íbamos a ganar todos juntos, que lo defensivo era lo más importante y así fue.
¿Qué representó para vos ser elegido el mejor jugador del torneo?
Fue muy genial. Mi mamá es chilena y yo tengo sangre sudamericana. Juego por la selección de Chile. Fue la primera vez que este equipo de Uruguay ganó la Liga Sudamericana, pero también la primera vez que un chileno fue MVP. Fue histórico. Estoy tratando de ser ejemplo para los niños de allá, es algo que me gusta, quiero mostrarles que con trabajo puedes apuntar a ser tu mejor versión en cualquier deporte.
Otra historia
¿Qué te sorprendió del básquetbol uruguayo?
Acá juegan mucho más físico que en Europa, se puede pelear más sin que te cobren falta. Me estoy tratando de adaptar. El resto es parecido, la competencia me encanta. Pero lo mejor de aquí son mis compañeros, compartimos mucho luego del entrenamiento, todos se quedan mejorando el tiro, la técnica individual o el físico en la sala de pesas. Este club es muy lindo y todos tienen amor para mejorar. De mi parte, hago todo lo que sea posible para ayudar al equipo a ganar. Defender, anotar o lo que sea necesario. Pienso que por ahora vengo haciendo un buen trabajo.
Nacional fue campeón invicto en la Liga Sudamericana y tampoco ha perdido por Liga Uruguaya. ¿Qué expectativas te genera?
Venimos muy bien, pero estamos tranquilos, sabemos que en algún momento vamos a perder y no hay que desesperarse. Ojalá que no, pero es parte del deporte. Lo que me deja más feliz es que estamos enfocados en mejorar en cada entrenamiento y que en los partidos jugamos como familia, no individualmente.
¿Qué te gustó de Uruguay como país?
Antes de llegar no sabía nada de Uruguay. Me encanta la rambla. No salgo mucho, voy del entrenamiento a mi casa, enfocado en ganar. Hay mucha cosa que quiero conocer de aquí pero ya habrá tiempo. Los asados me encantan, no sólo por la comida que es muy rica, sino por la buena onda de mis compañeros.
¿Por qué elegiste jugar en Nacional?
Mi esposa está embarazada y en enero voy a tener mi primera hija. Ellas están en Texas. En Europa la diferencia horaria es muy larga, a veces teníamos 6 o 7 horas, y estaba a 17 horas de vuelo. Acá son sólo tres horas de diferencia, eso me permite estar muy conectado con ella, con los doctores, seguir el embarazo muy de cerca. No estoy ahí, pero estoy presente y eso me deja contento. Ahora en las fiestas puedo ir porque se para el torneo y además Nacional me permitió viajar dos semanas extra para quedarme al nacimiento de mi hija. Me pierdo tres partidos. Eso llevó a que eligiera estar acá. Me encanta el trato de las personas de este club, saben que la familia es lo primero. Queremos salir campeones y ser los mejores de la Liga Uruguaya, pero ser papá por primera vez es lo más importante de la vida. Fue algo genial para mí, es muy importante que todos en Nacional entiendan mi situación, que nos traten como personas y no como objetos. En Europa es todo muy frío y sólo quieren que uno juegue sin importar todo lo demás.
¿Cómo estás viviendo la paternidad a distancia?
Agradezco a Dios por el regalo de ser papá y que el proceso sea todo muy bueno. Estoy muy feliz porque todo va bien. Obviamente me entristece no estar al lado de mi esposa en este momento, pero sabemos que tengo que hacer el sacrificio por mi familia. Mis compañeros hacen un buen trabajo conmigo, me preguntan, se preocupan para saber cómo está todo. Si estoy hablando por Face Time, ellos pasan y saludan a mi esposa. Eso es genial, son pequeños detalles con los que ellos me apoyan a mí como persona, me valoran más allá de que sea un buen jugador.
¿Por qué decidiste jugar por Chile?
Por mi mamá. Nació en Santiago y me inculcó el amor por ese país. Ella se fue de joven a Estados Unidos. Yo llegué en 2018 a jugar por la selección chilena. Ahora estamos haciendo historia, le ganamos a Argentina. Tengo historias y fotos para mostrarle a mi hija de lo que pude hacer por el país.