El evento conocido como Super Bowl llega a su edición 58 y el concierto musical del entretiempo (de 12 minutos, pero que se extiende un tramo más) siempre da charla abierta. Sea por el artista en particular -que en la ocasión será el rapero Usher-, por la expectativa del montaje escénico o por firuletes comerciales -un aviso de 30 segundos cuesta siete millones de dólares-, el evento atrapa a una audiencia masiva mundial que poco tiene que ver con la disciplina en cuestión.
La invitación también pasa por el espectáculo propiamente deportivo. Como uno de sus deportes dominantes en Estados Unidos, el desarrollo atlético profesional de la NFL es para anotar y admirar. Con inversiones monstruosas que no se limitan a la élite profesional, sino que incluyen la trazabilidad juvenil de desarrollo deportivo-personal que hace la diferencia.
Mañana se enfrentan los dos mejores equipos de la temporada. Kansas -vigente campeón- viene de obtener su conferencia con el liderazgo de su mariscal Patrick Mahomes -poner el ojo aquí- y San Francisco viene de campañas muy buenas y ahora intenta sacarles el trono a los dirigidos por Andy Reid.
Aunque puede resultar entrecortado para el gusto rioplatense, el futbol americano tiene sus líneas. Se puede fijar la vaga idea general de que quien llegue hasta el fondo del campo contrario con la pelota controlada o quien ponga el ovoide través de un pase aéreo ponga el ovoide en la zona pintada final, anota. También se pueden hacer goles de campo (se patea el balón hacia un arco similar al de rugby).
En todo caso, la cita convoca, más allá del conocimiento de este tipo de fútbol, por la magnitud del evento, en lo mediático y en las formas de vivirlo de sus protagonistas.
Kansas City Chiefs ve San Francisco 49ers. Domingo a las 20.30. Transmiten ESPN y Star +.