Rampla Juniors y Boston River cerraron la primera fecha del Torneo Intermedio con empate 1-1 en el Parque Palermo, partido que valió por el grupo B. Juan Manuel Gutiérrez puso adelante al sastre a los 15, mientras que igualó Nicolás Royón en el inicio del complemento.
El hecho, una tarde oscilante entre un veranillo mental y el martes. El frescor de la semana cuando los árboles ganan la sombra en el Palermo. Rampla Juniors y Boston River, todo de nuevo. El sastre de Jadson Viera de buen Apertura, con dos delanteros de selección como lo fueron en Costa Rica Bruno Damiani y Emiliano Gómez. Rampla Juniors, por su parte, pareció entender la onda de Edgar Martínez, y por fin encontrar una forma. Ejerció presión sobre el rival los primeros minutos, y aquello sometió al Boston como en pelea de perros. El sastre es un equipo inteligente y supo defender como estrategia. A Rampla le faltó claridad, aunque Nicolás Dibble cansó a los rivales.
Cuando sacó la cabeza del agua, el sastre tuvo una chance con Damiani, y en la siguiente robó con Agustín Amado, que sacó pecho y comandó un ataque rápido y certero. Jadson pareció verlo venir, esa cosa automatizada que también es bella. Amado abrió para Gómez, que ya sabía qué hacer. Tirar un centro por bajo que haga una curva por delante de todos los jugadores que haya. Pudo haber sido Damiani como número nueve, pero fue Gutiérrez que atravesó el área con una diagonal.
Rampla sintió el impacto del gol y Boston River se sintió cómodo. Hasta que Rampla volvió a la sintonía de apretar arriba, que parecía ser la fórmula. Entonces lo tuvo, y quizás lo merecía, con Dibble, que también lo merecía. Pero Juan González no quiso saber de nada y se quedó con el primer tiempo.
Amado fue de los mejores en el sastre e inauguró el segundo tiempo hilvanando una jugada colectiva con Damiani, que se la dejó servida. La pelota lamentó perderse contra los carteles. Pero en la respuesta de Rampla, Royón, que no la había encontrado en el primer tiempo, sintió la emoción del gol. Otra vez Dibble, esta vez desde la punta, mandó un centro medido, sabiendo donde Royón la iría a buscar. Este cabeceó, inatajable.
El partido no tuvo mucho más que eso, no fue un sinfín de chances erradas ni fueron figuras los arqueros. Pero fue un buen partido, que terminó en empate cuando de merecimientos no se trata. Aunque pudo haber sido para cualquiera.