La actividad de natación deportiva en el río Sena está prohibida desde hace más de un siglo por los elevados niveles de contaminación. Las autoridades de los Juegos Olímpicos de París invirtieron 1.400 millones de euros para mejorar la situación y que el río emblemático de la capital francesa estuviera apto para el baño durante la competencia, pero sus esfuerzos no fueron suficientes.

El Sena fue utilizado en la inauguración sin problemas, pero las intensas lluvias que se registraron entre el viernes y el sábado llevaron a suspender los entrenamientos de triatlón por la afectación en la calidad del agua. El triatlón tendrá el comienzo de la actividad oficial con la competencia masculina este martes a las 15.00.

La prueba –que el miércoles a la misma hora tendrá su competencia femenina– propone 1.500 metros de nado para los 56 deportistas de cada rama. De mantenerse la fijación original del evento, los competidores no contarán con instancias de entrenamiento.

Pese a que se anuncian lluvias para el 31 de julio en París, las autoridades olímpicas y el World Triathlon se mostraron “confiados” para no alterar el calendario, según expresaron en un comunicado. “Mañana [por el martes], todo estará restablecido”, dijo la alcaldesa de la capital francesa, Anne Hidalgo, en declaraciones a la radio France Bleu Paris. Consultada sobre cómo podía establecerse tan rápidamente el mínimo de contaminación establecido, Hidalgo señaló que, “gracias a todas las inversiones realizadas, la recuperación de la situación se hace muy rápidamente”.

Las actividades en el río Sena continuarán el 5 de agosto con la competencia de relevos mixtos, mientras que la prueba de nado en aguas abiertas está pactada para los días 8 y 9.

Un río con problemas históricos

Con motivo de los Juegos Olímpicos, luego de más de un siglo en el que sus aguas no superaban controles de calidad que lo dejaran apto para baños –la prohibición empezó en 1923, pero la gente se siguió bañando hasta 1950, cuando se prohibió definitivamente–, el Sena tuvo una campaña de limpieza y descontaminación.

Tras la limpieza, en junio la alcaldesa y el presidente de la República, Emmanuel Macron, tenían previsto bañarse en las aguas del Sena como muestra de que la contaminación era cuestión del pasado.

Ante esto, un grupo de activistas que se oponían a la realización de los Juegos Olímpicos en París hicieron una campaña bajo el hashtag #JeChieDansLaSeineLe23Juin (Me cago en el Sena el 23 de junio), y ni Macron ni Hidalgo se tiraron al agua en la fecha prevista.

Recién fue un mes después que la alcaldesa se dio su chapuzón en el Sena, vestida como si fuera a una carrera de natación: lentes de piscina y traje de neopreno. Lo hizo junto al presidente del comité organizador de los Juegos Olímpicos, Tony Estanguet, y el prefecto de la región Isla de Francia, Marc Guillaume. El lugar elegido para el nado fue cerca del Ayuntamiento de París, uno de los tres lugares habilitados para el baño.

El río inaugural

La ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de París 2024 fue una sola, singular, única; sin embargo, para sus protagonistas y para los millones y millones de receptores fueron muchas, muchísimas, las visiones posibles del evento.

La primera, la más sentida, la original fue la de los deportistas. Las 206 delegaciones de participantes disfrutaron plenamente de su paseo por seis kilómetros a través del río Sena en esta inédita versión de una inauguración olímpica.

Otra, y seguramente la ceremonia inaugural más vista y la que será recordada de esa manera, fue la del espectáculo televisivo que los switchers de la transmisión fueron engarzando de distinta manera, siguiendo un guion previsto, con los deportistas en sus barcos, pero también decenas de situaciones callejeras y otras muchas de espectáculos musicales artísticos y únicos.

La diversidad de Francia y su lema nacional “Libertad, igualdad, fraternidad” fue el eje temático de la fiesta inaugural diseñada por el laureado director de teatro francés Thomas Jolly, con 3.500 artistas en escena.