Cuando a las 23.23 de París, a los pies de la Torre Eiffel, Celine Dion irrumpió ante el mundo entero cantando con enorme heroicidad, emoción y sensibilidad el Hymne à l'amour de Édith Piaf, los Juegos Olímpicos de París 2024 habían alcanzado el cenit en el mismo momento de su inauguración.

Apenas unos segundos antes, los deportistas franceses Teddy Riner, tricampeón olímpico en judo, y Marie-José Perec, ganadora de tres medallas doradas en Barcelona 1992 y Atlanta 1996, encendieron el pebetero, que fue elevado por un globo aerostático de 30 metros de altura y está situado en el Jardín de las Tullerías, junto al Louvre, la Plaza de la Concordia, los Campos Elíseos y el Arco del Triunfo. 

Antes, cuando la ceremonia ya llevaba casi cuatro horas, la llama había sido recibida por Zinedine Zidane, el crack francés hijo de argelinos que se la cedió a Rafael Nadal, que la condujo en lancha junto a Serena Williams, Carl Lewis y Nadia Comaneci. Luego se la dieron a Amélie Mauresmo y a Tony Parker, y al nadador Alain Bernard.

Después, el fuego, el del pebetero y el de Celine Dion. Impactante, estremecedor, el espíritu olímpico en acción.

Habían empezado en los corazones de millones de personas los Juegos Olímpicos. Había terminado una de las ceremonias inaugurales más grandiosas e inolvidables del acontecimiento que, en tiempos de paz, genera el mayor foco de atención del mundo.

Un espectáculo único

Aquí estuvieron los que abonaron su ingreso hasta 2.000 euros para estar cerca de uno de los espectáculos y así mismo tener su vista al Sena desde el Puente de Austerlitz hasta el Puente de Jena. Además, hubo múltiples espectáculos, incluyendo presentaciones de artistas como Lady Gaga y Aya Nakamura.

La ceremonia fue ponchando espectáculos de luces, puestas en escena y acrobacias a lo largo del recorrido junto al momento de presentación de cada una de las delegaciones y el tradicional encendido del pebetero y el juramento de los atletas, que fue en la Plaza de Trocadero, donde quedará montado el Parque de los Campeones. Por allí, a partir del lunes, desfilarán los ganadores de medallas el día posterior a su consagración.

Las distintas barcazas con las representaciones olímpicas de las distintas naciones pasaron debajo de 23 puentes del río Sena, lugares a los que sólo se podía acceder con autorización y entradas. 

Hubo otras locaciones mucho más restringidas de ingreso gratuito a las que, para poder llegar, había que pasar por muchísimos filtros de seguridad en una ciudad que prácticamente quedó bloqueada de manera absoluta desde la madrugada. 

Vista del río Sena mientras pasa la delegación de Francia.

Vista del río Sena mientras pasa la delegación de Francia.

Uruguay en los Juegos Olímpicos 2024

María Sara Grippoli, que compite en taekwondo, y Emiliano Lasa, que compite en salto largo, fueron los abanderados uruguayos en una delegación que no pudo estar completa en el barco de Uruguay y compañía (había tres delegaciones más) porque no estaban allí Bruno Cetraro (remo single, que compite este sábado), Hernán Umpierre y Fernando Diz (de vela, que compiten el domingo), Éric Fagúndez (ciclismo, viene de competir en País Vasco) y Santiago Catrofe (5.000 metros de atletismo, que llega a París el 30).

La delegación uruguaya, bajo lluvia, pasó apenas unos segundos por las pantallas uruguayas y del mundo a las 16.50 hora local, casi tres horas después de iniciado el desfile.

La delegación uruguaya que, como la primera aparición olímpica celeste justamente hace 100 años en Paris 1924 consta de 25 participantes, ya tuvo acción a través del rugby seven -que este sábado enfrenta a Japón por el undécimo puesto- y continuará con la participación de Bruno Cetraro en remo, categoría single abierto.