Nacional volvió a ganar y se recuperó del empate ante Defensor Sporting en la fecha pasada. Le costó hacer el primer gol, pero después de abrir el marcador manejó el resultado con tranquilidad, terminó goleando 3-0 a Progreso y su hinchada despidió al equipo al grito “el domingo cueste lo que cueste…”. Sí, todos piensan en el clásico.

La bendita pelota quieta es la llave más utilizada para abrir cerraduras complejas en el fútbol uruguayo. Figurita repetida, pero no por eso deja de ser efectiva. Nacional aprovechó un derechazo de Sebastián Coates en los descuentos del primer tiempo para abrir el partido ante los tejanos, que, hasta ese momento, venían cumpliendo el plan de limitar a su rival.

Fue un córner desde la izquierda que tuvo un leve desvío en el primer palo. Coates la paró y sacó un derechazo letal, seco, imposible de frenar para Nahuel Suárez, a quien ni siquiera le dio tiempo de tirarse. El tricolor se fue al descanso con la calma que pudo ser temporal.

Ya con el resultado en el bolso, Nacional estuvo más cómodo en el segundo tiempo. Cuando Carlos Canobbio dio la indicación de que Progreso pasara a jugar 4-3-3, hubo un desajuste en la banda derecha, Exequiel Mereles aprovechó para jugarle el pie a pie a Nicolás Fernández, que sin oficio de marca fue desbordado por el desfachatado puntero, que se dio el gusto de anotar su primer gol con la casaca alba en el Uruguayo.

En 15 minutos del segundo tiempo estaba liquidado. En la tribuna la gente cantó pensando en el clásico ante Peñarol: el gran objetivo tricolor, por el partido en sí, pero también para descontar puntos en la Tabla Anual y meterse de lleno en la pelea por el Torneo Clausura.

No encontró el camino

Con la cabeza en el clásico, Nacional empezó a jugar con Progreso más preocupado por lo que pueda pasar siete días más tarde en el Gran Parque Central. Le costó establecerse en el partido más allá del dominio de la pelota y del territorio. El gaucho lo esperó con dos líneas de cuatro bien plantadas y los dirigidos por Martín Lasarte carecieron de circuitos, no funcionó siquiera el tándem por derecha entre Leandro Lozano y Antonio Galeano, que insinuó más de lo que concretó.

Lo mejor del tricolor fue cuando Nicolás Diente López salió del área y tomó contacto con el balón y en alguna transición en la que buscó agarrar mal parado al rival, pero generalmente falló en la definición de la jugada, ya que ni Rodrigo Chagas ni Alexis Castro estuvieron certeros en el último pase. El Diente tuvo la más clara, en un cabezazo que Suárez tapó a boca de jarro promediando la primera mitad.

Progreso se limitó demasiado a defender, recién en los últimos 15 minutos se animó a conocer el territorio ofensivo. Tuvo dos remates interesantes, el primero en los pies de Pablo Caballero, que obligó una notable atajada de Luis Mejía tras buena jugada colectiva; el árbitro Javier Burgos cobró saque de arco cuando era claro tiro de esquina. La segunda fue un zurdazo del lateral Jorge González, que vio el hueco y desafió al panameño, a quien le complicó el pique, pero igualmente logró sacarla con el cuerpo.

El sueño del pibe

Mereles ingresó por Galeano para el inicio del segundo tiempo. Martín Lasarte lo colocó de puntero izquierdo, posición en la que no ha encontrado buenos rendimientos a lo largo del año. El pibe que llegó de Atenas para jugar en la Tercera de a poquito se va mezclando en el primer equipo. Venía de anotar entre semana por Copa Uruguay.

Poco más de 15 minutos le alcanzaron para ponerle el cerrojo al trámite. Anotó el segundo gol y asistió de forma notable de izquierda a derecha para Jeremía Recoba, que un minuto después de ingresar convirtió el tercero en definición cruzada por abajo.

Mereles los volvió locos a todos. Sobre el final, una falta de Gonzalo Castillo en la puerta del área lo sacó del partido. El gurí de 18 años intentó volver, pero no pudo. Nacional ya no tenía cambios y terminó jugando con diez los últimos minutos.

Progreso sumó su octavo partido sin ganar. En el Clausura sólo sumó un punto en cinco presentaciones y todavía no anotó goles. Sigue en puestos de clasificación a Copa Sudamericana, pero su campaña, al contrario del dólar, viene a la baja y de a poco comienza a preocuparse con el descenso, que parecía lejano.