Nacional obtuvo su segundo clásico consecutivo de 2025, en este por las que duelen: el bolso le ganó 2-1 a Peñarol y levantó el primer título del año, la Supercopa Uruguaya. Es la tercera copa de estas que consigue el tricolor, alcanzando a Liverpool como los más ganadores.

Dentro de un juego colectivo parejo, con un funcionamiento que mostró buen ensamble tanto para defender como para atacar, Nacional tuvo algunos jugadores que estuvieron con muy buen nivel: Luis Mejía, una garantía en el arco; Sebastián Coates y la seguridad como patrón del fondo; Jeremía Recoba, cada vez más titular en el tricolor de Martín Lasarte, jugador clave no sólo por haber metido el segundo gol, y Nicolás López, el que la tribuna reclamaba y dio la talla como abanderado de la delantera.

Este es el análisis individual de los jugadores del campeón.

Luis Mejía: el panameño tuvo una noche muy segura, siendo importante tanto por arriba como por abajo; además, estuvo muy bien ante tiros lejanos de Leo Fernández y Jaime Báez (y nada que hacer en el gol recibido).

Lucas Morales: lo atacaron mucho y por momento lo hicieron sufrir, sobre todo a sus espaldas; producto de eso no pudo soltarse tanto al ataque.

Sebastián Coates: su nombre calza a la perfección en esta clase de partidos. No perdió una pelota por arriba y fue el salvataje cuando falló su compañero de zaga.

Julián Millán: luces y sombras del colombiano en su segundo clásico. Lo mejor: cada vez que salió jugando. Lo peor: perdió varios mano a mano.

Gabriel Báez: el paraguayo tuvo una actuación similar a la de su compañero de la banda derecha; tal vez terminó cerrando mejor el partido, clausurando su sector.

Nicolás Rodríguez: buen trajinar en la mitad de la cancha, un sector donde se adaptó bien, con buen ritmo para la marca y mejor pase cuando roba y ataca.

Christian Oliva: dejó todo; fue un Pac-Man a la hora de cortar, situación de juego que por lo general hizo bien, sobre todo sacando lejos de la zona de influencia a Leo Fernández.

Franco Catarozzi: desdoble y proyección en la mitad del terreno, como si hubiera jugado siempre en Nacional (apenas es su segundo partido).

Diente López: estaba en deuda desde el clásico pasado, donde no le salieron las cosas; en este se reivindicó, siendo certero en la ejecución del penal que puso adelante a los suyos, y en el segundo tiempo manejando la pelota (hasta que se cansó).

Jeremía Recoba: hizo un muy buen primer tiempo, tanto en defensa como en ataque; provocó la mano del penal a favor, cosa que no es poco, y además la mandó a guardar poniendo el 2-0.

Bruno Damiani: lucha todas; si bien en estos dos clásicos no ha sido un 9 goleador, sí ha sido un atacante importante, ya sea en la marca en la salida rival como en ir al choque buscando segundas pelotas.

Jairo Amaro: entró por Catarozzi con una encomienda: continuar la marca cercana a Leo Fernández; lo hizo bien.

Lucas Villalba: rápido, siempre con la intención de ir a presionar en la salida rival; esta vez no pudo desequilibrar con sus contragolpes.

Rómulo Otero: el venezolano iba a debutar el clásico pasado, pero un problema familiar se lo impidió. Esta vez sí jugó, lo hizo casi media hora sustituyendo a Recoba y fue de más a menos.

Diego Herazo: después de un clásico pletórico, volvió a entrar en el segundo tiempo por Damiani. Lejos de convertir, anduvo a los empujones con sus rivales. Uno de ellos terminó en escaramuza y se fue expulsado.

Diego Polenta: no iba a jugar, pero la lesión del colombiano Millán hizo que saltara a la cancha en el cierre. De inmediato le dieron la cinta de capitán. Jugó con experiencia, sin complicaciones, y terminó levantando la copa.