La historia de los clubes la escribe su gente: sus jugadores, sus hinchas. Pero en Albion, que ascendió a Primera por segunda vez en su historia, Joaquín Boghossian encontró otra fórmula para la tinta. Por un lado, acercar a los jugadores más fieles que tuvo cuando dirigió Uruguay Montevideo. Por otro, nutrirse de futbolistas de experiencia con más de mil batallas. A decir de Pablo Lacoste, “dos mil, dos millones”. El Coco, uno de esos futbolistas, que además portó la cinta de capitán y llevó a Albion al campeonato de la B, jugó años en Cerro y años en Racing, dejó su marca y se fue marcado por la pasión de dos clubes acunados por el barrio. Su escuela fue Danubio, por cercanía, por contexto, pero Racing le permitió “todo el desarrollo profesional”. En conversación con la diaria contó: “Me formé en Danubio, hice infantiles, hice juveniles, mi hijo más grande juega en el club, nací en Villa Española, tiene todo que ver con Danubio, pero no me pude desarrollar como jugador hasta que Racing me agarró a los 19 años”.
¿Y vos quién sos?
“Estaba en Danubio en quinta, Sebastián Taramasco era ayudante de Julio Ribas en Juventud. Me quisieron llevar a Via Reggio [torneo juvenil en Italia en el que competía Juventud], pero Danubio no me dejó ir. Hice la pretemporada en primera, se terminaba el famoso contrato de cinco años de juveniles, y quedé libre. No tenía nada para presentarme como futbolista porque no había jugado en primera y mi único lugar en el mundo era Danubio, no conocía a nadie como para decir: “Mirá que estoy disponible. Y ¿quién sos? Fue así, dije ¿quién sos?”. Los juegos de los niños en el patio dicen que los niños han crecido. Los padres también. Las camisetas de papá quizás signifiquen los colores de distintos momentos de la vida, como cambia el cielo con las estaciones.
“Las únicas dos personas que se acordaron de mí fueron Sebastián Taramasco y Osvaldo Streccia, que estaba de director técnico en la tercera de Racing y había sido técnico mío en la cuarta de Danubio”, continúa Pablo. “Con Racing entré en su viaje. La convivencia que tienen con el Club Sayago, Racing y el barrio está polenta. Eso Racing ha sabido mantenerlo; más allá del arribo de la sociedad anónima, en la asociación civil, en la directiva mantienen cosas que tienen que ver con Racing. Con el Racing Club de Montevideo. Eso no se toca”.
Racing lo acunó y le permitió vivir el sueño de futbolista. Defendió la camiseta con toda su existencia. Tras un salpicón que tuvo un pie en el fútbol de Albania y otro en Villa Teresa, el Cerro se abrió como un mundo. “Cerro me agarró más grande, pero me hizo vivir de todo. Un club que te enamora. Te enamorás de lo que significa Cerro, más allá de que hay una dificultad tras otra. Hablar de clubes grandes y chicos es muy relativo, pero en Cerro te encontrás con algo tan grande, pero grande de verdad, con mucha gente detrás. Un club exigente, demandante. El Tróccoli, el entorno. Es una camiseta pesada, te exige muchísimo. En la realidad de Cerro hay cosas que son inexplicables”.
Racing y Cerro fueron hogares donde el oficio se curtió. Donde se desarrolló el futbolista que quiso ser para ser el que terminó siendo: la estirpe del zaguero, la simpleza de la cercanía. Los clubes, dice Pablo, se conocen “estando un tiempo prudencial: empezás a ver comportamientos, empezás a conocer a los hinchas, a los funcionarios. Los funcionarios tienen el doble o el triple de años que vos en el club. Y te cuentan historias y te cuentan cosas, y así es como te aferrás, como generás pertenencia. Estuve nueve años y medio en Racing. Vi pasar compañeros, entrenadores, funcionarios, transformaciones dentro del club, obras, crisis, las buenas, otra vez las malas, y todos esos procesos”.
2.000 partidos trascendentes
Un ascenso es un logro para siempre. Aun en las historias mínimas de los pueblos, aun en las historias mínimas de los clubes, que se parecen a los pueblos, a los barrios, donde también viven los futbolistas que aman. “Volver a competir en primera le permite al club poner la historia de Albion arriba de la mesa”, dice.
Más allá de la transformación de Albion de los últimos años en un club formador, que incluso permitió que dos futbolistas de la institución sean parte del equipo de sparrings de Marcelo Bielsa, a partir de una estructura de sociedad anónima deportiva, señala Lacoste que “las raíces del club están presentes”. “El otro día hablábamos con Rodrigo Viega [también futbolista de este Albion], de que nada es definitivo, ningún logro, ninguna derrota; me tocó descender con Racing después de diez años en el club. El club tomó la decisión de no contar más conmigo, tenía 30 años y sentí que se terminaba. Voy a Cerro en 2020, explota la pandemia y descendemos con Cerro. ¿Cómo se sigue después de dos descensos seguidos?”.
Quizás en ese diálogo entre dos futbolistas esté la sustancia con la que se construyen las revanchas, o la magia en la que confió el técnico Boghossian. El Coco repasa aquel ascenso con Cerro que disputaron con Defensor y con Danubio, que desembocó en una final con el tradicional rival del barrio, Rampla Juniors. “Ahí te das cuenta de lo grande que es Cerro. Único, un barrio conmocionado. Fueron dos semanas de una intensidad que no viví jamás. Tengo pocos partidos trascendentes en mi carrera como para comparar, pero fue increíble”. Cuando le digo que sé que tiene, por el contrario, muchos partidos trascendentes en su vida, contesta: “2.000, dos millones. Sin dudas”.
El día de la familia
Llegué a Albion después de hablar con Joaquín [Boghossian], sentí que podía aportar en lo que él quería generar. El club quería acercarse más al barrio. Acercarse más a la B. A los partidos en el Parque Maracaná, a los partidos con Uruguay Montevideo. Es que más allá de que tenés que tener calidad, tenés que tener condiciones, herramientas, en la divisional también te tenés que poner un poquito perro. En esa búsqueda habló el Flaco conmigo, y él tenía muchas ganas porque venía viendo mucho potencial en juveniles formados en Albion, detalle que no es nada menor. Él quería que acompañara a esos gurises junto con Rodrigo Viega, Sebastián Ramírez, y trajo de Uruguay Montevideo a Federico Puente, Nahuel Roldán, Andrés Romero, que ya los conocía. Es fácil decirlo con el diario del lunes, pero él sabía que estaba armando una banda que no la iba a dejar pasar”. El Flaco, como le dice, fue un gran futbolista surgido en Cerro, de extensa carrera que incluyó pasos por Newell’s, Nacional y Red Bull Salzburgo. Como entrenador “la viene luchando”, destaca Lacoste. “Obviamente, en su etapa de futbolista tuvo una carrera espectacular, pero también supo guerrearla, era durísimo para marcarlo, es como la puerta”. Coincidimos en que marcar a Boghossian era adivinar lo que pasaba adelante, porque si abría los brazos era como estar en una carpa.
Pero además Boghossian como entrenador puso en práctica el plan de hacer entrenamientos abiertos para toda la familia de los futbolistas. Algo que resulta inédito y que terminó siendo fundamental. Más allá de los partidos en los que Albion perdió la chance de ascender, hasta conseguirlo, “estuvo lleno de familias”. “Hay una costumbre que Boghossian tiene”, dice Pablo, “Dos por tres hace entrenamientos abiertos para toda la familia. Los últimos dos entrenamientos había 100 personas, tíos, abuelos, veteranos de verdad que les decían a los nietos que querían ir. Entrenando con toda la línea lateral llena de sillas, abuelas, madres, hijos, hijas. Abuelos, padres, primos, perros, tíos, todo familia, toda la práctica. El día de la familia. No existe en ningún lado. Que vean los vínculos entre nosotros, fútbol reducido, la competencia entre nosotros y cómo nos tratamos; todo lo están viendo tu señora, tus hijos, tu madre, tu abuelo. Eso fue alimentando. Albion siempre mandó entradas para todo el mundo; en el primer partido éramos 40, con los funcionarios de la estructura de juveniles, gurises, mi madre, mi señora; el otro día éramos 500 personas. Mi tía de Maldonado quiso venir también; mi primo de Nuevo París, que no había venido nunca; la gente de Tacuarembó de Anderson Brum; Valentín Amoroso se vino con 14 de San Carlos. Todo eso nos dio energía y el grupo empujó para adelante”.