Peñarol tenía la premisa de ganar para mantener la ventaja sobre Nacional en la cima del Clausura y cumplió con creces. Colateralmente, el carbonero necesita ir afianzando el funcionamiento de cara a la definición del Campeonato Uruguayo y, por momentos, jugó muy bien. No tuvo a Leonardo Fernández por suspensión por quinta amarilla, baja que preocupaba en lo previo, pero los de Diego Aguirre no extrañaron a su figura.
Funcionó la dupla ofensiva con Matías Arezo y Maximiliano Silvera. Los delanteros convirtieron, jugaron bien, pero, sobre todo, se complementaron, se asistieron; cuando uno salió a jugar, el otro se metió al área, y aprovecharon el tiempo en cancha para demostrar que son una opción a considerar de cara a la recta final de la temporada.
El gol para el final
Peñarol fue de menos a más. Al igual que en los últimos partidos, comenzó dormido, sin la pelota y con un vendaval del rival. Wanderers cruzó balones por el área mirasol, pero no lo transformó en peligro real sobre el arco de Brayan Cortés. La falla en la definición fue una muestra del momento de los del Prado, que sumaron poco y apenas anotaron cinco goles en el Clausura.
Al equipo de Aguirre le costó salir de ese mal inicio, pero se acomodó desde que Ignacio Sosa logró imponerse en la mitad de cancha. Diego García fue el pulmón por izquierda, mientras que Jesús Trindade trepó mucho en su nueva posición de lateral derecho, pero no terminó bien las jugadas.
Arezo y Silvera tuvieron varias incidencias para definir en el área, pero no pudieron hacerlo bien. De todas formas, Peñarol salió del desconcierto inicial y se transformó en dominador del encuentro, pese a no estar en su noche más clara. Los delanteros se fueron turnando para salir a jugar y combinarse, pivotearon bien, jugando mejor de espaldas que de frente al arco.
Sobre el final, Maximiliano Olivera encontró un balón en el área y la mandó a guardar. Cumplió con la ley del ex, le pidió perdón a la gente de Wanderers, pero, sobre todo, le dio tranquilidad al público carbonero al poner la ventaja en el marcador, cuando el locatario estaba asediando el arco custodiado por Jhonny da Silva.
El doble 9 funciona
La definición que le faltó en el primer tiempo mejoró claramente en la primera incidencia del complemento. Eric Remedi limpió la jugada y Arezo se combinó notable con Silvera, el ex Gremio entró al área con pelota dominada y remató ante la salida del guardameta rival.
La diferencia de dos goles dio sensación de partido liquidado. Peñarol pegó en momentos justos y le dio dos golpes duros a Wanderers, de flojo andar en el Clausura, que no tuvo sustentos futbolísticos, físicos ni anímicos para ir por el resultado.
A los 15 minutos, Silvera puso el tercero para sentenciar definitivamente el trámite, por si alguien manejaba dudas de que no estaba cerrado. Arezo se tiró a la derecha y lanzó un centro perfecto, y el goleador de este año del carbonero solamente tuvo que poner el pie para mandarla a la red.
A partir de ahí bajó la intensidad, hubo muchas variantes y se jugó con tenencia de Peñarol, pero a un ritmo más bajo y, prácticamente, sin opciones de gol. Aguirre cuidó a algunos jugadores que llegaban con algún problema físico y dio rodaje a futbolistas que necesitaban participación en cancha.