Peñarol consiguió el objetivo sin jugar bien. Estuvo más de una hora con un jugador más y llegó a estar en desventaja por el gol de Abel Hernández en el inicio del suplementario.
En el peor momento, y ante la desesperación por el resultado adverso, Diego García puso un derechazo al ángulo para empatar. Con el negriazul totalmente diezmado por el cansancio, Leonardo Fernández anotó el gol de la victoria de penal, que fue ejecutado dos veces; en la primera tapó Sebastián Lentinelly, pero el VAR le comunicó a Andrés Matonte que el guardameta se había adelantado.
Sin que le sobrara nada y sufriendo hasta el final, Peñarol se metió en la final que lo enfrentará a Nacional en serie de ida y vuelta. El lunes, en la Asociación Uruguaya de Fútbol, se sorteará la localía.
Dominio desde la mitad de la cancha
Peñarol salió decidido a presionar muy alto, pero las veces que logró efectividad fueron por errores de Liverpool en la salida y no por virtud propia. Cuando el negriazul rompió esa presión, jugó con campo abierto e intentó poner a Nicolás Vallejo a jugar el mano a mano con Pedro Milans. Así llegó la más clara de los de Belvedere, en un centro del delantero argentino hacia Hernández que cortó justo Brayan Cortés; dio la sensación de que el envío debió ser por abajo.
Con el paso de los minutos, el carbonero se replegó, con Maximiliano Silvera que colaboraba en el retroceso por derecha e Ignacio Sosa en el juego por izquierda. Siendo dominado y teniendo poco la pelota, el aurinegro tuvo las más claras del primer tiempo, dos tiros libres de Fernández que despejó bien Lentinelly y la jugada final que Matías Arezo remató al travesaño.
Liverpool impuso condiciones superando en la mitad de la cancha, Gonzalo Nápoli y, sobre todo, Lucas Acosta se pararon a espaldas de los volantes y le generaron un descalabro al sector defensivo de Peñarol. Además, los tres mediocampistas que colocó Joaquín Papa presionaron en la zona de influencia, sin permitirles el control de pelota a las principales figuras de su rival. Kevin Amaro trepó bien por derecha y Vallejo siguió teniendo opciones por izquierda, pero falló la culminación para reflejar el dominio en el marcador.
La parcialidad negriazul terminó enojada con el arbitraje ya que Matonte no permitió patear un tiro libre que tenía destino de área con el tiempo cumplido.
Dominando la emoción
El segundo tiempo arrancó a pedir de boca para Peñarol; Enzo Castillo, que estaba amonestado, llegó tarde a una pelota dividida con Arezo y vio la segunda amarilla de la tarde y dejó a su equipo con uno menos. Papa dio ingreso a Santiago Milano en la zaga, relegando a Manuel Castro como puntero derecho.
Aguirre respondió con movimientos tácticos, Fernández pasó a la izquierda y Silvera a la derecha. El carbonero, con pelota, inclinó la cancha hacia la tribuna Olímpica, atacando a Amaro, que quedó muy solo para la contención. De todas formas, no tuvo claridad para discernir las jugadas. El entrenador negriazul corrigió incluyendo a Catarozzi para dar mayor contención.
El aurinegro no aprovechó la superioridad numérica para avasallar al rival. Estuvo cerca del gol en una apilada de Arezo, en la que Amaro se tiró de palomita para sacar al córner, y en un centro al segundo palo en el que Milans llegó a definir por sorpresa, pero envió el remate desviado. Incluso tuvo un tiro libre final en tiempo de descuento ideal para Fernández, que remató por arriba del horizontal.
El complemento fue de muchos movimientos tácticos y nerviosismo en cancha por lo que había en juego. Ninguno se soltó más de la cuenta, nadie rompió el empate y se impuso el tiempo suplementario.
Llegaron los goles
El alargue arrancó con el gol de Liverpool. Premio a los dos mejores jugadores negriazules de la temporada: Vallejo consiguió el tiro de esquina picando a pura velocidad por izquierda y Hernández ganó por arriba en la puerta del área chica.
El festejo fue con el alma, en la cancha, en el banco y en la tribuna. Por el momento, por la adversidad de luchar con uno menos y de quedar a un ratito de hacer historia. Pese a mantenerse con un jugador menos, daba la sensación que el negriazul tenía argumentos para controlar el trámite desde el bloque bajo de la defensa.
Lucas Hernández entró a jugar de puntero izquierdo y dio soluciones ofensivas manejando el balón con buen criterio y ampliando la franja ofensiva, fue una de las grandes soluciones tácticas. García encontró una pelota al borde del área y sacó un derechazo al ángulo que sacó al carbonero del momento de mayor nerviosismo en la noche. Con fútbol asociado, el aurinegro no lo podía romper; pero los equipos grandes tienen calidad individual y esta vez no fue la excepción.
Con el equipo totalmente desgastado, Papa confió en los más jóvenes y sacó a los jugadores de mayor jerarquía para tener piernas frescas. Los dos minutos finales del primer chico fueron fatídicos para el negriazul, que recibió el empate y, además, se lesionó Milano, por lo que encaró el segundo período de la prórroga prácticamente con nueve jugadores, ya que el zaguero se paró de delantero para ocupar un lugar en cancha.
Con ventaja numérica, aprovechando el cansancio del rival y con el empuje de su gente y la historia que lo obligaba, fue Peñarol a ganarlo. Bregante tocó la pelota con la mano adentro del área y Matonte pitó penal.
En primera instancia, Fernández remató a la derecha de Lentinelly, que se volcó hacia ese lado y lo atajó. El VAR determinó que el golero se había adelantado, y en la revancha el zurdo le pegó fuerte y al medio para decretar el gol del triunfo.
Liverpool fue por inercia a buscar el empate y llenó de centros los minutos finales. De contragolpe, el carbonero anotó el tercero por intermedio de Leandro Umpiérrez, pero la tecnología advirtió la posición adelantada de Fernández en el inicio de la jugada.
Ganó Peñarol, en un trámite favorable en el que no le sobró nada. Definirá el título del Campeonato Uruguayo con Nacional, y su gente dejó claro el deseo de fin de año en el cántico final.
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