Racing es semifinalista de la Copa Uruguay, un torneo que por primera vez otorga un cupo directo a Copa Libertadores e interesa para los que están merodeando en mitad de tabla en la anual del campeonato uruguayo.
Los de Sayago saben que no llegarán al cuarto lugar en la clasificación del año, pero difícilmente salgan de puestos de Copa Sudamericana. Por eso, utilizan este torneo para subir un escalón en la competencia internacional. Ante mejor recompensa se le da mayor valor al camino, y Racing va.
Lo ganó bien el equipo de Cristian Chambian, evidenciando las diferencias físicas que hay entre un equipo de primera división en AUF con uno que compite en OFI. De todas formas, Universitario fue competitivo y, mientras le dio el físico, fue superior y complicó el pasaje de la escuelita, que ahora espera por el ganador de Albion y Plaza Colonia, que juegan la semana que viene.
Diferente fútbol
El fútbol es diferente e igual a la vez. Es el mismo deporte, con las mismas reglas, pero con infinitas formas de jugarlo. Así se mostraron en el primer tiempo, donde cada equipo jugó a su manera, identificando a las prácticas que realiza cada fin de semana en las respectivas competencias.
Universitario de Salto fue el último campeón del interior, llegó de visitante a Sayago y se plantó mostrando sus credenciales: fútbol atildado, con buena tenencia de balón, paciencia para mover la pelota y conocimiento del 3-4-1-2 que paró el entrenador Alejandro Irigoyen.
Jugó lento, pero con mucha técnica en los pies de cada jugador. Sin la dinámica de la primera división, pero con fundamentos técnicos que eran moneda corriente décadas atrás y de a poco van quedando en desuso, vencidos por la dinámica y la tecnología que valora los kilómetros que se corren.
El rojo salteño puso lo mejor que tenía para mezclarse entre los copetudos del país en esta copa que es verdaderamente nacional. Su público llegó en buen número a la tribuna visitante del Parque Roberto. Banderas, camisetas y cánticos de aliento, un pedacito de lo que sucede en el litoral, entre naranjas y aguas termales.
Para Racing no era la final del mundo, lo encaró con una mezcla de titulares y suplentes, incluso con algunos jugadores fuera de puesto, como Guillermo Cotugno que se paró de volante central, adelante de la línea de cinco que suele ocupar.
La posesión y el terreno durante el primer tiempo fue de la visita, pero a la escuelita le alcanzó con la presión en el mediocampo, el bloque bien junto y la explosión de las bandas por la velocidad de sus atacantes.
El club del barrio, en su casa, arrimó a su público que es fiel a los colores. Poco importó el día y el horario. Algunos a las corridas y otros con alguna excusa laboral inventada; jugaba Racing, el resto del jueves podía esperar.
Goles y diversión
El calor daba de lleno en una de las primeras tardes primaverales, ideal para ver el partido. Los equipos ayudaron regalando goles y diversión. Los dos tantos de Racing fueron iguales, llegadas hasta el fondo por derecha y pase al medio, la vieja confiable del fútbol que funciona en cualquier rincón del país; en ambas ocasiones apareció por el centro el delantero argentino Iván Manzur para definir al gol, a los 18 y a los 44 minutos. George Dos Santos, goleador histórico de Universitario, había empatado transitoriamente a los 40. Como toda la tarde los salteños ganaron por arriba. El atacante retacón recibió de espaldas, en el área chica, hizo jueguito para acomodarse y giró con potencia para vencer a Lautaro Amadé que, sorprendido por el movimiento, no pudo hacer nada.
El segundo tiempo también fue agradable. El resultado ayudó a que ambos equipos tomaran la postura más cómoda para su juego: Universitario con tenencia y yendo a buscar el empate y Racing replegado, esperando para contragolpear.
Los salteños cambiaron su figura para el complemento, con un 4-4-2 que, cuando atacaba se transformaba en un 4-2-4. La visita hizo el desgaste pero de mitad de cancha hacia atrás, le quedó mucha cancha para correr y el físico lo sintió.
Racing también cambió, refrescó la ofensiva y Yonatan Rodríguez ingresó al mediocampo para mejorar la recuperación y el balance. Los de Sayago bancaron los primeros 15 minutos y después se soltaron, explotando la velocidad de los de arriba. Con el paso de los minutos la diferencia física fue aumentando.
En la segunda mitad del complemento la escuelita fue un aluvión. El tercero llegó por intermedio de Franco Suárez aprovechando un grueso error defensivo de los rojos que dejaron el balón muerto en el área. El cuarto lo convirtió Felipe Cairus, que antes se había quedado con el grito ahogado porque el VAR indicó posición adelantada. El volante tuvo revancha en una jugada de cuatro contra dos, típica de fútbol cinco liquidado donde los que están cansados y van perdiendo ya no vuelven; el ex Nacional definió sutil por encima del arquero que se estaba parando de una tapada anterior.
Pudieron ser más y al partido le sobraron minutos, la falta de puntería y las manos del golero salteño Jorge Fleitas evitaron que la goleada fuera mayor. La diferencia no se adapta a lo que sucedió durante varios lapsos de la tarde.