Defensor consiguió una gran victoria 2-1 ante Danubio en el clásico disputado en el Parque Rodó. Fue un festejado y trascendental triunfo defensorista que, en el segundo tiempo, consiguió desnivelar un partido que había empezado perdiendo y lo había empatado en la primera mitad, para después, con Patricio Pacífico en palomita, anotar el 2-1 definitivo que deja al equipo de Ignacio Ithurralde muy bien ubicado en el segundo escalón del Clausura y sumando en la Anual.

Lo clásico siempre está a la moda

El partido había empezado con la vibra de estos encuentros que tienen un plus especial, como cada uno de los partidos de la Primera División, pero este, en tanto ya definido y consumado desde hace un par de décadas como clásico, tiene algo más para sumar, que es lo que transcurre en la cancha, pero también en las tribunas y en la calle.

Cada partido de estos es un sello más, un timbrado, de que ya no importa cuánto, propios y ajenos, en la flor de su adultez o en la feliz inmadurez de la juventud, pueden haber cuestionado en los años noventa o en la primera década de este siglo si esto era clásico o no.

No tiene vuelta. Lo es y lo será; ya hay veinteañeros y veinteañeras que siempre lo han vivido como tal, y así se lo trasladarán, si es necesario, a los descendientes. Flor de clásico es. Ya no importa si durante años hemos discutido si este cruce era clásico o no: lo es o lo será, y ya llegará el momento en que nuestros sucesores no pondrán en cuestión el rótulo porque la biología lo impondrá; el tiempo, que acomoda todo, también acomoda las pasiones: ya está, ya lo es, ya lo será. En esa condición indiscutible se encontraron en el Franzini. Un partido con gente, con barrio y con un encono surgido virtuosamente por las camisetas, lo que, trasladado a un duelo definitivo, le da espesor de épica a lo que pueda suceder en la cancha y contagia a propios y extraños.

Las tribunas pobladas, la tensión y emoción de la gente, de los deportistas, la inquietud por cómo se desarrollará el juego, cada jugada, cada ataque, cada intento de defensa.

Pase y gol

Empezó mucho más predispuesto al ataque el equipo visitante, empujado por decenas que se hacían miles en la tribuna Alfredo Ghierra, donde estaban los danubianos. Esa sucesión de ataques de los 10 primeros minutos tuvo su clímax un poquito después, a los 11 minutos, cuando una magnífica trepada e internada del rápido ramonense Lucas Sanseviero terminó con un intento de centro templado al punto penal, que, con la intervención en el medio del zaguero Juan Viacava, tomó otro destino final y, a pesar de la estirada del arquero Kevin Dawson, la pelota fue a morir a las redes y generó la explosión de los hinchas de la Curva.

Fue en contra de Viacava, pero sigo adelante con mi idea de abolir el gol en contra, por lo que por lo menos en la crónica quedará del nacido en San Ramón y formado en Nacional.

La distancia cortita pero divina del 1-0 se ajustaba a lo que habíamos visto en apenas 10 minutos. Era natural y esperable que viniera una reacción violenta y, a partir de allí, habría que ver cómo respondía el equipo franjeado.

Sin embargo, a pesar del natural intento de reacción en ataque de Defensor, quien estuvo tempranamente cerca del segundo gol fue Danubio, cuando pusieron a correr al cuarentón Seba Fernández, que esprinta como si tuviera 18, y puso un pase de gol para Sergio Núñez, que, después de dejar atrás de manera incómoda a Kevin Dawson, colocó el pase hacia atrás al punto penal, pero no pudo ser aprovechado debidamente por el argentino Ignacio Pais, que se cayó cuando iba a definir.

Con el viejo expediente de poner la pelota en el área como sea, Defensor se empezó a arrimar al empate, primero con un remate por izquierda entrando al área de Germán Barrios, que Mauro Goicoechea sacó y pudo, en el rebote, puñetearla desde la línea, y después con pelotas aéreas en las que también estuvo atento el experimentado golero danubiano.

Y fue así que, a los 37 minutos, llegó el empate de los locales y explotó la platea Punta de Las Carretas, porque este sí fue un verdadero golazo. Lucas Paul de los Santos le puso una pelota amplia y generosa por izquierda a la carrera de José Pepe Álvarez, y el de Juanicó, jugando como puntero, resolvió los papeles como un artífice del gol: avanzó tres zancadas hasta las puertas del área y ahí movió su pierna izquierda para conectar la pelota con la parte del botín que le asegurara el pase-gol para la entrada de Lucas Agazzi, que la mandó al fondo de las redes e hizo explotar a su hinchada. Lindazo el gol, clásico, quizás antiguo, de canchas con menos pasto, de tribunas sin internet, pero hermoso.

Así se fueron al segundo tiempo y así volvieron, más agudos, más incisivos de los dos lados. Pareció que el segundo estaba cerca antes de cumplirse la hora de juego, pero los dos goleros se impusieron a los intentos defensoristas y danubianos.

Vuelo Pacífico

Era previsible esperar más goles. Lo que no estaba claro aún era de qué lado serían, porque ambos contendientes, empujados por su gente desde la tribuna, iban con buena capacidad sobre el arco contrario.

Un pase larguísimo y casi invisible para Diego Abreu, que había ingresado junto con Nicolás Wunsch y Alexander Machado, dejó al hijo del Loco solo frente a Mauro Goicoechea y, en el momento de la definición, el arquero volvió a salvar a Danubio.

En la media hora del segundo tiempo, una jugada que, de forma aérea, llegó al área danubiana, un ollazo de tiro libre, generó un primer cabezazo de Patricio Pacífico hacia la izquierda, otro cabezazo de Viacava hacia el centro y el vuelo en palomita del joven defensa violeta que terminó en las redes.

El grito de gol fue ahogado por la bandera del asistente, pero, después de la revisión del VAR, el gol pudo ser debidamente festejado y Patricio Pacífico fue habilitado desde la cabina del VAR como el autor del segundo gol violeta.

Y después, a darle y darle de los dos lados. Danubio lo buscó, pero Defensor estuvo siempre a pie firme e inconmovible hasta el momento del pitazo final. Qué lindos son los clásicos.

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