Juventud de Las Piedras decidió sacar su localía del Parque Artigas para recibir a Nacional en el estadio Centenario. El pedrense hizo negocio con el empate 0-0 y volvió a sumar en la anual apelando a la estrategia de Diego Monarriz de colocar una línea de cinco cerca de su arquero Sebastián Sosa, que fue figura.

Bien parados y prácticamente resignando la ofensiva, los de Canelones aguantaron la arremetida de Nacional, que tuvo ganas, metió, pero le faltó fútbol y se repitió en centros a la cabeza de los defensores rivales.

Por Sebastián Sosa

Tras realizarse el sorteo, y mientras Sosa corría para ubicarse a defender el arco de la tribuna Colombes en el primer tiempo, llegó la primera gran silbatina de la tarde del público tricolor. El arquero de Juventud de Las Piedras, con pasado en Peñarol, fue la gran figura del primer tiempo.

Tapó tres balones de gol: el primero en un mano a mano sobre Maximiliano Gómez, que remató potente y rastrero; el segundo ante Luciano Boggio, que entró solo por el medio del área y demoró la definición, y el tercero nuevamente sobre el exvolante de Lanús, que ingresó por izquierda y le pegó al arco, pese a que su posición indicaba que iba a enviar un centro. Para sacar algo ante un grande, en el Centenario, el golero tiene que ser figura, y Juventud lo tuvo para llevarse la ilusión al descanso.

Los laterales de Nacional oficiaron de punteros, sobre todo Diego Romero por izquierda. Nicolás Lodeiro y Boggio se alternaron por todo el frente del ataque y Nicolás Diente López se tiró a las bandas para jugar. Ante la línea de cinco plantada del pedrense, al tricolor le costó mucho; pese a la movilidad que intentó darle a la pelota, se terminó repitiendo en centros buscando a Gómez. Lo mejor del equipo de Pablo Peirano fue cuando presionó alto y logró recuperar para ofender a velocidad.

Juventud priorizó defenderse y, si bien no renegó de atacar, llegó con pocos hombres sobre al arco de Luis Mejía, a quien no inquietó. Hubo alguna aproximación aprovechando el espacio a la espalda de Romero, que subió mucho, pero falló en el último pase o en la definición. Agustín Rodríguez quedó muy lejos del arco rival y desde zona de volantes no hubo juego asociado para llegar con tenencia de balón, faltó conexión entre los del medio y los atacantes.

Lejos del peligro

Nacional acorraló más a Juventud en los últimos 30 minutos, pero tuvo menos opciones claras que en el primer tiempo. Peirano rápidamente incluyó a Gonzalo Carneiro, para tener dos delanteros de peso junto a Gómez, y a Juan Cruz de los Santos para abrir la cancha por izquierda.

Hubo alguna buena combinación por el centro del ataque, pero el tricolor careció de profundidad. Villalba entró en la recta final intentando, sin éxito, ampliar también por derecha. Otra vez, el que más buscó el balón e intentó asociarse fue Nicolás Lodeiro, pero no tuvo interlocutores. Sebastián Coates en defensa realizó un par de cortes claves evitando jugadas que pudieron ser peligrosas para el rival.

Con el paso de los minutos, el nerviosismo se trasladó de la tribuna a la cancha, y viceversa. Nacional quería ganarlo, adentro y afuera, pero la ansiedad le hizo olvidar los caminos, y la calidad de sus jugadores esta vez no apareció como salvavidas.

El bolso terminó con Coates de 9 y repitiendo en centros que sacaron chichones en la frente de los zagueros rivales. Juventud nunca se apartó de su libreto, tuvo un tiro desviado en el arranque del complemento y poco más.

El fútbol se fue, como el sol que se escondió en la tarde del parque Batlle, entre gritos de “andate, Peirano” y protestas sobre el árbitro Hernán Heras por dos penales que protestó el tricolor, uno en el primer tiempo sobre Gómez y otro en el complemento ante Julián Millán.

El bolso perdió puntos que lo alejan definitivamente de la lucha por el Clausura, donde quedó todo a pedir de boca de Peñarol. En la anual quedó cuatro arriba, con cierto resguardo de cara a la recta final del torneo. El pedrense, en la tabla del año, igualó a Liverpool, que ayer lo había superado con el triunfo sobre Boston River.

“Están jugando en Nacional” fue el grito de la gente, entre silbidos, para despedir al plantel.