Ya clasificado Uruguay, ya eliminado Chile, celestes y trasandinos afrontaron su último encuentro para cumplir con el calendario y empataron 0-0 en un partido que no dejó brillos para el equipo de Marcelo Bielsa, y en todo caso alimentó la esperanza para empezar de nuevo de los chilenos, que fueron ligeramente superiores a los uruguayos –que esta vez alinearon a muchos futbolistas que si hoy fuera el primer partido del Mundial seguramente no arrancarían entre los 11–.
No fue un partido para recordar, por lo que estas líneas prontamente quedarán en el olvido. El encuentro comenzó con muchísima movilidad. Al principio, el tránsito fue extremadamente rápido de campo a campo, a tal punto que a segundos de empezado el partido Chile generó un tiro de esquina y al minuto Uruguay un contragolpe terrible que pudo haber terminado en el primer gol del partido si el último pase de Brian Rodríguez hubiese estado acertado.
A los diez minutos llegó la primera jugada neta de peligro del elenco local, que después de haber puesto la pelota en el área con distintas conexiones, cuando Uruguay resolvió la urgencia, le quedó para un tiro estupendo de corta distancia de Felipe Loyola, que le sacó lascas al caño de Santiago Mele. Uruguay respondió con su primera jugada peligrosa siete minutos después, cuando luego de una combinación ofensiva el artiguense Darwin Núñez miró el arco de afuera del área y sacó un potentísimo remate que fue sacado al córner por el golero chileno Lawrence Vigouroux.
Movidito
Chile presentó muchísima movilidad y capacidad de combinación en la ofensiva hasta el área uruguaya, donde la defensa celeste pudo resolver casi todo. Uruguay también intentó tener la pelota y estableció combinaciones seguras, pero más lentas y lejos del área chilena.
En una pelota perdida por el intento de un pase mágico de Manuel Ugarte, llegó un regate exquisito terminado con un tiro de zurda de Lucas Cepeda que exigió a Mele, que voló contra el caño para sacarla al córner. En la contra de ese tiro de esquina, Cristian Olivera pegó una corrida de 70 metros, próxima al récord uruguayo de esa inexistente marca, y se la dio para Núñez, que equivocó el último pase. Así, de un lado para el otro, entre los ayes de los chilenos en el estadio y los uuhhh de los uruguayos frente a las pantallas, fue creciendo la primera parte, que se cerró en cero y con una pierna de Ugarte a la miseria después de una barrida para adelante de Loyola.
Pudo haber sido mejor para Uruguay, pero ninguno de los tres delanteros pudo ser determinante, tampoco los laterales pudieron cumplir con la mitad ofensiva de sus tareas y Ugarte desde el eje central perdió varios pases.
¿No entró?
La segunda parte comenzó otra vez a todo trapo porque Olivera hizo una gran carrera por derecha que terminó con un remate seco pero poco esquinado, que en dos tiempos consiguió Vigouroux, y un ataque de los chilenos que remató Fabián Hormazábal y salvó estupendamente Mele e inexplicablemente lo perdió en el rebote Emiliano Ramos.
En medio del dominio chileno, la primera aparición uruguaya en el segundo tiempo fue un anticipo de Federico Valverde, que a la entrada del área intentó definir contra el caño, pero la tiró por el lado de afuera.
Pero dos ataques consecutivos de Chile fracasaron en su intento de llegar al gol, porque tanto la pelota que cabeceó de pique al piso Ben Brereton a dos metros de la línea de gol como el remate cruzado de Cepeda no terminaron, de manera poco creíble, contra las redes.
Hubo un momento de tan notorio dominio chileno y fracaso en el intento de neutralización uruguayo que parecía absolutamente claro que iba a llegar el gol.
La sensación llegó hasta el final, no tan marcada como en la primera etapa de una llegada tras otra al área uruguaya, que remató el partido bien parado, pero sin nunca poder imponer una superioridad que esta vez no tuvo en Santiago.
Pudo terminar esta suerte de amistoso internacional por los puntos jugando de visita y sin perder, y tal vez ello, a muchos meses del Mundial, pueda haber sido la mejor conclusión de este partido.
Ahora hay que pensar y trabajar para 2026.
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