Literatura en clave de TIC [Tecnologías de la Información y la Comunicación], Stellarium y Celestia en los observatorios, Leer y escribir con tecnología, Cartografía Digital, son algunos de los cursos en línea o semipresenciales que presentó el Consejo de Educación Secundaria (CES) por medio del portal Uruguay Educa de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP).

Cursos gratuitos y cortos –cinco semanas de duración en promedio– con una “alta exigencia” son los que organiza un equipo de 20 creadores de contenidos que trabajan en el Espacio de Educación y Tecnología del CES. En los últimos años se han dictado en febrero y setiembre, “que son los meses que se considera que pueden influir menos en la actividad de los docentes; se busca equilibrar el trabajo cotidiano con la posibilidad de la profesionalización”, aseguró a la diaria Iris Caramés, coordinadora de contenidos de la sección de secundaria del portal.

El año pasado se dictaron 24 cursos que apuntaban a profesores, directivos y estudiantes de formación docente con una suma de aprobados que llegó a 764, según el “Informe de estrategias de formación docente” del portal. Este año, la oferta de los cursos disminuyó debido a la revisión que trajo consigo el cambio de domino del sitio, pero se espera seguir aumentando la cantidad de recursos.

Lo que pretenden estos cursos es que “al finalizar, los docentes hayan interactuado en una plataforma con un tutor y hayan generado un producto que les sirva para su clase”, afirmó Richard Delgado, coordinador general del espacio.

Actualmente, la plataforma brinda dos tipos de cursos a nivel de secundaria: en línea o semipresenciales. “Depende de la propuesta de las inspecciones y el interés de los propios docentes. [Trabajar con ellos] posibilita tener un termómetro más claro de lo que sucede en el aula, de las necesidades de profesionalización que sienten los docentes”, comentó Caramés.

El rol de creador de contenidos muchas veces le queda chico al equipo, que con 20 horas mensuales ya no sólo se dedica a elaborar recursos digitales, sino que busca generar estos cursos en línea en función de los intereses de los docentes y “establecer comunidades de prácticas, que son espacios de intercambio por asignaturas con el objetivo de generar un contacto entre los profesores para que se genere una sinergia importante en innovación”, explicó la coordinadora.

Según Caramés, la principal ventaja de participar en estos cursos –además de su brevedad y gratuidad– es que le permiten al docente “aprender por inmersión, cuando el profesor está solo frente a la máquina y se engancha con las distintas actividades”.

Como contrapartida, los cursos en línea tienen un gran problema en el que se está trabajando: la deserción. Para Caramés, esta no es una característica particular de los cursos de Uruguay Educa, sino una tendencia a nivel mundial: “Se anota una cantidad de personas, luego empiezan menos y termina un porcentaje menor, muchas veces porque piensan que es más fácil de lo que en realidad es o simplemente porque se olvidan y lo dejan pasar”, estimó la coordinadora.

Para Delgado, “es difícil evaluar cómo impactan estos cursos luego en el aula, para eso habría que hacer una investigación compleja”, aunque el encargo del Espacio de Educación y Tecnología percibe que “no impacta mucho porque es difícil romper con prácticas que vienen de muchos años”. Al respecto, agregó que “hay un problema muchas veces de miedos, que hace que uno se sienta muy seguro de lo que está haciendo y el cambio traiga ciertas inseguridades. Además, todo esto requiere tiempos, corrección, experimentación, y por lo tanto es lento”. Caramés aseguró que están trabajando en medir el impacto y el uso que hacen los docentes de estas herramientas, que están disponibles desde 2008.

Aulas virtuales

“Unidad por unidad, cada compañero de la asignatura genera módulos de aprendizaje según indica el programa de la materia”; en eso consisten básicamente las aulas virtuales, según Caramés.

Este nuevo recurso, que funciona desde 2014, se centra en los módulos de aprendizaje creados por los contenidistas que pueden ser descargados y modificados por cada docente teniendo en cuenta su criterio, sus estudiantes, el contexto de la institución y sus propios gustos.

La mayor ventaja de estos contenidos, que son de libre uso, es que también se pueden usar sin modificar. Es decir, están disponibles para el uso directo de estudiantes y docentes, sin necesidad de matricularse, según explicó la coordinadora de contenidos. Cada módulo tiene múltiples recursos y se intenta que un mismo contenido esté disponible en varios formatos, y pueden incluir materiales multimedia, ejercicios y evaluaciones.

La docente coordinadora explicó que se comenzó “por ciclo básico porque fue el pedido de las autoridades cuando empezó el portal, pero estamos buscando abrir el espectro con más recursos, con los espacios de intercambio y los cursos”. Actualmente hay 26 módulos en ciclo básico, cuatro en bachillerato y cinco módulos especiales que incluyen “cajas de herramientas” de geografía, inglés y literatura, radiactividad y ortografía.

Según Delgado, la ventaja de utilizar estos recursos digitales es que “hay cuestiones que sin las TIC no se podrían hacer: un experimento peligroso en la realidad no se puede hacer con los estudiantes, con un simulador sí”. De todas formas, cree firmemente que “las metodologías basadas en el uso de las TIC deben tener un rol fundamental en lo que se viene, pero esto no quiere decir que hay que demoler todo lo anterior”.