En la ciudad ecuatoriana de Guayaquil, a más de 5.500 km de Montevideo, Alejandro Seré (The British Schools) y Santiago Irurtia (Juan XXIII), ambos de 16 años, junto con Hernán Puschiasis (La Divina Providencia) y Federico Fornesi (Francisco Espínola), de 14 años, defendieron a Uruguay en la XXVIII Olimpíada Matemática de países del Cono Sur. Tras una semana en este país, Irurtia y Seré volvieron con medallas de bronce, algo que los equipos uruguayos no conseguían desde 2014.

De la mano del jefe de la delegación, Maximiliano Stock –ex competidor del certamen–, la delegación uruguaya logró posicionarse en el quinto puesto, detrás de Perú, Brasil, Argentina y Chile. También participaron en la competencia Bolivia, Paraguay y el anfitrión Ecuador.

Irurtia también viajó a Brasil en julio para la Olimpíada internacional. “Sabía que esta olimpíada iba a ser más fácil y que iba a tener más posibilidades, porque en Brasil participaban países de todo el mundo y acá no”, explicó a la diaria. Stock aseguró, no obstante, que el nivel es muy exigente y que “la competencia es pareja todos los años porque fijan las pruebas en base a estándares”.

Stock dijo que la preparación que hace cada país para estas competencias es muy disímil: “En Ecuador y en Argentina, lo competidores concentran en un hotel una semana antes, entrenan con ocho o nueve horas de matemática por día”. También resaltó el caso de Perú, donde los estudiantes, antes de entrar a la universidad, pueden dedicarse sólo a estudiar matemática o física, por lo que llegan a un nivel de estudios terciarios a temprana edad. En cambio en Uruguay “la olimpíada se hace a pulmón, con clases voluntarias”, afirmó.

Según contó Irurtia, él se preparó con los seminarios que brinda la organización de la Olimpíada. No obstante, destacó el estudio que debe hacer solo, con libros de apoyo, porque además de las obligaciones diarias de todo liceal, también juega al fútbol y “no da el tiempo” para ir a clases extracurriculares.

Stock detalló que en ese seminario previo a la ida a Ecuador los jóvenes “conocieron un poco más los problemas y la dinámica, y lo que se hace es ultimar los detalles y pensar estrategias”. La realidad es que “los chiquilines se preparan pero la Olimpíada no les da un continuo apoyo, porque no tiene la estructura necesaria para eso. Se trabaja con ex olímpicos que les dan clase, porque hasta ahora no se ha conseguido más apoyo”, explicó.

A pesar de eso, Stock reconoció que hubo algunos cambios desde que él participaba como estudiante. Por ejemplo, destacó que este año “se hicieron varios seminarios en las universidades privadas y en la Facultad de Ingeniería [de la Universidad de la República] que hace algunos años no se hacían”.

El próximo desafío para los jóvenes son las Olimpíadas nacionales, en las que los tres primeros premios se clasifican a las instancias de competencia rioplatenses.