Entre metáforas e hipótesis, la académica argentina especializada en educación Graciela Frigerio logró cautivar a un amplio público de docentes, estudiantes y técnicos del área, que participaron el 14 de noviembre en el Coloquio Nacional “La repetición escolar y sus clivajes: aportes para la reflexión pedagógica”, organizado por la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) y UNICEF. Reflexionó sobre la repetición utilizando metáforas de puertas que se abren y se cierran y, sin olvidar que “no hay pedagogía sin política”, planteó tres hipótesis sobre cómo se manejan los datos de rendimiento de los estudiantes y las decisiones que se toman a partir de ellos.

“El problema ya no es que el pibe repita tres veces el mismo grado, sino qué pasa con el funcionamiento del sistema educativo”. Así de contundente fue Frigerio al dimensionar que la repetición no es el problema puntual de un estudiante, sino algo que refleja la construcción del sistema educativo. Para ella el sistema tal cual está es “como una casa con una puerta obstinadamente cerrada”, a la que se le hacen arreglos y mejoras a la interna, pero no se termina de abrir. Pensar la repetición es parte de las soluciones interiores al formato escolar, pero para lograr una transformación es necesario ampliar horizontes.

La académica se mantiene firme en su idea de que muchas veces los cambios que se hacen a la interna del sistema educativo se ven truncados cuando quieren ir más allá. En cuanto a la repetición, ejemplificó que hay un amplio acuerdo de apoyar a los “educadores emancipadores”, pero que estos se encuentran “con políticas de fiscalización cada vez más apretadas, políticas que asumen el control de la vida bajo un argumento dudoso que es el de ‘es por tu bien’”.

Planteó tres hipótesis desde las que se discute el problema de la repetición. La primera es una dicotomía entre quienes ven la repetición como algo disfuncional y quienes la ven como algo “profundamente tranquilizador”. Frigerio asegura que quienes tienen una visión positiva de la repetición continúan profundizando “el sistema capitalista que necesita sostener la división entre incluidos y excluidos, para el cual la escuela se ha vuelto una parte funcional”. Ante este escenario, propuso que la discusión no sea sobre sostener o no las prácticas de repetición, sino cuestionar “las prácticas de la división de la vida funcionales a un sistema económico que necesita vidas divididas, de modo tal que parte de ellas sean vidas mutiladas, con derechos formales pero nunca con ejercicios reales”.

Otra hipótesis también presenta una división entre quienes veneran las estadísticas publicadas y otros que “no son cuantifrénicos”. Frigerio declaró que no es “adicta a las medidas”, pero que no puede ignorar el volumen de estudiantes que no culminan su educación en la región. “Tenemos dos posibilidades para considerar esto: casi la mitad de la población de las nuevas generaciones ha perdido potencialidad sublimatoria, porque no les da para aprender lo que necesitan como ciudadanos, o algo calculamos mal nosotros, los que pensamos las políticas, que no hemos sido capaces de elaborar algo que los convoque a todos”.

La tercera hipótesis es sobre qué se hace con esos datos. Para ella, “se sabe mucho sobre lo que acontece, sobre las razones por las que pasan unas cosas y no otras, pero la cuestión es que no nos anoticiamos. Hemos incrementado los saberes que tenemos sobre la educación, pero no hemos actuado conforme a los saberes que tenemos disponibles. Sabemos mucho, pero con eso no hacemos nada”.

Otro de los puntos recurrentes en la charla de Frigerio fue el concepto de coartadas usadas como excusas y por qué hay que eliminarlas. Para ella, las últimas investigaciones plantean una asociación entre “los lugares de origen y los destinos escolares”, y muchas veces el sistema escolar toma esos resultados como excusas: “Las coartadas se encarnan en prejuicio: ya sé de dónde vienen, ya sé lo que no tuvieron, ya sé los déficits con los que llegan”. Agregó que la educación no siempre tuvo las condiciones que se demandan actualmente e igual avanzó: “Esto no quiere decir que no haya que pelear por las condiciones, pero la lucha no se reduce sólo a eso, sino en desmentir las profecías de fracaso. No es una sin la otra”.

Trayectorias

Durante el Coloquio se propuso pensar la repetición en clave de trayectorias educativas y sobre este concepto Frigerio hizo algunos comentarios. Por ejemplo, sostuvo que cuando las autoridades hablan de trayectorias se olvidan de resaltar el plural y que “en el fondo, sigue sin alterarse esa trayectoria normativa que mantiene la idea de normalidad, de lo que esperamos de un estudiante suficientemente bueno”. “Estamos diciéndole a una gran parte de la población que no son lo suficientemente buenos para la flecha de la trayectoria ideal que conservamos en la cabeza. Eso es lo que hay que modificar si queremos variar algo, si queremos cambiar el núcleo duro de lo que está aconteciendo”, enfatizó.