La Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) impulsa en 12 países de la región un proyecto que apunta a dotar de más herramientas a las comunidades educativas para manejar distintas manifestaciones de violencia, con el objetivo final de que puedan ser erradicadas. En Uruguay, el aterrizaje del proyecto Entornos educativos libres de violencia se hizo en cuatro zonas de Montevideo y Canelones: Santa Catalina, Casavalle, Paso Carrasco y Barros Blancos. Según explicó a la diaria Ignacio Hernaiz, el director de OEI para el Mercosur, la implementación del programa comenzó con reuniones que se mantuvieron con autoridades de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), y las acciones del organismo internacional comenzaron en 2017, pero se insertaron en distintos espacios educativos y comunitarios que ya estaban en funcionamiento.
Hernaiz detalló que si bien “nadie tiene una receta de cómo prevenir la violencia”, desde OEI se visualizó que su rol podía pasar por la generación de espacios de capacitación y de intercambio de experiencias. Además, decidieron sumarse a esfuerzos que ya estaban haciendo organismos del Estado, instituciones educativas, organizaciones de la sociedad civil y líderes de la comunidad.
Alfonso Gutiérrez, quien desde OEI coordinó la implementación del proyecto en Uruguay, señaló a la diaria que las acciones apuntaban a que las instituciones educativas fortalezcan el rol de liderazgo en promoción de derechos, atención y cuidado, para prevenir las situaciones de violencia que involucren a niños, niñas y adolescentes. En suma, otro objetivo es favorecer el relacionamiento de las instituciones educativas con otras organizaciones del Estado y de la comunidad, en el entendido de que las escuelas son “parte de un proceso y un liderazgo que va más allá de la relación de enseñanza y aprendizaje”, consideró Gutiérrez.
Por lo tanto, OEI ha estado en contacto con las redes comunitarias que hay en cada uno de los territorios en donde desembarcó el proyecto, en las que además de escuelas y centros de educación media también participan el Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay, el Ministerio de Desarrollo Social (Mides) y las distintas Unidades Coordinadoras Departamentales de Integración Educativa de la ANEP, entre otros. Además, OEI ha intervenido directamente en centros educativos.
Algunas acciones
“En Casavalle, por ejemplo, puntualmente las intervenciones fueron con jardines y escuelas, por la complejidad que tiene la zona. Hay bastantes instituciones dentro y [la zona] es compleja en términos organizativos. En Barros Blancos y Santa Catalina la participación comunitaria es muy fuerte, igual que la presencia a nivel de los SOCAT [Servicios de Orientación, Consulta y Articulación Territorial, dispositivos del Mides gestionados por la organizaciones de la sociedad civil], y por medio de ellos, en los espacios de nodos educativos y de familia hemos ido acompañando diferentes dispositivos de acompañamiento a docentes, autoridades y a especialistas socioeducativos”, señaló Gutiérrez.
En el caso de la intervención en Paso Carrasco, Gutiérrez indicó que también se ha extendido a Colonia Nicolich, ya que ambas zonas trabajan en conjunto. En esta última localidad se generó un movimiento llamado Todos por la educación, que lo transforma en un modelo territorial a imitar, según Gutiérrez.
El funcionario de OEI consideró que las distintas intervenciones han tenido réplicas a la interna de los distintos subsistemas de ANEP, como en el caso del Consejo de Educación Inicial y Primaria, en el que se trabajó sobre la temática con inspectores. Además, sobre mediados de año está previsto realizar un seminario en el que se expongan experiencias locales y reflexiones sobre la violencia en entornos educativos, en el que también participen invitados del exterior. Justamente, las actividades de formación para docentes son las que más demandan a OEI, que enmarca este proyecto en un eje más amplio de trabajo que apunta a la educación para la convivencia.