“Tecnologías digitales y aprendizajes visibles. Habilidades asociadas al uso de las tecnologías digitales en los estudiantes de la educación secundaria pública de Montevideo” se titula la tesis de doctorado de la socióloga Susana Lamschtein, que comenzó a estudiar el impacto de la introducción del Plan Ceibal en secundaria a partir de cuatro preguntas: ¿por qué los estudios de impacto sobre la introducción de TIC en los sistemas educativos no han encontrado efectos en los aprendizajes?; ¿por qué es esperable que sí los haya?; ¿cómo es posible encontrar evidencias de aprendizajes asociados al uso de la tecnología? y ¿qué evidencias hay acerca de las contribuciones de Plan Ceibal a los desempeños de los estudiantes luego de seis años?

La tesis resume distintos estudios sobre la introducción de la tecnología en la educación, a nivel internacional y también en Uruguay, y señala que no se han identificado efectos en los aprendizajes de lengua y matemática. Una de las hipótesis que maneja Lamschtein es que no se puede medir lo que no se practica: “Se podrían medir todas las habilidades que son coherentes con el uso que los adolescentes le dan a la tecnología”, afirma, y con esa base se propuso evaluar el uso de la tecnología y dos tipos de habilidades: las digitales informacionales y las curriculares.

Con este objetivo, en 2014 hizo un relevamiento a partir de una muestra representativa de los estudiantes de tercer año de secundaria de los liceos públicos de Montevideo que asistían a turnos diurnos. Fueron 341 estudiantes, a quienes durante el horario escolar, en la sala de informática, se les aplicó un test de habilidades digitales informacionales, con un tiempo de 45 minutos para completarlo. Ese test apuntaba a medir la capacidad de los estudiantes para buscar y evaluar información de internet, y pensar sobre ella de forma crítica y creativa. Luego se les pidió que completaran un formulario, que llevaba unos 90 minutos, y finalmente se hizo un relevamiento de los resultados académicos de los estudiantes por el sistema de bedelías.

Entre los principales resultados, Lamschtein encontró que aproximadamente 70% de los estudiantes no había usado una computadora en clase en 2014, que aproximadamente 15% lo había hecho menos de una vez por semana, y sólo 15% había usado una con frecuencia semanal o mayor. 79% nunca había ido al liceo con la laptop de Ceibal, pero 45% la había usado en su casa para realizar tareas domiciliarias. Casi todos los estudiantes, 96%, habían usado internet para sus tareas domiciliarias; 90% tenía conexión en su hogar y 73% en su celular.

El uso recreativo social de internet fue el más frecuente entre esos jóvenes (90% entró a Facebook y chateó varias veces a la semana), también el uso recreativo cultural (80% vio videos, escuchó música y buscó información sobre un tema de su interés). Resultó menor el uso creativo o de producción, tanto académico como recreativo: alrededor de 70% respondió que nunca había participado en foros ni mantenido un blog personal, subido videos o música a internet, compuesto música, programado, agregado o cambiado contenidos de una wiki.

Además, con base en el cuestionario, se encontró que las características asociadas con mejores puntajes en habilidades curriculares eran tener madres con mayores niveles de educación, provenir de liceos en zonas de contexto socioeconómico favorable, no tener rezago escolar, declarar motivación para estudiar y hacer mayor uso académico de internet; también se encontraron resultados levemente mejores entre quienes más estudiaban en su hogar. Por otra parte, los resultados curriculares fueron levemente menores entre quienes hacían un uso de internet recreativo y social.

Con apoyo en esos datos, la tesis de Lamschtein afirma que “la asociación positiva del desempeño académico con el uso académico, y la asociación negativa del desempeño académico con el uso recreativo, constituyen también una evidencia acerca de la posibilidad de observar aprendizajes asociados al uso de la tecnología”. La socióloga señala que la utilización de las TIC para resolver tareas domiciliarias “se asocia a un mejor desempeño curricular”.

Por otra parte, Lamschtein afirma que los estudiantes de origen social menos favorecido “alcanzan un porcentaje de uso recreativo creativo de las TIC mayor que los estudiantes de contexto más favorable (mantener un blog personal, componer música, programar, subir música o videos a internet)”, lo cual, según interpreta, “puede atribuirse a las políticas del Plan Ceibal, dado que estaba asociado a diferencias en los liceos”. Esto hace referencia a la transformación de las salas de informática en laboratorios tecnológicos, un programa del Plan Ceibal que en 2014 funcionaba en 49 liceos, a los que concurría 20% de los estudiantes.