Hay mucho más que lo que se ve a simple vista; descubrir qué es y poder fotografiarlo era uno de los objetivos que se propusieron algunos docentes cuando invitaron al taller de Fotografía Microscópica a los estudiantes del último año de bachillerato del liceo 1 de Solymar. El año pasado los profesores de Lenguaje y Comunicación Visual, Biología, Física y Química unieron esfuerzos para crear un taller extracurricular, donde se trabajaron algunos elementos de los programas enlazados por la fotografía. Los resultados fueron imágenes microscópicas que llaman la atención apenas se entra al hall del liceo. Esas fotografías fueron las que provocaron que este año los jóvenes, de todas las orientaciones, colmaran los cupos previstos para la segunda edición.

Su trabajo terminó la semana pasada, pero sus obras se seguirán mostrando al público del liceo y la comunidad. En estos días deben hacer una selección de los trabajos más llamativos porque en octubre están invitados a montar una muestra en el hall del Centro Cívico Costa Urbana. Luego, sobre el final del mes, la muestra se trasladará a la Torre de las Telecomunicaciones de Antel.

Descubrir el mundo microscópico está al alcance de la mano, en el celular. El primer paso del taller fue convertir una lectora de CD de una computadora rota en un lente anexo para la cámara del smartphone. Según explicó a la diaria el docente de Física Guzmán Trinidad, por medio del programa Antel Integra –que recupera computadoras rotas– se consiguieron las lectoras de CD que el programa no necesitaba. De allí los docentes separaron el lente, que luego incorporaron al kit de fotografía, que además incluía un pegamento para adherir las partes, una pinza, un portaobjetos y un cubreobjetos.

Verónica Martínez, docente de Biología, detalló: “Este año, a diferencia del pasado, hicimos más corta la primera parte del taller, que consta de conceptos básicos de la luz, la visión, la interpretación de las imágenes, y le dedicamos más tiempo a la técnica de la fotografía”. Las imágenes que tomaron los jóvenes son impactantes: ojos, lenguas, tejidos, esponjas, hojas, flores, insectos, piedras, caracoles; son muchos los objetos que posaron bajo el lente, que logra un aumento de hasta 40 veces más que la cámara promedio.

Adrián fue el único de sexto de medicina que participó en el taller. Cuando sus compañeros vieron el trabajo se quedaron con las ganas de haberse anotado a tiempo. “Yo me concentré muchísimo en el tejido óseo y la esponja; cómo se puede ver desde adentro. Algo que les interesa mucho a los médicos es ver algo en el exterior e imaginar el interior, pero poder verlo más grande es muy bueno. Podemos ver algo microscópico que tiene muchas funciones y empezar a estudiarlo”, comentó el joven.

Martina, estudiante de bachillerato artístico, aseguró que hay conceptos sobre la fotografía que se trabajan en los programas de los cursos pero que se reafirmaron en el taller. En esa línea también se expresaron sus compañeros de los bachilleratos científicos: estudiar elementos de la clase de Física o Química, aplicados a algo diferente como la fotografía, sirve para reafirmarlos y entenderlos mejor.

Desde la física se traen conceptos como el color, la naturaleza de la luz, óptica geométrica y física. Biología acercó la estructura del ojo y la interpretación de la imagen. Química aprovechó el aumento en el lente para crear cristales de colores, que luego fueron fotografiados. De todas formas, los docentes están seguros de que el propósito no es trabajar lo que dictan los programas, la actividad es extracurricular y el principal objetivo es juntar a los jóvenes y despertar su curiosidad.

“El intercambio entre ellos es muy interesante, viene alguien de ingeniería y muestra un perfil, alguien de medicina encuentra otro y alguien de artístico aporta otra mirada. Eso es lo más rico y al no ser obligatorio es una fiesta. Ellos le dedican su tiempo extra, se llevan todos los componentes para seguir haciéndolo en otro momento; cuando algo les llama la atención lo fotografían, traen las imágenes y las analizamos”, aclaró Trinidad. Martínez agregó: “El valor es la interacción que se da entre ellos, gente que descubre cosas mediante la fotomicrografía, que de pronto ni se imaginaban. Lo curricular no importa tanto como descubrir y aprender. Estudiantes que descubren cosas sin que les interese particularmente, no importa a qué filo [categoría dentro de un reino] corresponde ni cómo se nutre, lo que importa es admirarlo porque existe, y punto”.