El argentino Axel Rivas ha sido una de las voces más consultadas en Argentina sobre temas de educación en los últimos años. Es director de la Escuela de Educación de la Universidad de San Andrés e investigador principal del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento; además, es doctor, magíster y licenciado, al tiempo que estudió en su país y en el exterior. La semana pasada estuvo en Uruguay invitado por Eduy 21 para participar en el programa Formar y aprender, y, en ese contexto, en Maldonado brindó la conferencia “¿Cómo cambiar la educación en América Latina? Lecciones de políticas, ecosistemas y culturas”. Durante su estancia conversó con la diaria sobre los desafíos en materia de educación y su visión sobre la situación actual de la educación de ambos lados del río Uruguay.
Para el especialista, los docentes están viviendo “una época contradictoria” porque, “por un lado, el sistema educativo está repleto de nuevas demandas, es difícil establecer el orden y la autoridad y, además, en una sociedad de la distracción la disciplina del estudio se hace cada vez más difícil. Esto hace que muchos piensen que la docencia es algo demasiado complejo para asumir el desafío”. Sin embargo, aclaró que, “al mismo tiempo, es una etapa que permite libertades en la enseñanza. La tarea de los docentes siempre fue de aplicación, repetición, cumplimiento de la norma, y ahora pueden también ser autores de la enseñanza y apelar a la tecnología como una ayuda para expandir el conocimiento que antes no existía”.
Al mismo tiempo, consideró que la adaptación al cambio es un proceso, y que no todos los docentes están preparados para transitar un camino de innovación. “Hay mucha diversidad y hay algunos docentes que tienen temor al cambio, que repiten la inercia porque también han sido formados para eso, y no es fácil cambiar. Hay otros docentes que sienten que deben repensar su trabajo porque ven la desigualdad social imperante, porque ven los rostros de sus alumnos cuando no les prestan atención. Son los que entienden que hay que trabajar la inclusión, la pedagogía, las propuestas, y se animan a más”, definió.
La política
La expertise de Rivas es la política educativa, y se ha encargado de analizar y proyectar posibles opciones que mejoren la educación en América Latina. En sus palabras, el eje del cambio pasa por potenciar a los docentes en todas las políticas que se apliquen: “Instituciones que se forman en conocimientos más adaptables, con una profunda mirada a la transformación que están viviendo los sistemas educativos”. Particularmente, señaló a la primera infancia como un sector clave en el que hay que invertir, y aseguró que la educación debe comenzar lo antes posible en la vida de las personas, especialmente entre quienes son más vulnerables. “Es fundamental que haya buenas propuestas de calidad para la enseñanza en la primera infancia, que sea con muy buenos profesionales, con estimulación temprana, con variedad de contextos”, planteó.
Respecto de los educadores, Rivas cree que hay que “combinar nuevas estrategias de formación con una carrera profesional desafiante”. En este sentido, destacó que es importante que el docente pueda avanzar y mejorar su salario “no solamente por antigüedad, sino porque haya desarrollado nuevas prácticas de formación, o porque tenga a cargo la coordinación de actividades culturales en la escuela o de capacitación docente”. Su discurso apuesta a que haya una carrera de ascenso distinta, que no derive sólo en la dirección de un instituto. Según planteó, eso también se debe combinar con un aumento salarial y con un reclutamiento más exigente, para que los mejores estudiantes de secundaria, “aquellos comprometidos con la realidad social”, sean los interesados en seguir la carrera docente.
Aplicar políticas educativas es un desafío mucho más grande que diseñarlas, eso es claro para Rivas. Sin embargo, consideró que el cambio es posible y necesario. Al respecto, comentó que todas las iniciativas “requieren una gran capacidad de coordinación política, una visión a largo plazo con liderazgos, con contexto de inversión educativa, que ponga delante de todo la discusión a largo plazo”. Según agregó, eso “requiere gobernabilidad a largo plazo y también asumir riesgos”, y la clave pasa por encontrar puntos fuertes en común que lleven hacia una planificación a futuro.
Del otro lado
En el medio de sus problemas económicos y financieros, en Argentina se está desarrollando un conflicto en el campo de la educación, en el que principalmente se demanda un aumento presupuestal. En este momento, encontrar los puntos fuertes en común es una tarea compleja para el gobierno que encabeza el presidente de ese país, Mauricio Macri. Para Rivas, “lamentablemente la situación económica está impidiendo cualquier discusión educativa. Es más que nada una discusión de cómo resistir los efectos del ajuste, y, por lo tanto, es una discusión a la defensiva, no un momento de producción de políticas ni de consenso, sino de discusión del gasto educativo”. Para el experto, su país es “muy complejo” porque cada provincia tiene autonomía en la educación. “Lograr avanzar es extremadamente complejo y requiere de mucho liderazgo, mucha capacidad de construcción política, que en este tiempo todavía no se ha conseguido”, opinó.
Sobre papel
Rivas es autor de varios libros que abarcan diversos temas. Uno de los más difundidos es Revivir las aulas (2014), en el que busca “hablarles a los educadores, tratar de hacer una mirada sobre las recientes preguntas de la educación y pensar, de alguna manera, que el protagonismo de los docentes es lo más importante del sistema educativo”, comentó. Al mismo tiempo, destacó que “muchas de las cosas que van a hacer que el sistema educativo cambie están en las aulas, no necesariamente en las políticas. El poder está en manos de los docentes, no sólo hay que esperar que lleguen las políticas o el financiamiento para poner manos a la obra”. Otra de las publicaciones en las que participó es 50 innovaciones educativas en América Latina (2016), un libro pensado para que los docentes puedan poner en práctica experiencias realizadas por colegas y probadas como exitosas. “Son innovaciones que tienen efectos poderosos, las llamamos ‘caballos de Troya’, porque se meten dentro de la escuela de una manera muy práctica y alteran aspectos profundos de esta o cambian valores culturales que son los más difíciles de cambiar”, sostuvo.
Tampoco ve un escenario muy favorable para el avance en la discusión sobre estos temas en Uruguay, donde, según entendió, la forma de gobernanza del sistema educativo es “extremadamente limitada, endogámica, cerrada”. “Es un modelo bastante atípico; los consejos de educación son organismos que tienen mucha pertinencia en el sistema, no con un ministerio de educación, como en otros países, que tiene más cercanía al poder político de turno. Esto tiene muchas ventajas, como una participación más democrática y una cercanía mayor al sistema, pero también es una gran contradicción con la posibilidad de repensar las prácticas del sistema y las políticas educativas”, aseveró.
Uno de los principales cambios que está barajando la educación uruguaya son los nuevos planes de las carreras de formación docente. Parado en Argentina, Rivas consideró que es difícil hacer una apreciación general porque cada proceso de cambio va a depender del contexto. De todas formas, comentó que “antes que nada, los docentes deben tener una muy buena formación disciplinar en los contenidos, especialmente en la educación media, en la que el contenido tiene que ser muy sólido, los docentes se tienen que sentir cómodos en el área en que van a enseñar y luego tener una formación didáctica aplicada a ese conocimiento”.
Para Rivas, otro de los eslabones esenciales de la educación son los directores. “La formación debe estar basada en la capacidad de liderazgo distribuido, en la construcción de equipos, no de liderazgo autónomo sino creando proyectos colaborativos. También es importante un liderazgo pedagógico, que los directivos cumplan una función de construcción de la visión de la educación, de la formación profesional de los docentes que puedan acompañar una práctica reflexiva”, consideró.