Canadá, Escocia, Gales, Finlandia, Irlanda e Islandia pueden no tener mucho en común con Uruguay. Sin embargo, consideraron que los avances nacionales en educación desarrollados en los últimos años serían un aporte importante a la Atlantic Rim Collaboratory (ARC), una red colaborativa internacional que busca reunir expertos y tomadores de decisiones para generar estrategias educativas que lleven hacia el bienestar ciudadano. Uruguay participó en el congreso de este año en Gales, representado por la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), el Ministerio de Educación y Cultura y el Plan Ceibal. Wilson Netto, presidente del Consejo Directivo Central de la ANEP, comentó a la diaria que este grupo “busca desafiar a los sistemas educativos para que el proceso que se genera en los centros educativos sea a su vez generador de bienestar”.

Para Netto la invitación a participar en el grupo responde al desarrollo hecho por Uruguay en varias áreas: “La disponibilidad que tiene Uruguay en términos tecnológicos nos permite entrar en juego con cualquier lugar del mundo. Además, avanzamos en un uso diferente de la presencia tecnológica en busca de nuevas formas de organizar el conocimiento para generar aprendizajes”. Ahora Uruguay quedó integrado en el consejo honorario y seguirá participando en las reuniones del grupo.

Durante el congreso de Gales el tema principal fue el futuro de la evaluación. Según dijo Netto, se trabajó sobre el análisis que hizo un grupo de investigadores sobre el impacto negativo de las evaluaciones estandarizadas. El jerarca destacó que la conclusión principal es que este tipo de pruebas “generan elementos de presión que provocan ámbitos de sobrevivencia más que de búsqueda de desafíos”, y agregó que “todo sistema excesivamente piramidal y con búsquedas de resultados con criterios estandarizados a veces termina llevando a una forma de operar que no aborda los verdaderos problemas”. Señaló que los expertos del ARC “entienden que la confianza y el trabajo colaborativo es clave para los cambios que se vienen”.

En Uruguay se impulsa la evaluación formativa contra la estandarizada. Según Netto, suele haber una confusión sobre el uso de la tecnología en la evaluación uruguaya: “Disponemos de un sistema de conectividad para poner una evaluación que luego utiliza cada docente como un insumo para encontrar estrategias diferenciadas. Esa es una manera de usar la tecnología, pero con un uso singular, no estandarizado, no es para recoger información a ver cómo les está yendo a las personas, sino tener una devolución clara, con estrategias de trabajo personalizado”.

Netto aclaró que esta postura “no quiere decir que no hay que seguir trabajando con indicadores”, sino que singularizar la educación rompe el sistema de estandarización que “no ha generado mejoras en los aprendizajes”. “Este grupo es muy crítico respecto de todo lo que provoca la estandarización, sobre todo lo vinculado a la comercialización de la educación, que somete a los sistemas educativos a consumir paquetes cuyas expectativas de cambiar la realidad no se lograron”, sostuvo.

Entre otros puntos, el grupo trabajó sobre el desarrollo de las disciplinas. Netto comentó que los expertos remarcaron “la importancia de profundizar en cada disciplina desde el punto de vista técnico y académico para poder descubrir qué es lo básico –no lo mínimo– para poder generar estructuras que permitan seguir aprendiendo. El desafío está en generar una estructura más fuerte, con el contenido básico que permita construir más aprendizaje, porque si es demasiado contenido, el aprendizaje queda debilitado por la baja exposición que implican los tiempos”. Según el jerarca, hay una búsqueda permanente de trabajos en proyectos que aborden la interdisciplina, y al igual que Uruguay, el resto de los países busca que esto sea parte de una propuesta curricular y que no dependa de la voluntad de cada docente.

También se discutió la necesidad de tener información de los estudiantes para apuntar a la singularidad, y en este campo Uruguay se destacó. Sobre esto Netto puntualizó: “Nuestro sistema de protección de trayectorias era una novedad interesantísima para la gente. Poder tener un sistema integrado de información como el que disponemos en Uruguay como insumo para generar estrategias desde la educación les pareció algo muy importante”.