Los primeros planteos formales datan de hace unos diez años y los hizo el entonces rector de la Universidad de la República (Udelar), Rodrigo Arocena, pero es desde hace cuatro años que un grupo integrado por representantes del Consejo de Formación en Educación (CFE) de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) y de las facultades de Psicología (Fpsico) y de Humanidades y Ciencias de la Educación (FHCE) de la Udelar trabaja en el diseño de la licenciatura en Psicopedagogía, que será la primera carrera de grado conjunta entre la ANEP y la Udelar. El viernes el rector de la Udelar, Rodrigo Arim, y el presidente de la ANEP, Wilson Netto, firmaron un convenio para instalar el programa conjunto de la licenciatura, que ya tiene el plan de estudios aprobado.

Netto destacó que la carrera es “necesaria para llegar a una educación singular”, y explicó que si bien los docentes siempre contaron con el apoyo de asistentes sociales y de psicólogos, “una especificidad en psicopedagogía nos va a ayudar a destrabar nudos que muchas veces son de carácter individual: una educación que tiene que apostar a la singularidad requiere un número mayor de estos profesionales”, acotó en diálogo con la diaria. A esto sumó otro argumento por el que la carrera es necesaria: faltan profesionales dedicados a la psicopedagogía, entre otras cosas, porque hasta ahora la carrera sólo se dicta en el ámbito privado. “Muchas veces surge la discusión de si hay presupuesto para tener equipos multidisciplinarios, pero hay que preguntarse si en todos los territorios tenemos disponibilidad de profesionales para armar estos equipos”, señaló, y acotó que el número de licenciados en psicopedagogía actualmente es “acotado”.

“Entendemos necesario que la psicología y la pedagogía se encuentren para dar discusiones de mayor profundidad y acercar herramientas a los colectivos docentes, a fin de ayudar en los procesos de abordaje singular, en términos de enseñanza, pero a partir de los resultados de aprendizajes de los estudiantes”, señaló Netto. Agregó que el sistema “cada vez más va a ir a un mayor número de acompañamientos”, pero es necesario hacerlo, dijo, con “mayor precisión en la construcción del perfil” de cada estudiante: “Muchas veces la educación tiende a resolverlos aplicando el mismo perfil con el que no operó el cambio, pero en un tiempo mayor”, mencionó, en relación con la repetición. Estos profesionales podrán hacer “un aporte disruptivo” en ese sentido, señaló.

El convenio firmado entre ambas instituciones formaliza la comisión interinstitucional que, durante este año, definirá la puesta en marcha de la oferta educativa, que comenzará a dictarse en 2021. El título para los egresados lo otorgarán el CFE, la Fpsico y FHCE (por la que participan los institutos de Educación y Lingüística).

Carrera conjunta y pública

Tanto Arim como Netto destacaron la creación de una nueva carrera de grado en forma conjunta entre la ANEP y la Udelar, y contrapusieron esta metodología al planteo del anteproyecto de ley de urgente consideración (LUC), que elimina los espacios de coordinación del ámbito público. “Esta semana hay una coincidencia que no debería pasar inadvertida: en la UTU entregamos títulos conjuntos de tecnólogos en distintas áreas, y en el día de hoy estamos presentando a la sociedad una nueva oferta educativa, construida a partir de dos servicios universitarios y del esfuerzo de la ANEP, que nos permite ubicarnos en un plano no de coordinación, sino de construcción de ofertas académicas hacia el país, afirmó Arim, que reconoció que así como se planifican nuevas carreras conjuntas, se debería desarrollar plataformas de investigación y cargos conjuntos, que hoy no existen. El rector aseguró que la puesta en marcha de esta licenciatura es “un hito relevante, un elemento constitutivo de lo que pretendemos de un sistema de educación pública, en donde las instituciones sean capaces no de coordinar ex post, sino de pensarse ex ante sobre su rol específico, sobre los recursos que van a compartir, y sobre qué puede aportar cada institución en la elaboración de programas de desarrollo académico, en este caso de formación terciaria específicamente”.

“No es lo mismo que cada institución construya por separado y luego se reúnan para coordinar acciones a que cada una, en su especificidad, dé su aporte para construir algo conjunto”, graficó por su parte Netto, que consideró que “desarmar una estructura con esa concepción para volver a una simple coordinación de construcciones fragmentadas, aisladas, es un gran retroceso”.

Netto también opinó respecto de la inclusión de representantes de la educación privada en los ámbitos de coordinación del sistema educativo que crea el anteproyecto de LUC. Además de destacar que la educación pública tiene una cobertura superior a 80% en todos los niveles educativos, Netto apuntó que las instituciones de educación privada “manejan intereses de diversa índole, y acá el Estado tiene el deber de la transparencia y la garantía de que toda resolución es la búsqueda del bien común y no por intereses de orden particular. Creo que poner en igual lugar de decisión o de opinión instituciones de educación privada y la pública no toma la escala de cómo está estructurado el sistema educativo en Uruguay, pero además pone en riesgo esa garantía histórica que Uruguay ha generado”.