Desde la BBC hasta sitios educativos en Estados Unidos, ya son varios los reportajes que se hacen en distintas partes del mundo sobre cómo Uruguay manejó la crisis sanitaria provocada por el nuevo coronavirus y, sobre todo, cómo logró ser de los primeros países en Occidente en regresar a las clases presenciales. Entre varios factores destacan el reintegro en etapas y las medidas de distanciamiento que impone el protocolo.
En un informe para The Conversation, Bob Spires, profesor asistente de Educación en la Universidad de Richmond, en Estados Unidos, calificó a cuatro países en los cuales las escuelas permanecieron abiertas durante la pandemia o reanudaron las clases presenciales; el mejor puntuado fue Uruguay. Retomando ese informe, BBC Mundo también habló sobre el regreso uruguayo, así como lo hicieron otros medios de la región, como Infobae de Argentina y El Tiempo de Colombia.
Spires en su artículo comparó a Uruguay con Israel, Suecia y Japón, y lo que destacó de la gestión uruguaya fue la “notable adopción temprana y consistente de medidas como el distanciamiento social y las máscaras por parte de los ciudadanos. Su exitosa respuesta ante una pandemia se produce a pesar de su proximidad con Brasil, donde las escuelas permanecen cerradas”.
Según el académico, la clave del éxito está en “el uso estricto de máscaras y el distanciamiento social, tanto en las escuelas como en las comunidades aledañas”. Señaló que “tanto los funcionarios como las familias necesitan datos confiables y actualizados para poder evaluar continuamente los brotes y cambiar el curso rápidamente si es necesario”.
También mencionó como ventaja que el sistema educativo uruguayo sea nacional y no federal, como en Estados Unidos. Sobre su país puntualizó: “Se complica la reapertura de las escuelas en Estados Unidos con sus crecientes casos de covid-19, su capacidad limitada de evaluación y su sistema educativo descentralizado. En Estados Unidos los funcionarios escolares de los 50 estados deben analizar los mismos mensajes politizados y datos confusos que todos los demás para tomar sus propias decisiones sobre dar la bienvenida a los estudiantes y, en ese caso, cuándo y cómo hacerlo”.
En su sistema de calificaciones, Uruguay obtuvo la mayor nota (A) en tres de los cinco puntos: reapertura lenta y en fases, y máscaras y distanciamiento tanto en los centros educativos como en la comunidad. Asimismo, el país obtuvo una B en los otros dos puntos a evaluar: decisiones basadas en información actualizada y comunicación frecuente con los padres.
Por su parte, la BBC destaca que a un mes de iniciar la última de las cuatro fases de reapertura que tuvo el sistema uruguayo, no hubo focos de covid-19 iniciados en centros educativos. A eso hay que agregarle que recientemente se hicieron hisopados a más de 1.000 funcionarios de Primaria y todos dieron negativo.
Según un informe de UNICEF que cita la BBC, el “rápido control” de la pandemia en el país “facilitó la definición del regreso a las aulas”. A su vez, asegura que el rápido retorno educativo en Uruguay se debe en parte al período de virtualidad, que permitió “sostener el componente educativo y el vínculo de los estudiantes con los docentes y la comunidad educativa”. En ese sentido, la referencia ineludible es el Plan Ceibal, que se ha posicionado como ejemplo en la región y se levanta como uno de los pilares del sostenimiento educativo durante la pandemia.
Otros casos
En el estudio de Spires se analiza la situación de otros países que iniciaron la presencialidad o siempre la mantuvieron. En el caso de Israel fue “demasiado, demasiado pronto”, según el autor. Cuando la pandemia llegó a Israel, el gobierno impuso medidas estrictas para combatirla, que incluían la restricción del movimiento de todos los ciudadanos y el cierre de todos los centros educativos. En junio se lo felicitaba a nivel internacional por ser un país que había logrado contener la propagación de covid-19, y había impulsado desde mayo la reapertura de las primeras escuelas con un horario escalonado y la obligación del uso de máscaras y de la distancia social, como en Uruguay. Sin embargo, semanas después, los casos de covid-19 en ese país resurgieron y entre los enfermos había estudiantes y maestros, por lo que actualmente hay cientos de centros educativos cerrados.
Mohammed Khatib, epidemiólogo que integra el grupo de trabajo nacional de covid-19 de Israel, dijo que “la reapertura ocurrió demasiado rápido”, según afirma en el informe de Spires. El problema parece haber sido que el regreso a las escuelas fue una más de las muchas flexibilizaciones que se dispusieron en el país, lo que provocó un pico muy agudo, muy rápido.
Otro de los casos que se analizan en la investigación es el de Suecia. Ese país fue noticia en el mundo por ser de los pocos que apostaron a la responsabilidad individual de sus ciudadanos. De hecho, los centros educativos nunca cerraron y sólo los estudiantes mayores de 16 años podían optar por seguir su educación desde casa. Al parecer, las medidas, que incluyen la máscara facial como un elemento opcional, dieron resultado, porque los casos de infectados no son mayores al promedio de Europa.
El investigador también exploró la situación en Japón, donde en junio se reabrieron las escuelas con estrictas medidas de distanciamiento, máscaras para todos y una alternancia en los días, para no juntar muchas personas en el mismo lugar. Sin embargo, uno de los aspectos en que falla Japón es en la información. Tanto padres como maestros se han quejado de no contar con las herramientas para tomar una decisión consciente al momento de enviar a sus hijos a los centros educativos.
Hay otros casos alrededor del mundo que también advierten sobre el peligro de precipitarse a abrir los centros educativos. Uno de los primeros países en abrir las escuelas este año fue China –aunque también fue donde se originó la pandemia, a fines del año pasado–, donde los resultados no fueron buenos. Un nuevo brote en junio hizo que rápidamente las escuelas volvieran a cerrar y los estudiantes continuaran en la virtualidad. A principios de julio pasó lo mismo en Corea del Sur: tras un brote, más de 500 escuelas cerraron.
Si se analiza la situación en Europa, Francia es el caso más preocupante, porque luego de meses de encierro abrió los colegios el 22 de junio y a los dos días los volvió a cerrar debido al surgimiento de nuevos brotes de coronavirus en todo el país. España, Italia y Reino Unido cerraron todas las actividades durante los meses de verano, y ya anunciaron que esperan volver a las clases presenciales en setiembre, cuando termine el receso.