155 profesores de literatura se reunieron el fin de semana para analizar las implicancias de la reforma curricular que promueve la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) y que aplicará a partir de 2023. La convocatoria fue realizada desde la Asociación de Profesores de Literatura del Uruguay (APLU), una organización que apunta a la reflexión profesional sobre la profesión y que cuenta con casi 900 socios. En diálogo con la diaria, el presidente de APLU, Álvaro Revello, explicó que la reunión se abrió a no afiliados de la asociación, a profesores jubilados y a estudiantes de profesorado de la asignatura.
Se trata de un tiempo en el que, si bien se discute mucho sobre posibles implicancias de la reforma, hay pocas certezas entre los profesionales de la educación. En ese contexto, desde APLU se consideró importante generar una instancia informativa, pero también de discusión y reflexión entre colegas.
Sobre la reforma curricular de la ANEP, Revello señaló que se manifestó el desacuerdo con el sustento teórico detrás de la noción de competencias que se plantea en el Marco Curricular Nacional (MCN). De todas formas, dijo que están de acuerdo con el trabajo por competencias, pero con base en otras conceptualizaciones, como la del pedagogo argentino Carlos Cullen, que las define como “saberes socialmente productivos, políticamente emancipadores y culturalmente inclusivos”. “Si partiéramos de este concepto de competencia, otro gallo cantaría”, resumió. En cambio, consideró que la definición del MCN marca que están orientadas a “satisfacer” al mercado laboral.
Sobre las implicancias que la reforma traerá para la asignatura Literatura, el presidente de APLU señaló que esta pasará a estar en una agrupación de materias de arte. Si bien estimó que en principio seguirá manteniendo las mismas cuatro horas semanales que en el actual ciclo básico de secundaria, sí hay un “recorte” en los contenidos generales del área artística. Al respecto, consideró que los contenidos de arte son importantes para la formación de los adolescentes, más allá de que no tengan una utilidad en términos productivos. Precisamente, el profesor entendió que el valor de la Literatura y otras disciplinas artísticas “no se puede medir en esos términos”, pero consideró que las autoridades de ANEP no consideran que tenga ese valor.
Por su parte, Revello se mostró preocupado por la pérdida de horas de la materia en noveno grado en UTU, único momento en el que los estudiantes de la educación técnica tienen Literatura. Según estimó, actualmente hay cinco horas de la asignatura, pero a partir del año que viene pasarán a ser tres, algo que “va a resentir enormemente a la masa docente”. “Actualmente, un profesor que elija cuatro terceros ya cubre la unidad docente de 20 horas; con esta nueva propuesta necesitaría elegir siete grupos para llegar a esa unidad y con eso desplazaría a muchísimos otros profesores, sobre todo los más jóvenes, que son los que recién empiezan”, lamentó.
Situación en formación docente
Revello, que también es formador de futuros docentes en el Instituto de Profesores Artigas, manifestó la preocupación por los cambios que también se están gestando en el Consejo de Formación en Educación (CFE). En particular, rechazó la desaparición de la figura de coordinadores académicos de cada asignatura,después de que meses atrás los cargos -que fueron concursados en la administración anterior- fueron dados de baja este año.
En ese sentido, dijo que los profesores no tuvieron ninguna participación en los cambios curriculares que el CFE está procesando, lo que va en contra de la tradición en ese subsistema de la ANEP. Según recordó, todos los cambios anteriores se procesaron con el involucramiento de los profesores y, por ejemplo, señaló que en 2019 se había llegado a un acuerdo para modificar los planes de estudio, pero el actual gobierno los dejó en “stand by” para impulsar su propio proceso de reforma curricular que “desconoce” al anterior.
El presidente de APLU repasó los tres “pilares” de la formación de profesores, que son el trayecto de asignaturas de un tronco común, orientado a las ciencias de la educación; un trayecto de didáctica y práctica docente; y el específico de cada asignatura. Según explicó, la actual administración plantea la incorporación de un cuarto trayecto, al que llama “lenguajes diversos”, al que los profesores se oponen. Según estimó, en el caso de Literatura actualmente esa área tiene a cargo 26 asignaturas en los cuatro años de carrera, de las cuales cuatro pertenecen a Español y otras cuatro al trayecto de didáctica y práctica docente. Con la reforma, señaló que quedarán solamente 10 cursos semestrales y dos anuales, lo que implica “un recorte muy grande”.
Revello señaló que 27 salas docentes del CFE a nivel nacional ya han manifestado su rechazo a la reforma, tanto por aspectos de forma como de contenido. En concreto, señaló que afectará las condiciones de trabajo de muchos docentes, y para ilustrarlo mencionó su caso. Según contó, él es docente de Literatura Universal I, un curso anual que ahora pasará a ser semestral y, por lo tanto, su contrato irá de marzo a julio, ya que es poco probable que el curso se duplique en el segundo semestre. Como las elecciones de horas en secundaria y UTU son a comienzos del año, a esa altura tampoco podrá elegir nuevos grupos en esos subsistemas, lo que implica que percibirá menos ingresos y que sus condiciones laborales se verán afectadas.
Al respecto, visualizó una “alteración terrible” y un “caos” por la aplicación de la reforma el año que viene, ya que en primera instancia siempre se realiza la elección de horas en el CFE, de forma en que eso esté laudado de cara a la elección de horas y cargos docentes los demás subsistemas. En suma, mencionó que tampoco están definidas las condiciones de evaluación y pasaje de grado, ni tampoco los programas de los cursos para el año entrante.
Las formas y el plagio
Revello cuestionó las instancias de participación definidas por el CFE para los docentes. Según contó, se realizaron tres jornadas para participar en la elaboración de la malla, pero sólo se los convocó a pensar competencias a desarrollar en los estudiantes a partir de distintos prototipos de cursos que les eran entregados, a los que también había que ponerle un nombre.
Además, recordó que el documento puesto a consideración de los docentes contenía un plagio y que un informe jurídico del consejo entendió que no era tal porque no tenía ánimo de lucro. Al respecto, dijo que el propio CFE tiene un reglamento aprobado en la actual administración que contradice dicho informe. Por ejemplo, mencionó que los trabajos de los estudiantes tampoco persiguen el lucro y, con ese criterio, no podrían ser sancionados.
En este contexto, la APLU trabaja en la redacción de un documento para presentar públicamente la situación, que será finalizado en los próximos días. En el mismo sentido, las distintas salas de asignaturas autoconvocadas -ya que ahora no cuentan con coordinadores académicos que las convoquen- han elaborado distintos documentos, y este miércoles una delegación de estas concurrirán a la Comisión de Educación y Cultura de la Cámara de Representantes para trasladar sus planteos.