El incremento de situaciones de hambre en estudiantes que fue advertido por muchos docentes en las últimas semanas y la extensión del trabajo de las ollas populares desde el inicio de la pandemia ha despertado algunas críticas al Ministerio de Desarrollo Social (Mides). A modo de ejemplo, Mauricio Guarinoni, exdirector de Gestión Territorial del organismo y actual diputado suplente por el Frente Amplio, dijo a la diaria que los datos oficiales marcan un aumento de la pobreza, especialmente en la franja de 3 a 17 años, que “es en la que se ha hecho menos énfasis desde el Estado”, según entendió.

Si bien valoró que en los últimos meses el Mides definió la asignación de recursos extra para la primera infancia ‒en el tramo de 0 a 3 años‒, criticó que “no hay ninguna política que priorice” la franja de 13 a 17 años. “Todo lo contrario. Se desarmaron los programas de acompañamiento, tanto de Jóvenes en Red como de Cercanías”, sostuvo, y explicó que ambos programas daban “contención social” junto a otros, como los Servicios de Orientación, Consulta y Articulación Territorial (Socat). Guarinoni entendió que existe “un repliegue del Mides” y “una retirada del territorio”, que implica “muchos menos ojos y oídos” que puedan advertir la falta de alimentación en niños y adolescentes. Según agregó, sin los Socat tampoco “hay ámbitos de articulación en los microterritorios que busquen resolver los problemas”.

Paula Baleato, coordinadora del Programa de Infancia, Adolescencia y Juventud de El Abrojo, cuestionó que un argumento para haber cerrado estos programas territoriales sea que “no eran del todo eficientes”. Según dijo, no hay ninguna evaluación técnica que respalde ese tipo de afirmaciones y, en cambio, considera que se sustentan en la idea de que el gasto “no estaba bien focalizado”. “No, no había ninguna persona con ingresos que además estuviera recibiendo la ayuda del Estado y que pudiendo trabajar no lo hiciera porque prefiere quedarse en su casa; eso no existe, no es la realidad que uno ve en los barrios”, señaló.

Asimismo, sostuvo que esta situación es “preocupante”, porque si el Estado se retira queda lugar para organizaciones privadas, religiosas e incluso para el crecimiento de organizaciones del crimen organizado, que pueden repercutir en un aumento de la violencia en muchos barrios.

Políticas de alimentación

Más allá de las políticas territoriales, sobre las que el Mides anunció que pasarán a ser ejecutadas por técnicos que respondan directamente al director departamental del ministerio, el organismo cuenta con un Instituto Nacional de Alimentación (INDA). En diálogo con _ la diaria_, su director, Ignacio Elgue, trabaja en cambios para llegar a más población, principalmente en el sistema de comedores de Montevideo, donde están inscriptas 4.500 personas, pero a diario concurren menos de 2.000. Esta situación, según analizó, ocurre por dos motivos.

Por un lado, dijo que el sistema pide que los usuarios acrediten estar en situación de pobreza extrema ‒es decir, que su núcleo familiar percibe menos de 4.000 pesos por mes‒, para lo que deben presentar una serie de papeles y hacer trámites. Por el otro, dijo que la ubicación de los comedores montevideanos no es buena, porque están lejos de buena parte de la población que los necesita. Si bien dijo que quienes están en situación de calle suelen concurrir a recibir el almuerzo que se da a diario en los comedores, si una persona está lejos y tiene que pagar dos boletos para concurrir, desestima hacerlo. Elgue atribuyó dicho problema a la administración anterior, ya que se fueron cerrando varios de los 16 comedores de la capital hasta que quedaron sólo cuatro: uno en Peñarol, otro en La Unión, en La Figurita y en La Teja.

Como desde el INDA entienden que hay “exigencias bastante rígidas” y la ubicación de los comedores no es buena, están preparando un artículo para incluir en la próxima Ley de Rendición de Cuentas para “flexibilizar” dichos requerimientos y, además, generar puntos de distribución de alimentos en “los barrios más vulnerables”, donde son necesarios, adelantó Elgue. También destacó que recientemente se instaló un comedor en Salto, que, de esa forma, ya es parte del Sistema Nacional de Comedores.

El director del INDA señaló que antes de la pandemia el sistema tenía 8.000 usuarios, que después de la llegada de la covid-19 se duplicaron, con picos de 24.000 en agosto de 2020 y 2021. Con la aprobación de los cambios que se promoverán, Elgue espera que los usuarios actuales se dupliquen.

Coordinación

En el Estado uruguayo son varios los organismos que se dedican a brindar asistencia alimentaria a la población. De hecho, si bien el INDA apoya total o parcialmente a otros programas del Mides, como el de refugios, clubes de niños o centros juveniles, no tiene injerencia sobre las ollas populares, a las que el ministerio apoya con un monto económico que canaliza mediante la organización sin fines de lucro Uruguay Adelante. Hace pocas semanas, el ministro de Desarrollo Social, Martín Lema, anunció que se definió prolongar el apoyo a ollas y merenderos populares, con una nueva partida de 67 millones de pesos que el Mides pagó a la organización.

Por su parte, Elgue señaló que, a través del INDA, el ministerio otorgó recientemente apoyo a las intendencias departamentales. Según aclaró, se trata de un gasto de 25 millones de dólares que se distribuye en dos partidas de 7.000 kilos de víveres secos. Luego, cada intendencia define cómo distribuye esos recursos y señaló que, por ejemplo, en Canelones se definió que se entregarán a las ollas populares.

Al respecto, Elgue destacó la buena coordinación que existe entre el INDA y los gobiernos departamentales y con el Instituto del Niño y el Adolescente del Uruguay, pero señaló que esta es menor con la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP). Consultado al respecto, explicó que el organismo atiende la alimentación de 90.000 niños sólo en primaria, y que si bien integran mesas de diálogo, no existen instancias de coordinación y articulación cotidianas con el organismo de la educación. Por el volumen de niños que atiende, el INDA no tiene capacidad de brindar asesoramiento a la ANEP, como sí lo hace con otros organismos, indicó Elgue.

Por su parte, el director del INDA explicó que el sistema de comedores del organismo no cubre a la población que atiende la ANEP por medio de los comedores escolares. De hecho, si bien los beneficiarios pueden concurrir a los comedores con su familia, los niños no tienen derecho al beneficio si concurren a un centro educativo en el que se cubre su alimentación.