Académicos de la Universidad de la República (Udelar) y personalidades de la cultura y la sociedad manifestaron su preocupación ante el nulo incremento presupuestal que el Poder Ejecutivo otorgó a esa casa de estudios en la última Rendición de Cuentas. En una carta, a la que tuvo acceso la diaria, criticaron al gobierno y afirmaron: “País que debilita su Universidad empobrece su vida cultural y compromete su desarrollo sustentable”.

En la misiva, que se prevé difundir más adelante, hacen un racconto sobre lo que significa la Udelar. A modo de ejemplo, destacan que nació junto al “propio proceso” fundacional del país, y que desde entonces ha ocupado un “papel muy relevante” tanto en la vida cultural como educativa y científica de la sociedad, “aportando al desarrollo y fortalecimiento democrático e institucional de nuestra República”.

En ese marco, resaltaron que el papel de la universidad fue “particularmente notorio” en el tiempo reciente, en alusión al combate de la covid-19. En este sentido, expresaron que el aporte social de la institución terciaria ha sido “especialmente visible” en el contexto de la pandemia. Por ejemplo, señalaron que ante esa crítica coyuntura, la Udelar mantuvo sus cursos en modalidades virtuales y volcó todos sus recursos a la atención de la emergencia sanitaria y social, aportando sus cuadros al Grupo Asesor Científico Honorario (GACH), “comprometiéndose con la asistencia sanitaria, desarrollando la innovación aplicada a la creación de hisopos y tests de diagnóstico, realizando por su cuenta un montaje rápido de laboratorios de testeo en diferentes puntos del país, estudiando y atendiendo a través de la extensión diferentes aspectos económicos, sociales y psicológicos asociados a la problemática sanitaria, formulando programas de investigación para anticipar escenarios y mejorar las capacidades de respuesta del país en las áreas mencionadas”, entre otros aportes.

Asimismo, pese a ese contexto, la matrícula universitaria continuó en aumento: sólo en 2021 el ingreso a la Udelar creció 16%, un “salto respecto al promedio de crecimiento anual de los cinco años precedentes”. Indicaron que ese “notable” crecimiento de la matrícula fue sostenido por la universidad con la “misma cantidad de horas docentes y los mismos recursos” que tenía en 2020, que “se han depreciado por causa de la inflación”.

Para los académicos, esto “ha resentido fuertemente” las capacidades infraestructurales y de apoyo administrativo para responder a una matrícula creciente “en contextos de mayor complejidad y exigencias”. En ese sentido, remarcaron que la atención “a un número mucho mayor” de estudiantes sin incremento del cuerpo docente “no podrá sino complicarse, más allá de que en el corto plazo ello haya sido superado por un esfuerzo adicional extraordinario”. “Si no se responde presupuestalmente a esta situación, la calidad de la enseñanza universitaria se verá resentida”, advirtieron.

Desazón

El colectivo de académicos cuestionó al gobierno que se hable de que sea un presupuesto “para la educación y la ciencia” sabiendo que se excluye a la “principal institución universitaria del país, que atiende el 85% de la matrícula universitaria, realiza más del 75% de la investigación científica, y forma a la masa crítica de investigadores e investigadoras con que cuenta el Uruguay”.

“¿Cómo es posible?”, se preguntaron, y apuntaron que de no haber recursos que se redistribuyan en el trayecto parlamentario se “afectarán fuertemente” las oportunidades educativas, “se resentirá la capacidad del país para retener a sus personas más formadas, que pasarán a alimentar la llamada fuga de cerebros hacia universidades de la región y el mundo que las reciben con los brazos abiertos”.

Además, advierten por la interrupción de procesos de investigación conectada con la sociedad “que luego cuesta mucho tiempo y recursos volver a iniciar, y se perderá la posibilidad de desarrollar para la salud pública innovaciones tecnológicas que hoy sólo están disponibles, a un alto costo, en el sector privado”.

A modo de ejemplo, sostuvieron que entre las nuevas carreras que “no podrían implementarse o tendrían serios problema de implementación por falta de recursos” se encuentran: Ingeniería Físico-Matemática, las licenciaturas en Administración de Sistemas de Información, Educación Artística, Psicopedagogía (en acuerdo con ANEP), Viticultura y Enología, Ingeniería de Medios, Oceanografía, Biotecnología y Tecnologías de la Química.

Por otra parte, aludieron a la supresión sin compensación del adicional del Fondo de Solidaridad, que significaría un “recorte” de 15 millones de dólares anuales que “afectará gravemente el desarrollo edilicio que la Universidad debe hacer para atender al crecimiento de la matrícula en todo el país”.

Por último, dijeron que “sin importar filiación política u orientación filosófica”, la Udelar es patrimonio del país, forjado por distintas generaciones. Es por eso que exhortaron al Poder Ejecutivo a implementar el “mecanismo del mensaje complementario” para “dejar sin efecto el recorte e incorporar a la Udelar dentro del esfuerzo presupuestal”. “Apelamos a la comprensión del Parlamento nacional para apoyar el pedido presupuestal que la Udelar realiza para poder hacer frente a los desafíos que tiene por delante”, concluyeron.

La carta está firmada por los exintegrantes del GACH Rafael Radi, Javier Hurtado, Óscar Noboa y Otto Pritsch; los exrectores Rodrigo Arocena y Roberto Markarián; los científicos Gonzalo Moratorio, Henry Engler, Rodolfo Gambini, Judith Sutz, Gregory Randall, Pilar Moreno, entre muchos otros, por ejemplo, el historiador y politólogo Gerardo Caetano.

Asimismo, también apoyaron la misiva referentes de las humanidades y las artes como Hugo Achugar, José Seoane, Gabriel Calderón, Alicia Dogliotti, Gabriela Iribarren, Emilia Díaz, Leonardo Croatto, Gustavo Remedi, entre otros; además de los exministros de Educación Ricardo Ehrlich y María Simon, actual decana de la Facultad de Ingeniería.

En aumento, y no de presupuesto

Los académicos expusieron que hay un aumento en la matrícula de estudiantes. Según los firmantes de la misiva, mientras que en el quinquenio 2005-2009 el porcentaje de estudiantes de ingreso que correspondía a planes de estudio impartidos en el interior era del entorno del 5%, en el quinquenio 2015-2019 dicho porcentaje se situó entre 14 y 16%.

Hoy, en tanto, más de 22.000 estudiantes asisten a las sedes de la universidad en Salto, Paysandú, Rivera, Tacuarembó, Melo, Treinta y Tres, Rocha y Maldonado, y 51% de la matrícula es “primera generación” en su familia en ingresar a la educación universitaria. “Son indicadores inequívocos de un proceso de democratización del acceso a la educación que el país está logrando a través de su Universidad”, resaltaron, y agregaron: “Su importante desarrollo en el interior del país, articulado con la ANEP [Administración Nacional de Educación Pública] y los gobiernos departamentales, ha posibilitado el acceso a la formación universitaria para muchísimos jóvenes que antes no podían concretar su derecho a la educación”.