La Academia Nacional de Ciencias del Uruguay definió remitir a la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) un documento en el que analiza la transformación curricular que lleva adelante el organismo, concretamente en la educación media superior. Si bien en las últimas semanas el Consejo Directivo Central de la ANEP ya aprobó las mallas curriculares definitivas, primero de cuarto año y luego de quinto y sexto, el documento aprobado la semana pasada se refiere al contenido de la versión preliminar del plan, que circula desde agosto.
Según el documento, al que accedió la diaria, la institución manifestó su “inquietud y preocupación” sobre el contenido de los cambios. En concreto, se plantea que “la reducción horaria o la fusión de disciplinas no se encuentran debidamente justificadas” en el plan y que, en suma “se proponen modificaciones sin analizar los defectos de lo actual ni las virtudes de lo nuevo”. “Así planteadas, algunas novedades podrían incluso significar mayores retrocesos en relación con la situación presente”, se agrega.
La academia plantea dudas sobre “la fusión de asignaturas de conocimiento fundamental con asignaturas de conocimientos tecnológicos” como la que el documento preliminar planteaba entre la física y la robótica, cambio que fue desestimado en la versión definitiva. No obstante, ese tipo de enfoque se incorporó a la materia Astronomía en la versión definitiva, que pasará a llamarse Ciencias del Espacio y Tecnologías Aplicadas. El documento plantea “muchas dudas sobre el enfoque pedagógico-didáctico en juego, los objetivos fundamentales que se pretende transmitir, así como también la forma en que se asegurarán las competencias que se aspira garantizar” con este tipo de fusiones.
En relación con Astronomía, la institución científica afirma “no entender” por qué salió de las materias obligatorias y pasó a ser una optativa. Además, afirma que el espacio de materias optativas “puede resultar engañoso, ya que no es el alumno el que decide cuál optativa cursar, sino que la decisión queda, al parecer, en manos del liceo”.
La academia también critica “la oposición entre las competencias y los conocimientos que planea sobre todos los documentos” de la actual reforma, y entiende que esta “debe ser debidamente matizada para que tanto el cuerpo docente como los estudiantes” no caigan “indebidamente en uno de los extremos o terminen prisioneros de falsas dicotomías”.
La nota también se refiere al rol que la formación docente debe jugar en el proceso de reforma y se señala que esta debe ser fortalecida, también a nivel presupuestal, y que debe pensarse en consonancia con los cambios curriculares de la educación obligatoria. Según se agrega, deberían pensarse incentivos “para asegurar la formación de docentes en áreas especialmente debilitadas y para la formación específica en tecnología, de tal manera que quienes se formen sean capaces de transmitir e incluir genuinamente estos conocimientos en las unidades curriculares”.
Sobre la forma en que se debería haber procesado los cambios, la Academia Nacional de Ciencias considera clave el “diálogo con actores académicos” y afirma que Uruguay cuenta con “una amplia red” de ese tipo de instituciones. Como la academia entiende que los procesos de transformación educativa “deben ser de larga duración y permanentes”, plantea que “las urgencias que tiene la vida política de nuestro país no deberían ser un obstáculo para la aplicación incremental y consistente de estos procesos de construcción colectiva orientados a asegurar lo mejor para el país y su sistema educativo”. Al respecto, si bien se reconocen las consultas que hizo la ANEP para la construcción de los documentos, la institución científica entiende que estas fueron “insuficientes” al momento de la publicación del documento preliminar.
El texto fue elaborado por un grupo de trabajo de la Academia Nacional de Ciencias del Uruguay, integrado por académicos de distintas disciplinas científicas, tanto de las ciencias naturales como de las sociales y las humanidades, que mantuvieron reuniones con integrantes de la ANEP. Según supo la diaria, la forma en que la comisión directiva del organismo aprobó el documento causó malestar en algunos integrantes del grupo que trabajó en su elaboración. Ello ocurrió porque la aprobación se dio luego de que el Codicen comenzó a definir la malla curricular definitiva y porque la directiva de la academia dispuso que el texto no se hiciera público y que se remitiera directamente a la ANEP.