Si bien desde inicios de los años 2000 la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) comenzó a trabajar en indicadores para la caracterización sociocultural de los centros de enseñanza primaria, algo que ya cuenta con un importante grado de desarrollo, no ocurre lo mismo con los liceos y escuelas técnicas de UTU. En los últimos años el organismo ha realizado intentos por realizar esta caracterización en la educación media, pero hasta ahora sin que fuera posible generar comparaciones entre la educación secundaria y la técnico-profesional.
No obstante, la ANEP elaboró una herramienta de ese tipo que aporta información sistemáticamente; se trata de un Índice de Vulnerabilidad Social (IVS) para centros gestionados por las direcciones generales de Educación Secundaria y de Educación Técnico-Profesional. El índice fue generado por un equipo de técnicos de ambos subsistemas, que fue coordinado por Franco González Mora, de la Dirección Sectorial de Planificación Educativa del Consejo Directivo Central (Codicen) la ANEP.
En diálogo con la diaria, González Mora marcó la importancia de la construcción de esta herramienta que abarca a ambos subsistemas. Según dijo, por distintos motivos en el pasado no fue posible generar un indicador común a toda la educación media y, por lo tanto, el IVS representa “un hito”, más allá de que la herramienta se seguirá perfeccionando.
Los datos
El IVS de la educación media da un puntaje de vulnerabilidad a cada estudiante y, en un segundo paso, en función de a dónde concurren elabora un promedio para cada uno de los 493 centros de educación media de todo el país -307 de Secundaria y 186 de UTU-. Ello permite que cada centro tenga un valor, que luego es agrupado en quintiles de forma que el quintil 1 nuclea a los centros más vulnerables y el 5 a los que están en mejores condiciones. La medición, correspondiente a 2022, muestra que de los 98 centros que están en el quintil 1, 55 son escuelas técnicas y 43 son liceos. Si se observa el quintil 5 la relación se invierte, ya que 73 son liceos y 25 centros de UTU.
Por su parte, la medición también muestra que los centros de educación media superior -de cuarto a sexto de liceo o UTU- se concentran en los quintiles de mejor nivel socioeconómico. En concreto, sólo uno de los 71 centros que tienen propuestas exclusivas de educación media superior se encuentra en el quintil más desfavorecido y 34 de ellos están en el quintil 5.
Además, el informe elaborado por el grupo que trabajó en el índice también da cuenta de cómo incide el IVS a nivel de la matrícula. Al respecto, se señala que 14,1% de los estudiantes de educación media concurren a un centro del quintil 1, lo que se explica porque, en promedio, los centros de ese quintil son más pequeños. Por su parte, los centros educativos que pertenecen al quintil 5 representan 27,2% del total de la matrícula de UTU y Secundaria.
En suma, se muestra que dos tercios de los estudiantes matriculados en liceos y escuelas técnicas del quintil 1 están en la educación media básica y que dos tercios de la matrícula total de ese tramo está concentrada en centros de quintiles 1 a 3. Por su parte, se señala que una proporción similar de estudiantes de educación media superior están concentrados en centros de quintiles 4 y 5. En la misma línea, la medición indica que mientras cerca de 20% de los estudiantes de ciclo básico concurren a un centro de quintil 1, eso sólo pasa con 9,2% de los estudiantes de educación media superior.
En materia de estudiantes con extraedad, también hay una relación con el nivel socioeconómico, principalmente en la educación media básica. En ese tramo, los centros del quintil 1 cuentan con 52% de estudiantes con extraedad, porcentaje que se reduce a 26% en los liceos y UTU del quintil 5. A su vez, ocurre algo similar con la promoción de estudiantes en esos centros, que en 2021 fue de 80% en el quintil 1 y de 87% en el quintil 5. En 2019, sin la flexibilización de las reglas de pasaje de grado motivada por la pandemia, la diferencia entre ambos extremos es más notoria: 68% de promoción en el quintil 1 y 86% en el quintil 5.
En la educación media superior, si bien los datos de extraedad no presentan diferencias significativas según el nivel socioeconómico, ello cambia con la promoción. Mientras que en los centros de quintil 1 la promoción fue de 67%, en los de quintil 5 ascendió a 71%
A seguir
González Mora contó que el IVS cuenta con la fortaleza de ser la primera herramienta que permite medir estos aspectos de manera comparable en toda la educación media uruguaya. No obstante, señaló que la ANEP aspira a seguir contando con datos cada vez más fiables. Hasta el momento, el índice es elaborado con datos que aportan otros organismos públicos, que se encargan de la administración de distintas prestaciones como la Tarjeta Uruguay Social o las Asignaciones Familiares. Además, el técnico contó que se incorporaron otras dimensiones para la construcción del índice, como el prestador y el tipo de atención en salud que reciben los estudiantes.
Precisamente, para generar el indicador se toman datos de cada estudiante y de sus hogares, que próximamente la ANEP espera poder obtener de primera mano. Para ello, González Mora contó que se está trabajando en la elaboración de una “ficha social única” de los estudiantes que concurren a centros públicos.
Por su parte, el técnico señaló que los datos permiten confirmar algunas tendencias de las que se hablaba en los últimos años. Si bien dijo que la matrícula de UTU ha crecido y la oferta educativa se ha diversificado en los últimos años, la institución todavía sigue incluyendo a la población estudiantil más vulnerable si se la compara con Secundaria. Por su parte, marcó la diferencia entre los centros de ciclo básico y los que ofrecen todos los grados con los de la educación media superior. Según dijo, las diferencias podrían explicarse porque estos últimos atienden a una población un poco más homogénea, ya que quienes cuentan con mayores dificultades para estudiar se desvinculan de manera más temprana.