La primera infancia fue el tema que convocó a profesionales, especialistas y exjerarcas este lunes en una actividad organizada por el sector del Frente Amplio (FA) Convocatoria Seregnista Progresistas, en un contexto en el que la fuerza política se encuentra elaborando su programa de gobierno. Sobre la mesa estuvo el trayecto histórico de esta área de políticas públicas, con especial foco en lo que ocurrió en los gobiernos frenteamplistas y en el actual, y también desafíos de futuro que tiene Uruguay en esa área.

Marisa Lindner, expresidenta del Instituto del Niño y el Adolescente de Uruguay (INAU), consideró que la agenda de los gobiernos del FA se debe “resignificar” para un eventual triunfo en las elecciones, escenario del que se mostró convencida. En suma, señaló que la primera infancia es la etapa más decisiva en el desarrollo de las personas, y que, si bien Uruguay presenta los datos generales más bajos de pobreza, tiene una de las pobrezas infantiles más altas de la región. En ese sentido, habló de “una brecha” entre niños y adultos con relación a ese indicador, y de que será necesario generar herramientas que ataquen el tema de forma “profunda”. “No se arregla con una curita”, ilustró.

Lindner señaló que intentar combatir la pobreza “no es nuevo para la izquierda”, y recordó que ese guarismo bajó considerablemente durante los gobiernos del FA, pero no fue posible revertir la fuerte presencia en hogares con niños y adolescentes. Respecto a este último dato, señaló que en 2004 cerca del 60% de los hogares bajo la línea de pobreza estaban habitados por niños, niñas y adolescentes, porcentaje que ha ido en descenso. Al respecto, señaló que “la mitad de la pobreza infantil está en la periferia de Montevideo” y que los otros porcentajes significativos están al norte del río Negro y en el área metropolitana.

En suma, la exjerarca planteó que otro desafío que enfrentará el diseño de políticas públicas para el próximo período de gobierno es la “gran caída” de la tasa de natalidad, lo que requerirá “repensar” las políticas. Por su parte, señaló que el FA necesita “profundizar” los acuerdos generados en la materia en el primer borrador de su programa de gobierno y “avanzar hacia un nuevo contrato de bienestar”.

En concreto, habló de “recolocar herramientas actuales” de forma similar a lo que ocurrió en 2007 con las asignaciones familiares, y también marcó la necesidad de “hacer las políticas más eficientes” y “menos reiterativas”. Por su parte, Lindner planteó que es necesario que el FA “se apure” a pensar cuáles deberían ser esas políticas y cómo financiarlas, ya que no sería deseable “llegar al gobierno todavía haciendo cuentas”, porque es una discusión que “lleva tiempo”.

Desde la educación

Luis Garibaldi, exdirector nacional de Educación del Ministerio de Educación y Cultura, habló de la necesidad de abordar políticas a la primera infancia de manera interinstitucional, y no en forma aislada desde los distintos organismos que tienen competencia en la materia. En ese sentido, señaló que es necesario que la educación articule con otras políticas sociales y de salud para solucionar los principales problemas. Entre estos, además de la pobreza infantil mencionó las dificultades de asistencia a los centros educativos, que se han agudizado con la pandemia y que muestran peores datos en la educación incial.

En ese sentido, dijo que, según datos de la Dirección General de Educación Inicial y Primaria, la asistencia insuficiente fue de 45% el año pasado en primera infancia, lo que implica que unos 38.000 niños de tres a cinco años perdieron más de 40 días de clase. Garibaldi valoró que esos números hablan de “una falta de previsión de políticas de escolarización”, principalmente a la hora de “garantizar la obligatoriedad”. Al respecto, recordó la discusión que se dio sobre ese tema cuando el gobierno modificó la redacción de la Ley General de Educación a través de la ley de urgente consideración, y señaló que la concepción del gobierno en el tema también se vio cuando se retomaron las clases presenciales durante la pandemia.

En ese sentido, recordó que la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) lo hizo sin que la asistencia sea obligatoria, algo que dio un mensaje equivocado. Con referencia a la generación del hábito de asistir a diario a los centros educativos, Garibaldi esgrimió que “desarmar es fácil”, pero “volver a armar es más difícil”. Según el también exintegrante del Consejo de Formación en Educación (CFE), “tenemos un problema” con esos datos, porque “sin asistencia es difícil que haya desarrollo y aprendizajes”.

De todas formas, consideró que las proyecciones que hablan de que la natalidad seguirá bajando en los próximos años representa una “oportunidad de avanzar”, aunque deberá evitarse la tentación de reducir el gasto destinado a la primera infancia. Por el contrario, el exjerarca dijo que será necesario aumentar la inversión en esa franja etaria para “atender mejor a los niños”. En suma, planteó que, además de una mejora en la cobertura de la educación en ese tramo etario, los gobiernos del FA dejaron más y mejor infraestructura, lo que permitiría que algunos grupos de primera infancia que funcionan en escuelas puedan pasar a jardines y así generar más centros de tiempo completo.

Con relación a este tema, Garibaldi se mostró convencido de que debe discutirse qué organismo es el más indicado para hacerse cargo de la escolarización según las edades. Al respecto, adelantó que está convencido de que es necesario que la ANEP atienda niños a partir de los tres años e INAU se haga cargo de los menores de esa edad, ya que ambos organismos hoy atienden casi la misma cantidad de niños de tres años.

Actuales y futuras políticas

Además, Garibaldi cuestionó los cambios que realizó el actual gobierno del CFE en la carrera de maestro en primera infancia, y se mostró especialmente preocupado por la eliminación del título intermedio de asistente técnico en primera infancia. Si bien no descartó que la carrera tuviera necesidad de reformularse, dijo se trata de una titulación que permitía insertarse profesionalmente a los dos años de cursada y la del asistente es una figura de apoyo importante para los maestros. Según valoró, se trata de “un error grave” que un nuevo gobierno del FA tendrá que “revertir”.

En esta línea, Lindner también cuestionó la política que lleva adelante el actual gobierno en primera infancia. Según dijo, si bien las actuales autoridades se plantearon que ese tramo etario sea una prioridad, entendió que ello “viene en fracaso”. Al respecto, dijo que el gobierno “se vanaglorió” con el anuncio de un incremento de 50 millones de dólares para atender a esa población, pero, además de que ese monto “no mueve ninguna balanza”, tampoco “están pudiendo implementarlo”. Según completó, ello tiene que ver con que dicho presupuesto se asignó de forma “poco clara y transparente”, con objetivos en áreas en las que ya se venía avanzando, como el aumento de cobertura.

En el cierre, el precandidato a la presidencia por el FA e integrante del sector, Mario Bergara, señaló que la fuerza política debe “aprovechar el rezago que se generó estos años para pensar provocadoramente” en este tema. De todas formas, advirtió que ello no debe darse a modo de “restauración” de políticas que se implementaban hasta 2020, sino que debe apuntarse a su “superación”, algo que debe ir desde la institucionalidad hasta el diseño de las políticas, de forma de lograr su “transversalización”. No obstante, planteó que ello “no es sencillo”, principalmente “por la inercia histórica de razonar según las responsabilidades institucionales”. De hecho, dijo que los presupuestos del Estado “están armados desde esa forma”; “asignamos plata por cajitas”, resumió, y dijo que ello explica por qué los 50 millones de dólares para la primera infancia “no se llegaron a ver mucho”. “Se distribuyeron en cajitas, ahora con los recursos destinados a salud mental [en la actual Rendición de Cuentas] pasa lo mismo”, dijo, y criticó que el otorgamiento de recursos se hace “sin estrategia”.

Por su parte, Bergara señaló que si es electo presidente de las primeras acciones que tomaría sería realizar “un shock en materia de cuidados”, tanto para la primera infancia como para los adultos mayores y las personas en situación de discapacidad. De todas formas, el senador entendió que es necesario “reconceptualizar” lo que se entiende por políticas de cuidados, ya que no debería aspirarse a que únicamente haya “asistentes que cuiden”, sino que debe tenerse en cuenta que “el objetivo es el desarrollo de las personas”. En ese sentido, entendió que la creación y el desarrollo del Sistema Nacional Integrado de Cuidados durante los gobiernos del FA es un hito importante que “se frenó” en el actual gobierno, pero más allá de valorar esos avances es necesario “revisar conceptualmente” dicha política para potenciarla y lograr sinergias entre distintos organismos públicos.

Desde la salud

La psiquiatra infantil Gabriela Garrido habló sobre los desafíos que deberían encararse en materia de salud mental de niños, niñas y adolescentes, problemática que se ha agravado después de los dos años de pandemia. Según señaló, debe tenerse en cuenta que los trastornos de salud mental, cada vez más presentes en esa población, “no vienen solos”. En general, dijo que son consecuencia de problemas previos, como la infantilización de la pobreza, las violencias familiares e incluso las “psicopatologías del mundo adulto, que han cambiado” en los últimos años, por ejemplo a través del consumo problemático de sustancias. Garrido también habló de la incidencia de la “alta deserción educativa”, el embarazo adolescente, cambios medioambientales, y el impacto de nuevas tecnologías y formas de comunicación, entre otros aspectos.

La psiquiatra señaló que si bien podría pensarse que “con prevención y promoción” se puede atender esta situación, aseguró que ya “no es suficiente”, porque “tenemos niveles importantes de daño generados” que exigen intervenciones para revertirlos. En ese sentido, dijo que se trata de acciones a largo plazo y que las intervenciones de impacto “no alcanzan”, por ejemplo, para atender dificultades en el lenguaje o psicomotrices. Garrido lamentó que en la sociedad uruguaya predomine una mirada “adultocéntrica” y lamentó que el SNIC haya estado “estancado en los últimos tres años y medio”. Según explicó, una muestra de ello es que recién ahora se están realizando las primeras asignaciones de asistentes personales en el actual período de gobierno.

En la versión original de este artículo se señalaba que Marisa Lindner había señalado que la presencia de niños y adolescentes en hogares pobres se ubica actualmente en 44%, lo que no fue dicho por la expresidenta de INAU y, además, es un dato que no es correcto, ya que es sensiblemente menor.