Mark Warschauer y Daniel Ritchie son profesores de la Universidad de California y se han dedicado al estudio y la enseñanza de la informática y el pensamiento computacional. Como todos los docentes que trabajan en ese campo, en los últimos meses se han dedicado a abordar el desarrollo vertiginoso de la inteligencia artificial (IA) generativa, que ha permitido crear textos e imágenes difícilmente distinguibles de creaciones humanas. En Estados Unidos trabajan en un proyecto con escuelas por el que han desarrollado distintos usos de la IA para favorecer los aprendizajes de los 80.000 estudiantes a los que han llegado.
Por un lado, PapyrusAI es una plataforma para la mejora de la escritura y, por el otro, CodeAI apunta al desarrollo del pensamiento computacional desde la práctica, ya que son los mismos alumnos quienes desarrollan su propio ChatGPT. Más allá de este trabajo, los especialistas admiran el caso uruguayo y el trabajo de Ceibal, gracias al que, según sostuvieron en entrevista con la diaria, el mundo entero tiene grandes lecciones que aprender de Uruguay. Precisamente, en octubre participaron en la presentación del Marco referencial para la enseñanza de la inteligencia artificial que publicó la agencia de innovación educativa uruguaya.
¿Cuál es el rol de los sistemas educativos para que la IA generativa sea vista también en sus potencialidades y no sólo en sus riesgos?
Mark Warschauer (MW): Es realmente importante que la población tenga la comprensión más amplia posible de la IA, pero no sólo de sus capacidades, sino también de sus riesgos y peligros. Si la IA se convierte sólo en competencia de un pequeño sector de expertos y nadie más la entiende, será muy difícil implementarla de manera amplia y con fines benévolos de desarrollo económico, desarrollo social y equidad. Por eso creo que es muy importante para el futuro. Dentro de cada país y a nivel internacional es importante desarrollar la comprensión más amplia de la capacidad de la IA, así como de sus riesgos y peligros, para que pueda implementarse de manera que beneficie a la sociedad.
Siempre es un riesgo si tienes tecnologías muy poderosas controladas por un pequeño número de personas. Al comienzo de la imprenta vimos cómo durante cientos de años hubo una lucha para desarrollar la alfabetización y lo importante que era eso para la igualdad en todo el mundo, y al comienzo de la era de las computadoras también vimos lo importante que era desarrollar una alfabetización informática y digital entre personas de todo el mundo, y creo que vemos lo mismo con la IA.
Daniel Ritchie (DR): La educación tiene el potencial de democratizar el uso de la IA, y creo que es entonces que empezamos a alejarnos de los titulares aterradores y a analizar lo que podemos hacer con ella. Cuando todo el mundo es capaz de ver un problema y resolverlo con IA, se trata más de resolver problemas que de crearlos.
¿Esta tecnología puede modificar la forma en que razonamos?
MW: Walter Ong, que estudió oralidad y alfabetización, dijo que las tecnologías no son meras ayudas exteriores, sino también transformaciones interiores de la conciencia. Entonces sí, las tecnologías afectan. Hay que pensar cómo la imprenta cambió la lectura y la escritura; o cómo Google cambió la forma en que las personas acceden a la información, la forma en que piensan sobre las cosas, en que toman decisiones y trabajan juntas. No estamos hablando sólo de pequeños cambios, sino de grandes cambios en términos de cómo pensamos, cómo actuamos y cómo trabajamos, pero es muy importante que el ser humano esté a cargo. Incluso el ChatGPT se basa en nuestras palabras, nuestros dibujos, nuestras imágenes, nuestros algoritmos, y tenemos que seguir teniendo el mando. Creo que el futuro está en la colaboración humana con la IA, no en que la IA nos dirija como esclavos.
DR: Se trata más bien de cómo podemos utilizar el juicio y el razonamiento humanos con la IA como facilitadora o como asistente, como una forma de hacer avanzar la innovación humana de mejor manera y más rápido.
MW: La gente me pregunta si quiero que la IA sustituya a mi médico a la hora de tomar decisiones sobre mi salud. No, no quiero eso, pero prefiero tener un médico que pueda aprovechar el poder de la IA para tomar mejores decisiones que un médico que no tenga los beneficios de esa tecnología, y creo que eso se aplica a todos los aspectos del trabajo. No tenemos que ver a la IA como un reemplazo de las decisiones humanas, sino como una mejora.
¿Qué alcance tiene el proyecto con escuelas en el que trabajan en Estados Unidos?
MW: Estamos trabajando en dos o tres distritos escolares que tienen alrededor de 80.000 estudiantes y recién estamos comenzando en todo lo relacionado con la inteligencia artificial. Sólo estamos recopilando información y haciendo planes. En lo que hemos estado trabajando durante varios años es en desarrollar e implementar un plan de estudios de pensamiento computacional. No tenemos la misma ventaja que Ceibal.
En California tenemos grandes desafíos en el desarrollo del lenguaje y la alfabetización. Muchos de los niños no crecen hablando inglés y por eso hay un gran énfasis en la enseñanza del idioma y el desarrollo del lenguaje y la alfabetización en inglés. Por eso hemos intentado desarrollar un plan que pueda combinar el pensamiento computacional y ayudar a los estudiantes a desarrollar su lenguaje y su capacidad de alfabetización.
También tenemos un país con mucha diversidad cultural y por eso es importante para nosotros desarrollar un plan y materiales que reflejen los diversos grupos culturales que hay, para que todos se vean representados.
DR: Nuestro proyecto Computación Elemental para Todos se ha desarrollado durante varios años y hemos llegado a muchos estudiantes en varios distritos, y en este momento estamos probando algunos de nuestros trabajos de IA. Por eso, nuestro trabajo con la IA está comenzando en unas pocas aulas. Tenemos PapyrusAI para instrucción en inglés y escritura y tenemos CodeAI para programación. Ambos están comenzando en escenarios muy pequeños, pero muchos de nuestros compañeros distritales esperan vernos expandirlos a otros distritos, especialmente CodeAI, la parte de programación y pensamiento computacional con IA. PapyrusAI se aplica del tercero al quinto grado y CodeAI, del sexto al octavo grado.
MW: Todo el mundo está interesado en la IA, pero nadie sabe exactamente cómo hacerlo. Por ejemplo, a la gente le preocupa que los estudiantes utilicen el ChatGPT para hacer trampa. Por eso en la etapa inicial nos hemos concentrado en desarrollar herramientas como PapyrusAI y CodeAI, que brindan un entorno seguro y efectivo para que los niños aprendan con y sobre la IA. No podemos decirles a niños de 12 años: “Vayan al ChatGPT y comiencen a usarlo”. Eso no va a funcionar. Esperemos que este año podamos desarrollar esas herramientas y luego implementarlas de manera más amplia en las escuelas.
¿El hecho de que los estudiantes trabajen poniendo manos a la obra es una mejor manera de incorporar aspectos éticos y de funcionamiento de la IA?
MW: Si los estudiantes tienen la oportunidad de utilizar la IA de forma práctica, pueden aprender más sobre las cuestiones éticas, las complicaciones y los desafíos. Una cosa es si simplemente intentamos explicar a los estudiantes que la IA puede estar sesgada o tener problemas éticos. Otra cosa es si ellos mismos crean IA y ven con sus propios ojos los problemas que surgen, eso se vuelve mucho más real para ellos. Sólo a través de ese tipo de oportunidades prácticas para usar, modificar y crear IA realmente se puede obtener una perspectiva de los desafíos y problemas que plantea.
DR: E incluso más que obtener una perspectiva al respecto, esperamos que los estudiantes logren reconocer cualquier sesgo en lo que están creando. Si crean algo con prejuicios, que reconozcan qué impacto podría tener y descubran cómo resolverlo, y así abordar esos problemas en una escala más pequeña y segura. Cuando lo haces en el aula, estás en un entorno donde se pueden cometer errores que te enseñarán la lección sin consecuencias reales.
¿Qué potencial creen que tiene Uruguay para abordar la IA en su sistema educativo de una manera masiva?
MW: Uruguay tiene un tremendo potencial para eso. Tienes el mayor grado de uso de computadoras en las escuelas, el más alto grado de acceso a internet en las escuelas y en la sociedad. Tienes un plan de estudios que incluye pensamiento computacional, que llega a un gran número de niños, y todo eso crea la base. Imagínate si estás tratando de enseñar sobre IA pero no tienes computadoras, internet ni pensamiento computacional.
Uruguay es el número uno en eso, no sólo en América Latina, sino en el mundo. Tienes a Ceibal, uno de los mejores programas nacionales de tecnología educativa del mundo. Apenas estamos comenzando este trabajo en IA, estamos aprendiendo de Uruguay sobre lo que están haciendo al respecto. Esperamos trabajar con el país para amplificar su voz y ayudar a llevar las lecciones que están aprendiendo no sólo a las escuelas y sectores educativos en Estados Unidos, sino en todo el mundo.
A raíz de la popularización de ChatGPT, muchas universidades optaron por bloquear el acceso a la plataforma. ¿Cómo se ha seguido el abordaje del tema en las universidades estadounidenses?
MW: Las universidades están extremadamente motivadas para avanzar hacia la IA y hacerlo rápidamente. Creo que hay un amplio reconocimiento en el sector universitario de que este es realmente el futuro. No es sólo el futuro de la educación, sino también el futuro de la atención sanitaria, de la economía, de la innovación. Aquí, en la Universidad de California, estamos creando nuestros propios desarrollos de grandes modelos de lenguaje que podremos entrenar y usar con nuestros propios datos. Contamos con grupos creados para liderar el trabajo de la universidad en todos los sectores importantes: educación, atención médica, desarrollo económico, etcétera. Por lo tanto, las universidades ven esto como una gran prioridad. Universidades de todo el país están contratando investigadores expertos en IA tanto en informática como en campos aplicados, como la educación.
DR: Muchas universidades se han puesto en contacto con Mark para averiguar qué hacer en relación con la IA, asegurándose de que los profesores estén capacitados sobre qué hacer en sus clases. Hay muchas decisiones que se deben tomar en cada institución. Pero aparte de algunos casos en los que se ha prohibido, parece que muchas universidades están avanzando hacia ella. La IA está aquí. Necesitamos aceptarlo y descubrir cómo lidiar con ello.