“Aún no arrancaron los cursos y este año ya promete ser caótico”, aseguraron a la diaria estudiantes del Centro de Estudiantes del IPA (Ceipa). En paralelo, y a días de que comiencen las clases en formación docente, el Sindicato de Docentes de Formación en Educación (Sidfe) emitió un comunicado en el que asegura que la Transformación Educativa de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) “está mostrando que el caos es buscado por la administración al hacer tardíamente las elecciones de horas de Secundaria y UTU, provocando que existan miles de horas vacantes y cientos de grupos sin docente”.
Particularmente en Formación en Educación, esbozaron que existe un “proceso de desmantelamiento” que avanza “a pasos agigantados”, y que “el inicio de cursos de este 2024 es un claro ejemplo de las políticas llevadas adelante por la actual gestión”.
En ese marco, denunciaron que el Plan 2023, que es resultado de la reforma educativa, “fue hecho a las apuradas y arbitrariamente para cumplir con plazos políticos y no pedagógicos”. Al comienzo de los cursos, a su vez, aseguraron que el plan “carecía de programas”, y que también “fusionó asignaturas y/o eliminó otras, sin fundamentos”.
Pusieron como ejemplo a la situación del Instituto Normal de Enseñanza Técnica (INET) como el lugar donde es “más notorio” el “caos que provoca esta administración”, ya que “el Plan 2023 lo reformulan a principios del 2024 y dejan en la completa incertidumbre a estudiantes y docentes sobre el futuro y contenido de las carreras que se imparten”.
En disputa
Uno de los ejes en cuestión por el sindicato desde hace meses, es la nueva obligatoriedad de que los docentes tomen “una cantidad determinada de horas para conformar las llamadas Unidades Horarias de Desempeño Docente”. Tal modificación “llevó a que solo unos 1.600 profesionales pudieran hacerlo sobre un total aproximado de 2.800 que tenía el CFE en 2023”, aseguraron en el comunicado. Según su interpretación, se trata de “un desempleo encubierto que se trasladó a los otros subsistemas” y, por tanto, “se inicia así el año con una pérdida enorme de experiencia profesional acumulada, algo que es impensable en cualquier institución que se precie de fomentar la calidad educativa”.
Por otro lado, apuntaron a lo denunciado por el núcleo sindical de Magisterio, en el que muchos estudiantes se quedaron sin cupo para poder cursar asignaturas. En este caso, además, agregaron que “a pocas cuadras” del Instituto hay “una competencia privada que recibirá apoyos económicos a través de becas por parte del MEC [Ministerio de Educación y Cultura] para que las y los estudiantes cursen allí”, lo que aseguraron que significa un “claro ejemplo del desvío de fondos públicos a instituciones privadas”.
Asimismo, hicieron referencia a que persisten casos de docentes en los que se atenta contra sus “derechos” y sobre los que utilizan informes “acerca de la labor profesional docente como instrumento de persecución y castigo por opinar distinto”.
La mirada estudiantil
Los estudiantes del Ceipa también mostraron su preocupación ante el hecho de que, a menos de un mes de que comiencen los cursos, hay programas de segundo año, en donde se aplicará la reforma educativa con el Plan 2023, que “aún no están publicados”.
A su vez, señalaron que durante 2023 los estudiantes de primer año “estuvieron regidos bajo un nuevo Reglamento de las Carreras del Consejo de Formación en Educación que ha sido causante de innumerables trabas a la hora de pasar de año, lo que generó —en el peor de los casos— que los estudiantes no hayan podido inscribirse al segundo año de sus carreras”.
A propósito, narraron que los estudiantes se “enteraron sobre las reglas para promover un año habiendo empezado los cursos hacía más de un mes”. Como agregado, señalaron que a mediados de diciembre se aprobó una nueva versión del Reglamento, y que si bien “en principio se mantiene sustancialmente igual al anterior de abril, no ha tenido ningún tipo de difusión entre el estudiantado”.
Por otro lado, manifestaron su disconformidad con la semestralización de las materias, que es otro de los cambios introducidos por la reforma educativa. Aunque admitieron que la “modalidad no es mala per se”, reclamaron que en “las carreras de formación en educación se implementó de forma improvisada y sin considerar las problemáticas que podría acarrear”.
Por último, recordaron que “históricamente tenemos grupos superpoblados que se subdividen a mitad de año porque no se toman decisiones en favor de la mejora edilicia ni llamados a docentes para cubrir cargos”. En ese contexto, destacaron que este año “se pusieron cupos en los cursos desde el momento de la inscripción, sin aviso previo al estudiantado, teniendo como evidente consecuencia que un menor número de estudiantes pueda cursar este año”.