Este martes la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) presentó el Monitor Educativo de Enseñanza Media Técnico Profesional 2023-2024, con la presencia de la presidenta de la ANEP, Virginia Cáceres, y el director general de la UTU, Juan Pereyra.

El monitor fue trabajado por el Departamento de Estadística de la Dirección Técnica de Gestión Académica de la UTU en conjunto con la División de Investigación, Evaluación y Estadística del Consejo Directivo Central (Codicen) de la ANEP. En el documento y en la exposición se presentan, sobre todo, “las principales tendencias de los indicadores” vinculados a la matrícula, aprobación, establecimientos educativos, desvinculación y egreso desde 2008, entre otros puntos.

En 2024, 102.203 estudiantes se matricularon en las ofertas públicas de la UTU: 29% en ciclo básico, 51% en bachillerato, 16% en educación terciaria y el 4% en capacitaciones y formación profesional.

Desde 2008 hasta 2024, la matrícula de ciclo básico de la UTU pasó de 17.676 a 29.539 estudiantes, es decir, 11.863 estudiantes más. En clave país, la matrícula también aumentó en proporción con respecto a la educación media básica general, que incluye también a secundaria: del 12% pasó a ser el 22% del total en ese tramo.

A pesar de que en el período completo se puede ver un crecimiento de la matrícula, detectaron que desde 2020 hay un decrecimiento en ciclo básico, que también se da a nivel país desde 2018, y lo atribuyen a “factores demográficos”.

En cuanto a la matrícula de las propuestas de educación media superior, desde 2008 la UTU pasó de 29.363 a 52.534 estudiantes, por tanto, tuvo un incremento de 23.171 estudiantes. En esta franja también la matrícula aumentó en comparación al total de la matrícula de bachillerato del país: pasó de 23,7% a 31,9%.

Uno de los motivos del crecimiento de la matrícula de bachillerato de la UTU en 2024 se vincula con “una tendencia de crecimiento” de la oferta de educación media profesional, que “fue renovada con los nuevos bachilleratos técnicos profesionales”, según el monitor. En concreto, la inscripción en el primer año pasó de 7.985 en 2023 a 10.640 en 2024.

Otro de los datos destacados es la “disminución de la condición de extraedad”. Al respecto, evidenciaron que en 2019 la extraedad en el ciclo básico tecnológico representaba el 45,4% y en 2024 la extraedad en la educación básica integrada (EBI) bajó a 37,6%. Por su parte, en 2019 dicho indicador en la educación media tecnológica representaba 73,1% y en 2024 pasó a 66,3%.

De acuerdo al documento, estos resultados dan cuenta de “la efectividad de las nuevas estrategias para la protección de las trayectorias educativas, que se sumaron a las existentes”. En ese sentido, enumeraron algunas de las variables que condicionaron estos resultados: “La reorganización de la oferta educativa tomando en cuenta la población objetivo, o la focalización de políticas socioeducativas a través de los centros María Espínola para EBI, el Proyecto Construyendo Horizontes”, que atiende a la población en riesgo de desvinculación, y el Plan Avanza, “destinando un presupuesto equivalente a más de 200 grupos para brindar tutorías e incrementar las figuras de acompañamiento”.

Mejora de la aprobación

De 2008 a 2024, la aprobación en ciclo básico creció 12,6%. Según evaluaron, 2020 fue el de mayor aprobación, “producto del ajuste de las reglas de pasaje de grado asociadas al contexto sanitario, para luego mantenerse por encima de los registrados históricamente”. Justamente, en 2023 el porcentaje de aprobación fue del 75,8%, con una diferencia del 1,7% con respecto al año previo.

Por otro lado, en 2023 la EBI aumentó 15,9% la aprobación respecto del plan que regía en ciclo básico en 2019, y la formación profesional básica (FPB) aumentó 5,7% en el mismo período. Aseguraron que “el incremento de la aprobación registrado en 2023 se da en la EBI, porque la FPB decreció”. Al respecto, la Transformación Curricular eliminó la repetición en séptimo grado, que sólo se da si el estudiante se desvincula del centro educativo.

También en 2023 identificaron que “fue el año de la menor cantidad de estudiantes que eligieron al FPB, tanto a través de la preinscripción de la plataforma Gurí como por solicitudes directas de los centros educativos, lo cual muestra una tendencia de mejora en el acceso en edades más oportunas en este nivel y la necesidad de atender focalizadamente a la población en riesgo educativo, como lo hacen los centros María Espínola”.

Por último, con respecto a la aprobación, detectaron que en bachillerato mejoró 11,4%. Al respecto, esgrimieron que el crecimiento fue “sostenido” desde 2017 y hasta 2022, cuando decreció, pero en 2023 volvió a ascender: fue del 75,5%, 5,7% más de aprobación con respecto al año anterior. Esta mejora en 2023 también fue observada en educación media tecnológica y en educación media profesional más bachillerato técnico profesional: 4% y 10,2%, respectivamente.

Desvinculación, egreso y centros María Espínola

La desvinculación fue otro de los puntos estudiados en el monitor. Del 2008 a 2024, en ciclo básico descendió 5,9%. Asimismo, la desvinculación interanual, interpretada como “el porcentaje de estudiantes que matriculados en un determinado período curricular no se encuentran matriculados al siguiente, bajó de 11% en 2022 a 8,2% en 2023”, para, de esta forma, retomar “su tendencia descendente, siendo el valor más bajo de la serie”.

En cuanto a la FPB, la desvinculación en 2023 fue de 19,7%. Ello implicó una disminución respecto del año anterior y que también se redujera la brecha que históricamente existe con los otros planes, aunque la desvinculación en la FPB se mantiene por encima de la EBI.

En tanto, en bachillerato la desvinculación descendió 5,8% desde 2008, mientras que la desvinculación interanual en 2023 fue de un 22,9%, “registrando una disminución de 5,3 puntos porcentuales respecto al año anterior”. En esta línea, observaron “diferencias según el tipo de curso”. En el caso de la educación media profesional y el bachillerato técnico profesional, es 5,8 puntos porcentuales más alta que en educación media tecnológica -donde fue de 21%-, “aun cuando la brecha entre los niveles se redujo en el 2023”.

En cuanto a los niveles de egreso, el monitor especificó que el año pasado egresaron en ciclo básico 6.325 estudiantes y 5.632 en bachillerato. A su vez, señalaron que “por primera vez el egreso de EBI es superior al de FPB, ubicándose en 6,3 puntos porcentuales por encima del porcentaje de egresados de FPB”.

Otro de los ejes presentados en el monitor se refiere a los centros María Espínola, que este año representan el 19% de la matrícula de la EBI, es decir, 4.162 estudiantes. Evidenciaron que nueve de cada diez estudiantes de dichos centros se encuentra en los quintiles 1 y 2 de menores ingresos. En este marco, la aprobación en los María Espínola “es 2,3% mayor que en los centros que imparten EBI en el trienio 2021 a 2023” y que, en esos mismos tres años, la desvinculación disminuyó de 11% a 5,1%. En cuanto al egreso, en el monitor se especifica que son 8,9% “más que en los centros que imparten EBI, alcanzando un 72,2% de egresados”.

Autoridades atribuyen mejoras a la Transformación Educativa

“Todos los datos que nosotros manejamos han sido buenos, todos los valores han mejorado, tanto a nivel de matrícula como a nivel de desvinculación, de aprobación y de egreso”, aseguró el director general de la UTU en rueda de prensa.

En cuanto a la desvinculación, Pereyra destacó su disminución. “Es algo que estamos trabajando mucho, porque es un grave problema y porque los chicos que desertan generalmente son los de los quintiles más bajos, sin embargo, bajó varios puntos”, dijo. En relación, subrayó que el monitor arrojó que el 51% de los alumnos de educación media de la UTU están en los quintiles más bajos.

Por otro lado, consultado sobre el aumento de la matrícula y también los egresos, el director general de la UTU señaló que han “avanzado mucho territorialmente: en esta gestión tenemos más de 50 puntos educativos nuevos en todo el país y después hemos diversificado mucho los cursos, hay 60 y pico de bachilleratos nuevos, y los alumnos también buscan mucho la educación básica integrada con un poco de formación para el mundo laboral”.

Asimismo, vinculó los datos sistematizados en el monitor con la Transformación Educativa. “Ya se están viendo los resultados de que la misma ha mejorado”, apuntó. Especialmente, visualizó el efecto de la reforma en los resultados que el monitor arrojó sobre los centros María Espínola (CME): “Tienen una diferencia importante sobre los centros comunes, en desvinculación es menor y la aprobación y la tasa de egreso es mayor”, esbozó.

“Los mismos dos indicadores que estuvimos hablando cuando presentamos los datos de secundaria se presentan en este monitor: un aumento en el nivel de aprobación, específicamente en la EBI, y una disminución en el indicador de la desvinculación. Esos dos indicadores, vistos de una manera conjunta, nos dan el primer monitoreo de cómo va la implementación después de un año entero de aplicación del EBI, que lo visualizamos como algo muy positivo”, aseguró en diálogo con la prensa, por otro lado, la presidenta del Codicen, Virginia Cáceres, en relación con la influencia que ha tenido la Transformación Educativa en los resultados.

Por último, Pereyra fue consultado sobre el ausentismo de los docentes de la UTU y afianzó que “es importante”, y lo atribuyó “sobre todo a las licencias médicas”. “Hay algunas licencias médicas que a mí me generan grandes dudas. Hay localidades en las que tenemos 20% y 30% de docentes con licencias médicas y eso nos ocasiona graves problemas, porque no se les da clase a los alumnos y hay un destino muy importante de recursos para pagar esas licencias”, sentenció. “Hay ausentismo, lo estamos tratando de solucionar”, finalizó.