Órganos con sonidos de distintos instrumentos como teclados de computadora, pantallas Apple de tamaño televisión, salas de grabación, mesas compartidas con computadoras, mesas individuales con ruedas para que el estar pueda ser compartido; una especie de anfiteatro para sentarse con laptops y ver proyecciones de películas o de trabajos realizados.

En la sede principal de TUMO Armenia todo huele a futuro: los equipamientos, la estructura, el patio. Suena una música leve que eligen los docentes y, mientras tanto, adolescentes de entre 12 y 18 años aprenden algunas de las 14 disciplinas vinculadas a la tecnología: desarrollo web, inteligencia artificial (IA) generativa, programación, robótica, animación, música, cine, escritura, dibujo, fotografía, modelado 3D, diseño gráfico, grafismo en movimiento y desarrollo de videojuegos.

Logos de colegios privados, ropa lisa, equipos deportivos, polleras, pantalones: el estudiantado es versátil, con distintos intereses y realidades socioeconómicas. Justamente, el acceso a TUMO es gratuito, porque parte de los objetivos centrales es que la población estudiantil sea diversa y que el acceso a los aprendizajes en tecnología se democratice lo más posible.

Así sucederá también en Uruguay: a partir del año próximo, 800 adolescentes podrán acceder gratis al aprendizaje de tres de ocho disciplinas: IA generativa, música, programación, animación, robótica, producción cinematográfica, modelado 3D y desarrollo de videojuegos.

El primer centro TUMO en el país está en construcción en el predio del aeropuerto de Carrasco, ya que el principal socio es la Corporación América Airports, propiedad del empresario argentino Eduardo Eurnekian. Carolina Gutiérrez es la directora general de TUMO en Uruguay y asesora estratégica para el proyecto desde marzo de 2023. En el gobierno pasado, Gutiérrez fue asesora del Ministerio de Industria, Energía y Minería para crear el programa Uruguay Innovation Hub, que lideró entre 2022 y 2023; antes, fue asesora en el área de innovación del Banco Interamericano de Desarrollo. Es economista, magíster en Comunicación y diplomada en administración y dirección de empresas.

En diálogo con la diaria y otros medios de prensa que viajaron a Armenia para profundizar en el método de aprendizaje de TUMO, aseguró que la localidad de la construcción se trata de un punto estratégico: debido a que parte de los objetivos principales de TUMO apuntan a la “integración social”, manifestó que el aeropuerto permite que ello se lleve a cabo, ya que “tiene en sus inmediaciones población de diversos contextos” y, además, porque consideran “muy rico que se unan en un lugar como el aeropuerto, que es un emblema por ser la entrada al país”.

En ese sentido, esgrimió que la intención es que los y las 800 adolescentes que accedan este primer año al programa estén balanceados entre quienes asisten a liceos públicos y colegios privados de la zona, y otra parte será de inscripciones generales, que se abrirán este año. Para los liceos públicos, además, se les ofrecerá traslado hasta TUMO. Si bien en una primera instancia estiman que los cupos serán para 800 adolescentes, la capacidad del edificio será para 1.500.

“Hay mucho talento en Uruguay, pero hay desigualdad en el acceso a posibilidades de aprender sobre tecnologías creativas de la forma en que TUMO las enseña, que son aplicadas”, manifestó Gutiérrez. Por eso, su principal foco es “igualar las oportunidades de acceso con este TUMO y, eventualmente, si es un éxito, expandirlo”.

Financiación y socios

La Corporación América Airports hace la inversión en lo edilicio y en el equipamiento de TUMO Uruguay. Gutiérrez afirmó que todo ello son diez millones de dólares, más el mantenimiento, que estiman que será de dos millones de dólares al año. Sin embargo, buscan otros socios, como también lo hicieron al inicio al pensar en la sostenibilidad del proyecto, no sólo a nivel financiero sino también en conocimientos.

Así es que Ceibal se convirtió en otro socio: de acuerdo con Gutiérrez, se trataba del “socio natural, por su institucionalidad en la educación de tecnologías en Uruguay” y su entendimiento sobre “cómo funciona el sistema educativo”. Asimismo, por su capacidad de “articulación de programas relacionados con tecnología” y para que TUMO pueda “tener la capilaridad que Ceibal tiene a nivel nacional de acceso a los liceos”.

Las primeras conversaciones con Ceibal fueron durante el gobierno pasado, con Leonardo Folgar como presidente. Ahora, la presidenta es Fiorella Haim, pero, según Gutiérrez, no hubo ningún cambio; contrariamente, “se redobló el compromiso” y están “trabajando de forma conjunta en toda la planificación”.

El aporte de Ceibal será el personal docente: se abrirán llamados para entre 18 y 20 docentes, que serán tutores y líderes de taller, y viajarán a Armenia para conocer las raíces del proyecto y capacitarse. La directora de TUMO Uruguay explicó que a la brevedad se abrirá un período de “expresión de interés”, en el que los docentes podrán inscribirse para quedar “en una base de datos” y luego podrán ser contactados directamente. En enero o febrero será cuando las inscripciones se abran formalmente, y ya en abril las y los seleccionados comenzarán a trabajar.

En TUMO Uruguay habrá dos turnos diarios por la tarde, de dos horas cada uno, de lunes a viernes, pero también se estima que se habilite el sábado. Para Gutiérrez, el “gran desafío” del proyecto será “sostener el interés de los chicos que se inscriban”, y luego “poder llegar a las locaciones más recónditas del país”.

La llegada a Uruguay

En Armenia hay casi tres millones de habitantes, y en la capital, Ereván, alrededor de un millón. “Hay similitudes entre los dos países, que van a ayudar a que el modelo aterrice bien en Uruguay”, aseguró Gutiérrez.

TUMO fue fundado en Armenia en 2010. Después, el crecimiento fue inminente: en la actualidad hay más de diez países que cuentan con centros TUMO. Desde Francia, Estados Unidos, Japón o India, hasta Argentina, en cuya capital se inauguró el primer centro TUMO de América Latina. En total, son más de 35.000 los estudiantes activos en todo el mundo y más de 80.000 los graduados. A fines de este año, la cantidad de centros a nivel mundial será de 30, seis de ellos en Armenia. Además, se suman 42 “boxes”: centros TUMO de tamaño reducido, para un grupo de estudiantes, colocados en sitios remotos del mundo, para que los y las adolescentes no tengan que trasladarse seguido a las sedes centrales cuando las distancias son extensas.

“El número está creciendo muy rápido: en los próximos dos años se duplicará”, aseguró en diálogo con la prensa Pegor Papazian, director de Desarrollo de TUMO y uno de los cofundadores. Papazian es arquitecto, magíster en Ingeniería Eléctrica y Ciencias Computacionales y formado en una escuela de negocios de la Universidad de Chicago.

Al igual que Pegor, Marie Lou Papazian forma parte del proyecto desde los inicios. Marie Lou es la CEO de TUMO, pero comenzó siendo la jefa de Construcción y Desarrollo de Contenido; es ingeniera arquitectónica, magíster en Informática Educativa y en Gestión de la Construcción y graduada del Programa de Dirección General de la Escuela de Negocios de Harvard.

Sobre la llegada de TUMO a Uruguay, Pegor manifestó que poder expandirse en Latinoamérica, particularmente en “una ciudad dinámica como Montevideo”, les “abre todo un mundo de posibilidades”. “Gracias a ello, también podremos tener una mayor presencia en Latinoamérica, por lo que lo vemos como un trampolín”, aseguró. Además, enfatizó en la “tradición” uruguaya a través de Ceibal de “apostar realmente por la tecnología y la educación”, lo que consideró como “inusual” y que les genera el afán por “formar parte de ello”.

Más allá de las similitudes de la densidad poblacional entre Armenia y Uruguay, Pegor aseguró que TUMO tiene “un efecto similar en muchos países diferentes”. “Al principio pensábamos que las diferencias culturales nos obligarían a cambiar el programa, pero resulta que los adolescentes tienen su propio país: son similares porque son adolescentes”, esbozó. En ese sentido, aseguró que tanto las “reacciones” como los “beneficios” del programa se ven de igual forma en todos los países.

De acuerdo con Marie Lou, a las adolescencias y las infancias “les encanta aprender”: “Es una capacidad humana y algo muy especial en la humanidad: nacés para aprender, querés aprender y cuando aprendés te sentís satisfecho; cuando entendés algo, te sentís feliz, y eso es así en todas partes”, afirmó. Para Pegor, existe el “estereotipo sobre los adolescentes de que tienen poca capacidad de atención, que no les gusta esforzarse, pero no es cierto”, dijo, pues lo ven reflejado cada día en las clases en TUMO.

El método de enseñanza

En todos los centros TUMO del mundo, los y las estudiantes se forman de manera presencial, dos veces a la semana durante dos horas cada día, en un promedio de uno a dos años, pero también puede ser más. Primero hay una etapa de self learning y luego de workshop: básicamente, en un inicio el o la adolescente aprende los puntos básicos de una o más disciplinas elegidas y suma créditos, para luego acceder a un cupo para un taller, en el que desarrollarán un proyecto práctico y así lograr tener un portfolio con los distintos productos.

En la primera etapa, el estudiantado técnicamente trabaja en solitario, pero en cada turno hay varios tutores que están para guiarlos y responder las preguntas que les surjan. Donde sucede este trayecto es en salas amplias, con muchas computadoras, asientos, mesas compartidas y espacios donde averiguar cuál área de aprendizaje les gusta más.

En la segunda etapa, las salas se vuelven un poco más tradicionales, aunque no así el método: las computadoras se alinean en doble fila, el estudiantado está frente a frente y con un pizarrón detrás, hay un o una líder de taller que profundiza la enseñanza sobre la materia. Sin embargo, cada estudiante desarrolla cada proyecto a su tiempo, no hay pruebas que rendir ni notas que recibir.

“Los jóvenes necesitan algo fuera de su sistema escolar, necesitan algo como esto, que les abra horizontes y les permita pensar en su futuro desde temprano, porque TUMO te da la oportunidad de probar cosas, de no tener miedo y luego tomar una decisión sobre lo que quieres hacer en la vida”, opinó Marie Lou.

Asimismo, la CEO aseguró que la “parte más importante de TUMO es el estudiante”. Marie Lou fue quien desarrolló el programa educativo de TUMO. En ese marco, profundizó en por qué eligieron el método de autoaprendizaje para el proyecto: “Cada niño tiene un ritmo diferente, un carácter diferente y una ambición diferente. En las aulas hay algunos alumnos que entienden muy rápido y otros necesitan tiempo; eso no significa que no vayan a entenderlo, sino que necesitan tiempo para asimilarlo o tal vez necesiten repetirlo varias veces para poder entenderlo o tal vez descubran un aspecto que no entendían y dediquen más tiempo a ello”, esbozó.

Aun así, aseguró que el hecho de que sea autoaprendizaje “no significa que estés completamente solo”, sino que “hay todo un sistema que te acompaña” e intenta buscar la forma de “atender a cada uno individualmente”. “Por eso combinamos el autoaprendizaje a largo plazo con el tiempo en grupo y los talleres”, complementó Pegor. De acuerdo con el director de Desarrollo, de esta manera se les “enseña a aprender de forma autónoma”, pero luego también se trabaja en equipo. Y así sucesivamente, alternando entre disciplina y disciplina.

A su vez, destacaron la exigencia de TUMO de que la enseñanza se realice de manera presencial. “No queremos aislar a los estudiantes y que estén solos, queremos que estén rodeados de niños similares”, manifestó.

Como programa que se preocupa por la “innovación”, ambos cofundadores fueron consultados por la inteligencia artificial (IA), su implementación en los centros TUMO y los desafíos que acarrea. Para Pegor, una de las “preocupaciones” es que “altera el sistema educativo” y también las relaciones entre los propios estudiantes. Por esa razón, aseguró que la única solución para “contrarrestar” estas problemáticas es que los y las adolescentes “sean expertos en IA: que sepan exactamente cómo funciona, cómo adaptarla a sus deseos, a sus proyectos, en lugar de ser consumidores pasivos, que es lo peor que se puede ser”.

Por este motivo, señaló que en el último tiempo desde TUMO están llevando a cabo la “educación en IA a gran escala” a través de la “IA generativa, que trata sobre la creación de agentes de IA y el entrenamiento de la IA, entre otras cosas”. Asimismo, dijo que en todas las disciplinas que puede aprenderse en los centros están introduciendo esa herramienta. “La vemos como una tecnología muy empoderadora, así que creemos que la solución para afrontar el reto de la IA es profundizar más y comprometerse más, en lugar de ponerse a la defensiva”, finalizó.

Aprender, probar, fracasar, volver

Ashot tiene 16 años e ingresó como estudiante a TUMO en 2022. Es de Gyumri, un pueblo de Armenia situado a dos horas de la capital, que cuenta con un centro TUMO más pequeño que la sede central en Ereván, pero, como en todo el mundo, con el mismo funcionamiento. Ashot aprendió diseño gráfico, cine y ahora música: toca la batería. La mejor parte de ser estudiante en TUMO, dijo, es poder probar y practicar para finalmente poder decidir qué seguir estudiando en la universidad.

Kim también tiene 16 años y estudia en Gyumri desde 2022. En conversación con la prensa, narró que al inicio comenzó a estudiar en TUMO sólo para “ocupar” su tiempo libre. Sin embargo, con el paso de los días descubrió que “es más que un lugar para pasar el rato”: “Es un lugar donde podés mejorar tus habilidades y descubrir quién sos como creador, como artista, como persona”, dijo.

Para Kim, TUMO brinda un espacio para que las adolescencias puedan “fracasar y volver a intentarlo, una y otra vez”, sin sentirse “agotados”. Así es que ha probado animación, diseño de videojuegos, modelado 3D y escritura.

León es de Irán y hace unos años se mudó a Armenia. Según manifestó, soñaba con ser líder de taller en TUMO, por “el entorno”, el “edificio” y por “el método que tiene”. Desde hace tres años es líder de taller de música en la sede de TUMO en Ereván. “Los niños vienen aquí y el método se basa más en la exploración, no hay presión sobre ellos, y eso es lo que me gusta”, señaló. Asimismo, destacó que en las clases las edades están mezcladas, y junto con el método de autoaprendizaje, aseguró, “la flexibilidad es buena”. Por último, subrayó que usualmente el estudiantado logra crear “buenas amistades” y formar “una comunidad”.

Karine también soñaba con trabajar en TUMO, pero, en su caso, desde que era estudiante del centro. Allí estudió desarrollo de videojuegos y, finalmente, se graduó en ello y volvió a TUMO de Ereván para ser la líder de taller del área, en donde los y las estudiantes no sólo juegan sus “videojuegos favoritos”, sino que aprenden a crearlos.

Alex ya finalizó su tiempo como estudiante en TUMO y ahora trabaja como ingeniero en Adobe. Durante casi seis años fue estudiante del centro de Ereván y aseguró que sin ese proceso de aprendizaje, en el que aprendió sobre programación, desarrollo web y de videojuegos, no podría haber “logrado ese objetivo”.