Este viernes la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) presentó los resultados de la Encuesta Nacional Anual sobre Procesos Educativos, que se realizó a una muestra de equipos directivos y docentes de centros educativos públicos a finales de 2024. Según plantearon desde el organismo, se trata de un insumo relevante para el actual proceso de revisión de la Transformación Curricular Integral (TCI).

Antonio Romano, director ejecutivo de Políticas Educativas del Consejo Directivo Central (Codicen), comentó algunos de los resultados y planteó que la encuesta, creada en el gobierno anterior para evaluar el impacto de la TCI en las aulas, en su edición anterior no había sido pública, pero la de 2024 será publicada por la actual administración.

Según comentaron técnicos de ANEP en la presentación de los resultados, uno de los mayores puntos de tensión de la TCI tiene que ver, justamente, con la forma de evaluar a partir del enfoque curricular por competencias, que tiene su complejidad. En las últimas semanas, Romano inició una discusión pública sobre la pertinencia de los exámenes en la educación obligatoria en la que intervinieron varios actores, como el director nacional de Educación, Gabriel Quirici, quien planteó que esa estrategia metodológica no es la más utilizada en la educación uruguaya y que puede ser una instancia formativa si los estudiantes cuentan con un acompañamiento adecuado.

En la presentación del viernes, Romano rescató que la encuesta mostró que los docentes consideraron en buena medida que la TCI había permitido “una mayor adaptación de la evaluación a la realidad de los estudiantes”. Según completó, ese punto debe servir para discutir los mecanismos de evaluación que tiene el sistema educativo en la actualidad.

“Por más que se diga que los exámenes son un instrumento más entre un conjunto [de instrumentos de evaluación], pedagógicamente tenemos que poder discutir que hay algunos que favorecen una mayor aproximación a la realidad del estudiante y hay otros que se apoyan en una cierta concepción que tiende a la estandarización de los resultados”, sostuvo Romano, quien tiene a cargo la coordinación de todo el proceso de revisión de la TCI. En esa línea, el jerarca entendió que “el examen produce una tendencia hacia la estandarización de los resultados y no hacia el seguimiento de la evaluación individualizada de cada uno de los estudiantes”.

Romano valoró la existencia de elementos “por fuera de los programas” que permitan establecer qué se espera de los estudiantes durante la cursada, como los marcos curriculares y las llamadas progresiones de aprendizaje. Al respecto, entendió que ese tipo de elementos sirven para lograr una mayor coherencia curricular y “poder establecer sistemas de aprendizaje que permitan evaluar de una manera más completa”.

En ese sentido, el jerarca consideró que los marcos y progresiones “han logrado establecer que tenemos que desanudar la evaluación de los contenidos de los programas del año” para que no quede atada exclusivamente a ellos. Por el contrario, Romano habló de que, sin dejar de lado los contenidos del programa, se pudo “acercar la evaluación a los estudiantes”. Justamente, entendió que las progresiones de aprendizaje son “un instrumento” para lograr que ello pase y agregó que se trata de “una discusión conceptual”.

Según Romano, más allá de que la discusión pública quede reducida a “exámenes sí o no”, en realidad se trata de pensar “qué instrumentos de evaluación queremos para garantizar las trayectorias educativas de los estudiantes” a lo largo de su escolaridad obligatoria. El director ejecutivo señaló que la evaluación representa un elemento importante para dicho objetivo, más allá de que no es el único.

En ese sentido, sostuvo que la evaluación es parte de la discusión sobre “el proyecto de educación que queremos”: “Si estamos pensando en ir hacia reconocer que cada estudiante puede obtener el mejor resultado posible a lo largo de su ciclo de escolaridad o si vamos a establecer estándares que definan qué es lo que se supone que un estudiante en determinado momento debe hacer”. En este último caso, dijo que se reproducen lógicas “que mantienen al 50% de nuestros estudiantes que no terminan la educación obligatoria”. Más allá de que reconoció que la evaluación no es la única responsable de ese resultado, sí refleja la concepción que se tiene sobre el sistema educativo en el que se produce.

Es posible que en la próxima reunión del Codicen ingresen las modificaciones a la evaluación en 2026, en el marco del proceso de revisión de la TCI, que, justamente, eliminó los exámenes en la educación media. Si bien en un momento se había manejado que en esta etapa se modificarían los reglamentos de evaluación, según supo la diaria, solo se cambiarían algunos aspectos del portafolio docente en el que se evalúa a los estudiantes.