“Sentimos que estamos consolidando un proyecto autosustentable que nos llena el corazón”, resumió a la diaria Fiorella Gagliardi, coordinadora del programa de educación ambiental de la organización Flora y Fauna Indígena, que desde 2012 funciona en el departamento de Maldonado. En una primera instancia, el proyecto comenzó a funcionar en una reserva privada en Bella Vista.
Seis años después, los dueños del lugar decidieron cerrar la reserva y, lejos de dejar morir la iniciativa, Gagliardi y su compañera de ruta Jeanine Beare comenzaron a moverse para encontrar otro predio. “Realmente creíamos en lo que hacíamos”, dijo la coordinadora, y aseguró que un día de actividad en contacto con la naturaleza “puede hacer un clic en las personas”.
Fue así que en 2017 crearon la Asociación Civil Flora y Fauna Indígena y dieron con un predio del Municipio de Pan de Azúcar, donde está el Parque Industrial de Pan de Azúcar, que en total cuenta con 70 hectáreas. Presentaron un proyecto y lograron el manejo de dos hectáreas por medio de un comodato a 20 años. Allí, mediante fondos concursables, construyeron el centro de visitantes. Gagliardi detalló que el centro está construido con principios de permacultura, por lo que se trata de un local de barro que cuenta con un sistema de colecta de agua de lluvia y con saneamiento ecológico, entre otros aspectos.
Actualmente, la organización está ejecutando un proyecto financiado con fondos del Ministerio de Educación y Cultura para infraestructura. De esta manera lograron llevar energía eléctrica al centro de visitantes, cercar el predio, construir un puente colgante sobre el arroyo Pan de Azúcar y habilitar nuevas zonas de descanso y contemplación.
“Una de las grandes virtudes del predio donde realizamos nuestros recorridos es la diversidad de ambientes que alberga. En una misma jornada es posible apreciar las características y contrastes entre un monte ribereño y un monte serrano, un humedal, una pradera, los afloramientos rocosos de las sierras, la costa de un río y la costa marina. Esto permite recorrer, en un solo día, algunos de los ecosistemas más representativos de nuestro país”, explicó.
Las propuestas son variadas y tienen su fuerte en las que están dirigidas a centros educativos. No obstante, el predio también es accesible para público general, que debe coordinar la visita con antelación (ver recuadro). Gagliardi explicó que si se contacta un grupo de cinco personas ya es posible diseñar alguna propuesta, a las que muchas veces acceden turistas, sobre todo en los meses de verano. Al respecto, cuentan con una propuesta bilingüe en inglés que, además de algunos centros educativos con los que trabajan habitualmente, es aprovechada por visitantes de otros países.
Propuesta para centros educativos
Desde su inicio, Flora y Fauna Indígena ha trabajado con más de 20.000 estudiantes y cerca de 120 centros educativos, tanto públicos como privados. Aunque la organización cuenta con algunas propuestas educativas ya diseñadas, está abierta a recibir demandas de docentes y centros educativos. De hecho, de pedidos puntuales han surgido algunas actividades que luego forman parte de la grilla de la organización. El objetivo, resume Gagliardi, es apoyar y colaborar de la mejor manera posible con docentes de todos los niveles de la educación obligatoria.
De hecho, el programa de educación ambiental cuenta con el aval de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) y tiene especialmente en cuenta los contenidos de los programas para el diseño de las propuestas, que cuentan con un precio diferencial para los centros públicos.
Las distintas edades de los niños tienen su correlato en los temas del programa del grado en el que están cursando. Por ejemplo, una de las propuestas específicas para niños de educación inicial hasta segundo de escuela es un taller de fauna sobre cómo se adaptan los animales al medio. En ese caso, en el taller trabajan con huesos y texturas de pieles de los animales y luego hacen una “cacería” que consiste en que los niños deben averiguar dónde están escondidos algunos de esos materiales, para lo que van descubriendo huellas y madrigueras, también a través de cámaras trampa. “Juegan a ser biólogos por el día”, resumió Gagliardi.
Otro de los talleres trata sobre plantas medicinales y consiste en un recorrido por los diferentes ambientes del terreno, en el que se van reconociendo diferentes plantas y sus usos medicinales. En la tarde, después del almuerzo, la propuesta se completa con la elaboración de preparados como un jarabe de anacahuita o un ungüento cicatrizante con diferentes plantas. Los niños se llevan el producto que elaboraron para sus casas, lo que permite “una forma muy directa de vincularse con la flora” y valorar su importancia, destacó la coordinadora.
Distintos formatos
Las propuestas de la organización incluyen visitas diarias, campamentos educativos y también la posibilidad de que sean los integrantes de Flora y Fauna Indígena los que concurran a los centros educativos a realizar talleres. Precisamente, desde la organización visualizan que una de las mayores dificultades para la participación de los estudiantes es el costo de los traslados, que se hace difícil de solventar, sobre todo para quienes viajan desde más lejos.
Como su principal cometido es que el programa llegue a más gente, además de otorgar becas, siempre buscan distintas maneras de ayudar a los centros educativos para abaratar el costo del transporte. Para eso cuentan con aliados como los municipios de Pan de Azúcar y Solís, y también con el padrinazgo del Rotary Club, que dona recursos para financiar traslados. Otra empresa que colabora con ese fin es Turismar, que ha apoyado regalando pasajes que son rifados para juntar dinero.
Si bien trabajan principalmente con escuelas y centros de educación media de Maldonado, Canelones y Montevideo, la escasez de propuestas similares a la de Flora y Fauna Indígena ha hecho que también las contacten desde puntos más lejanos. Años atrás, un grupo de liceales de Paysandú emprendió un viaje a las dos de la mañana para llegar al predio de la organización a la hora indicada.
Flora y Fauna Indígena también trabaja en conjunto con instituciones educativas de la zona, como la UTU de Arrayanes, ubicada a sólo cinco kilómetros. Por ejemplo, los guardaparques que se forman en el centro de UTU pueden hacer prácticas en el predio de la organización y tanto en el caso de los practicantes como quienes forman parte del equipo estable son quienes hacen muchas de las visitas guiadas en el lugar. El equipo, además, está integrado por técnicos de gestión ambiental, veterinarios y biólogos, entre otros profesionales.
El vínculo con los pueblos originarios
El año pasado comenzaron a trabajar sobre el vínculo de la flora y la fauna con los pueblos originarios, un tema que no habían explotado hasta el momento. Esto se logró gracias a que se sumó al equipo de la organización una estudiante avanzada de arqueología. Agustina Fodrini fue la impulsora de la iniciativa, que encontró eco en el área de arqueología del Centro Universitario Regional Este de la Universidad de la Repúblic por intermedio de Camila Gianotti, Moira Sotelo y Laura Brun.
Para desarrollar el proyecto contaron con fondos de la fundación Global Greengrants Found, lo que les permitió trabajar con 400 estudiantes. Para eso, desde la organización se trasladaron a los centros educativos y llevaban materiales como boleadoras y puntas de flecha que les proporcionó el Museo Nacional de Antropología. “Nosotros íbamos a las escuelas con una charla en la que los chiquilines podían tocar estos materiales”, recordó Gagliardi.
La propuesta también contó con una actividad pensada en conjunto con el grupo indigenista de Maldonado Inambi Sequer, por la que recibían a los niños con un fogón y con canciones indígenas. Luego recorrían el predio en busca de “vivir y ver cómo se vinculaban los pueblos originarios con la flora y la fauna, también mezclándolo con el tema de la medicina”, dijo la coordinadora, quien agregó que desarrollaron talleres para adultos que también salieron muy bien.
Ahora la propuesta forma parte del programa estable de la organización, por lo que la temática está disponible para escuelas y liceos interesados. De hecho, Gagliardi señaló que el tema está en la currícula de quinto Humanístico, por lo que han recibido grupos de ese grado para abordarlo.
Con la reciente reforma curricular llevada adelante por la Administración Nacional de Educación Pública, la organización ha adaptado sus propuestas e incorporado en enfoque por competencias tal como el que está presente en el nuevo Marco Curricular Nacional. “En este modelo los estudiantes se enfrentan a situaciones desafiantes que los llevan a poner a prueba sus habilidades, buscar activamente los conocimientos necesarios para resolver los problemas planteados, reflexionar, analizar y participar activamente en su propio proceso de aprendizaje”, subrayó Gagliardi.
En ese sentido, contó que la organización tiene una nueva iniciativa llamada “inmersión en el pensamiento y método científico en la naturaleza”, que da a los estudiantes la oportunidad de “experimentar una práctica científica auténtica en el campo”. “A través del relevamiento y muestreo de flora y fauna en distintos ecosistemas, los alumnos formulan hipótesis, analizan resultados, extraen conclusiones y presentan sus hallazgos en exposiciones orales ante sus compañeros”, contó la coordinadora.
Más allá de lo curricular
Más allá de que la propuesta permite una mayor inmersión en los contenidos curriculares, el valor de la propuesta de la organización excede a los aprendizajes más académicos. Al respecto, Gagliardi aseguró que “las salidas didácticas y vivencias fuera de las paredes de la institución enriquecen tanto a nivel cognitivo como social”. “Despiertan la curiosidad, vinculan a los estudiantes de manera sensorial y afectiva con lo que estamos aprendiendo y facilitan los lazos sociales entre pares y docentes”, completó.
De hecho, dijo que cuando tienen oportunidad la organización recomienda que la salida didáctica sea a principio del año lectivo porque eso contribuye a que se genere “otro tipo de vínculo” a nivel grupal, sostuvo la coordinadora. En ese sentido, valoró la posibilidad de estar en contacto con la naturaleza y destacó que el hecho de que esta se convierta en un espacio de aprendizaje tiene un valor especial en un momento en el que niños, adolescentes y adultos pasan cada vez más tiempo frente a pantallas.
Además de trabajar en el predio en el que están instalados, Flora y Fauna Indígena también incluye recorridos por otras zonas, como un sendero en la desembocadura del arroyo Solís Grande en la playa, donde hay un monte y un matorral psamófilo formado por vegetación espinosa en suelos arenosos. “Ahí tenemos un sendero que está abierto al público y tiene algo de cartelería; es un lugar donde trabajamos el ecosistema costero, la dinámica, la importancia de las dunas y de la flora de las dunas”, detalló Gagliardi.
La coordinadora del programa de educación ambiental dijo que también organizan visitas guiadas a la Reserva de Fauna de Pan de Azúcar, a Cañadón de la Palma, en la Sierra de las Ánimas, y a los Pozos Azules. También van al Cerro de los Burros, donde, además de aspectos de la flora y la fauna, incluyen una recorrida con foco en la arqueología.
Vías de contacto con Flora y Fauna Indígena
La organización cuenta con la cuenta @florayfauna.indigena en Instagram, con la página en Facebook con el nombre de la organización y con la web www.florayfaunaindigena.org.uy, donde se encuentra información de las diferentes propuestas. El teléfono de contacto para hacer consultas y recibir información detallada es 099 162 805 y el correo es [email protected].