¿Cuáles son las creencias de los y las adolescentes con respecto a la diversidad y la igualdad de género? ¿Cambiaron sus opiniones y actitudes sobre el tema desde 2018 hasta 2022? El Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed) elaboró un nuevo informe que responde a estas preguntas y se centra puntualmente en “los cambios en las creencias y actitudes de los estudiantes de tercero de educación media con relación a la apertura hacia la diversidad e igualdad de género”. El reporte se basa en datos de Aristas Media 2018 y 2022.
¿Difieren los resultados entre grupos de estudiantes? ¿Influye el entorno educativo y familiar?, fueron otros de los ejes estudiados por el Instituto y que se presentarán este miércoles, en el LATU, bajo el título Cambios en creencias y actitudes de los adolescentes con relación a la diversidad e igualdad de género.
Una de las principales conclusiones del reporte es que tanto en 2018 como en 2022 “las actitudes hacia la igualdad de género y la diversidad varían según factores como género, edad, región, sector educativo y contexto socioeconómico y cultural”. Aun así, las mayores diferencias son de género: en las mujeres, los niveles de aceptación son mayores.
Independientemente de las diferencias, otra conclusión concreta es que de 2018 a 2022 los niveles de aceptación hacia la diversidad e igualdad de género retrocedieron “en todos los grupos, con la excepción del contexto socioeconómico más favorable y, por consiguiente, en los centros educativos privados”. También observaron una “relación negativa” con los niveles de aceptación no sólo en varones, sino en aquellos que son mayores de edad, que tienen más “conductas externalizantes” y que no residen ni en Montevideo ni en el área metropolitana.
Con relación a esto, señalaron que existen algunos factores que pueden estar asociados al retroceso y menores niveles de aceptación de la igualdad de género y la diversidad: “el descenso del sentido de pertenencia, la percepción del aumento de la inseguridad y el deterioro de algunas habilidades socioemocionales”.
Sin embargo, también identificaron algunos factores que son importantes para “favorecer” un mayor nivel de aceptación por ambas temáticas: “el vínculo entre estudiantes y docentes y entre estudiantes y adscriptos, el sentido de pertenencia de los adolescentes al centro al cual asisten, el abordaje del conflicto en clase, la percepción de seguridad, el hecho de que se aborde la temática de la diversidad sexual, así como las expectativas educativas de los adolescentes, su grado de empatía con los otros y el nivel de supervisión e involucramiento familiar”.
De acuerdo al Ineed, entonces, urge “priorizar la igualdad de género y la apertura hacia la diversidad como objetivos fundamentales en la formación de las próximas generaciones”.
Principales diferencias
Para medir las creencias y las actitudes sobre la igualdad de género, Aristas pidió a los estudiantes que “indiquen su grado de acuerdo con afirmaciones sobre roles de género en el ámbito laboral, el hogar y el deporte”. Mientras tanto, sobre la diversidad, solicitaron que “expresen su grado de acuerdo con afirmaciones sobre la inclusión de personas con discapacidad en el aula, la participación de docentes con diferentes orientaciones sexuales y la convivencia en los centros educativos de personas de distintos contextos socioeconómicos, barrios, razas y creencias religiosas”. Además, examinaron “la percepción sobre si los estudiantes con mayores recursos deberían asistir exclusivamente a centros privados”.
En 2022, cerca de un 85% del estudiantado estaba de acuerdo o muy de acuerdo con las afirmaciones de que “los varones y las mujeres deben obtener igual salario cuando están haciendo los mismos trabajos y que hombres y mujeres pueden practicar los mismos deportes”; el 25% se mostró de acuerdo “con que los varones son mejores líderes políticos que las mujeres y que las mujeres son las principales responsables de la crianza de los hijos”, y casi el 20% del estudiantado también “está de acuerdo o muy de acuerdo con que en un hogar el que debe salir a trabajar es el varón y no la mujer y las mujeres son las que deben ocuparse de limpiar y cocinar”.
En tanto, sobre la diversidad, en 2022, alrededor del “85% de los estudiantes está de acuerdo o muy de acuerdo con que personas de diferentes orientaciones sexuales pueden dar clase; personas ricas y pobres deberían estar en el mismo centro educativo, y personas de diferentes barrios, de diferentes orígenes étnico-raciales y con diferentes creencias religiosas pueden ir al mismo centro”. A su vez, el 72% acordó con que estudiantes con y sin discapacidad “deberían estar en la misma clase” y el 27,1% “acuerda con que personas ricas deberían ir sólo a centros educativos privados”.
Sin embargo, en las respuestas sobre sus creencias se encontraron diferencias según grupos poblacionales y por género. “Por ejemplo, en 2022, el 63,2% de las mujeres manifestó estar muy en desacuerdo con la idea de que los hombres son mejores líderes políticos que las mujeres, frente al 30,6% de los varones. De forma similar, el 66,3% de las mujeres está muy de acuerdo con que hombres y mujeres deben recibir el mismo salario por el mismo trabajo, en comparación con el 41,3% de los varones”, dice el informe.
Las “actitudes más favorables entre mujeres” hacia la igualdad de género no es el único factor de diferencia, sino que también se visualiza la tendencia en el estudiantado más joven, los que asisten al sector privado y en las regiones sur y este del país, en especial en los “contextos más favorables”.
En cuanto a la diversidad, si bien también el Ineed identificó resultados diversos dependiendo del género, la edad y el sector y contexto de los centros educativos, las diferencias son “menores” que cuando se trata de igualdad de género, y más aún si se trata de las creencias sobre la inclusión de personas con discapacidad en los centros educativos.
Sin embargo, ante la pregunta de si personas con diferentes orientaciones sexuales pueden dar clase, en 2022, estuvieron muy de acuerdo el 54,5% de los estudiantes de 14 años o menos, el 63,8% de las mujeres, el 63,7% de los estudiantes del sector privado y el 62,8% de los estudiantes del contexto muy favorable. Dicho porcentaje disminuye “al 39,5% entre los estudiantes de 17 años o más, al 37,7% entre los varones, al 48,1% entre los estudiantes del sector público y al 39,3% entre los estudiantes de contexto muy desfavorable”.
Retroceso
El Ineed reportó que hubo un descenso en la aceptación de la diversidad y la igualdad de género entre los estudiantes entre 2018 y 2022, independientemente de la edad, la región del centro educativo o su género. La comprobación se dio al visualizar que en todas las afirmaciones hubo un “deterioro en el grado de acuerdo”.
Una de las especificaciones de los resultados obtenidos es que “la caída es más pronunciada entre los varones y los estudiantes de 16 años o más, en comparación con las mujeres y los estudiantes más jóvenes”. Además, se marca que, si bien hay una disminución en todos los contextos, la caída “no resulta significativa” en los estudiantes de contexto “muy favorable”.
Asimismo, en las dos mediciones se relevó “una mayor apertura hacia la diversidad e igualdad de género entre las mujeres, los estudiantes de menor edad, los estudiantes que asisten a centros de contextos más favorables, a privados y a instituciones ubicadas en la región sur del país”.
Al abordar si el entorno influye en los resultados, el Ineed encontró que los vínculos con los docentes y adscriptos “se asocian de forma positiva con las actitudes hacia la diversidad e igualdad de género” en ambos períodos, así como “el abordaje” de los temas vinculados y el conflicto, estos últimos, mejorados en 2022. En concreto, “en los centros donde hay una mayor promoción del diálogo y la comunicación con las familias para resolver los problemas, se encuentran estudiantes con mayores niveles de apertura hacia lo diverso e igualitario”.
Sin embargo, a pesar de tales mejoras de convivencia, entre 2018 y 2022 empeoró el sentido de pertenencia y la percepción de seguridad del estudiantado, especialmente en los liceos públicos. Según se interpreta desde el Ineed, esto influye en el retroceso de la apertura hacia la diversidad y la igualdad de género.
Por otra parte, desde 2018 a 2022, los temas vinculados a la diversidad sexual muestran algunos cambios con relación a su abordaje. “Se percibe que en 2018 un 46,8% de estudiantes declaró que muchas veces o siempre se abordaba este tema, mientras que esa proporción desciende a 42% en la medición de 2022”, dice el informe. Asimismo, son las mujeres y los estudiantes de 15 años o menos los que “conversan con mayor frecuencia sobre esta temática en el centro”. Sin embargo, “los estudiantes de escuelas técnicas, principalmente quienes asisten a centros con formación profesional básica, son quienes abordan este tema con menor frecuencia”.
Otros dos factores considerados por el Ineed son las aspiraciones de niveles de enseñanza y las habilidades socioemocionales de los estudiantes: tanto para 2018 como para 2022, “cuanto más alto es el nivel de enseñanza que se espera alcanzar, mayor es el nivel de apertura hacia la diversidad e igualdad de género”, y, por otra parte, “cuanto mayor es la capacidad de empatía que reportan los adolescentes, mayor es su apertura hacia lo diverso e igualitario en términos de género”.
En contraposición, están las “conductas de riesgo externalizantes” como una característica de la “asociación negativa” sobre las temáticas. Estas conductas aumentaron en 2022 con respecto a 2018 y se asocian con determinadas situaciones: “siento ganas de romper o destruir las cosas, mis compañeros me tienen miedo, me peleo con los demás para que me respeten, insulto o me agarro a las piñas con mis compañeros, les respondo mal a los adultos, soy inquieto y en clase estoy todo el tiempo moviéndome”. Este aumento se observó en mayor medida en varones que en mujeres.
Una “asociación positiva” encontrada en el paso de este período temporal es “la supervisión y el involucramiento familiar”: si bien descendió en 2022, recordaron que “en 2018 aquellos estudiantes que reciben mayor apoyo en el estudio por parte de sus familias presentan niveles más altos de apertura hacia la diversidad e igualdad de género”.