Unesco y la organización Learning by Helping tienen abierta la segunda convocatoria a la Certificación Docente en Innovación Social para el Desarrollo Sostenible, que iniciará el 9 de setiembre. Si bien se trata de cursos virtuales y las clases se pueden ver grabadas, la apuesta es por una formación sincrónica en la que pueda generarse intercambio y reflexión entre docentes de distintos países de Latinoamérica.
Según explicó a la diaria Tommy Megna, director ejecutivo de Learning by Helping, la propuesta parte de la base de que “uno de los grandes conceptos que tiene la innovación social es que todo problema es una oportunidad”. En ese sentido, dijo que el programa apuesta por ser autosustentable —para ello cobra un tique social de 50 dólares—, ya que se ve afectado por el contexto mundial. “Un mundo que está invirtiendo y apostando en defensa” parte importante del “presupuesto que estaba destinado a educación y a temas de desarrollo sostenible”, sostuvo.
La necesidad de generar un programa de este tipo radica en que “la mayoría de las personas en el mundo no saben lo que es la sostenibilidad y muchísimas más personas no saben realmente cómo generar un desarrollo sostenible”. Ante ese escenario, apostaron por generar una propuesta formativa “de altísima calidad” dirigida a docentes, en el entendido de que es clave que estas temáticas sean abordadas en el aula con los estudiantes.
Según resumió, se trata de “enseñar sostenibilidad generando sostenibilidad, a través de proyectos educativos que buscan resolver problemas sociales y ambientales junto a los estudiantes en sus comunidades educativas”.
Megna afirmó que para el desarrollo de la propuesta, cuya primera edición fue en 2024, fue clave la alianza con Unesco y “todo su prestigio y toda su red en torno a la educación, la ciencia y la cultura”. Según completó, desde el lado de Learning by Helping aportaron su cultura de “laboratorio que, a fuerza de muchas pruebas e iteraciones”, llegó a desarrollar una propuesta formativa que combina calidad con escalabilidad.
Al respecto, contó que en la primera edición de la certificación para docentes se formaron 12.294 de profesionales de educación y que, en promedio, la calidad de la propuesta fue valorada con 9,47 puntos sobre 10. Además, completó que la evaluación de impacto que realizó la organización una vez terminada la propuesta marcó que los docentes están usando las herramientas adquiridas en la formación a diario en sus aulas. Ello va acompañado de que “sus estudiantes están participando más en clase, trabajando más en equipo y están mucho más conectados con la sostenibilidad y con las causas sociales de sus barrios”, señaló.
Respecto a la metodología de trabajo, Megna valoró que el hecho de ser online y en vivo, es un gran diferencial respecto a otro tipo de propuestas virtuales, que mayormente son asincrónicas y, por tanto, no permiten intercambios con los docentes ni entre quienes toman el curso. Además, ello repercute en los contenidos que se abordan, que están lejos de los “enlatados” de otras propuestas, según afirmó.
Según sostuvo, la apuesta es por lograr un “nivel de conexión potente”, a través de “una comunidad que acompaña, que abraza”. Respecto a la calidad buscada, ilustró con que una de las referentes del cuerpo docente es la argentina Carla Sabatini, a quien definió como “la número uno en temas de educación para la sostenibilidad”.
La propuesta plantea la posibilidad de tutorías para que los docentes desarrollen proyectos en los centros de estudio donde trabajan
Respecto a la generación de un “proyecto educativo para la sostenibilidad” para que los docentes que toman los cursos realicen en las aulas, Magna indicó que está planteado de forma optativa. De todas formas, a quienes tomen ese camino se les ofrecen distintas “hojas de ruta” que ayudan en la toma de decisiones en cada centro educativo. Según completó, lo más interesante es que el programa también brinda mentorías personalizadas a través de la plataforma Zoom, que “ayudan en la reflexión y guían” a los docentes a la hora de generar los distintos proyectos en las aulas en las que se desempeñan profesionalmente.
El integrante de la organización destacó que luego de la edición 2024 en conjunto con Unesco publicaron un libro en el que se destacan los mejores proyectos desarrollados por los docentes que participaron de la certificación. A su vez, dijo que dichos proyectos pasaron a ser parte de un “banco de proyectos para la sostenibilidad”. Entre los proyectos destacados en el libro, aparecen iniciativas para generar juegos inclusivos en los recreos para incentivar la participación de estudiantes mujeres en las llamadas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemática, según la sigla en inglés) o para el cuidado de la naturaleza, entre otros.
En 2024 participaron 421 docentes uruguayos de la certificación, ya que era uno de los “países objetivo” junto con Argentina, Chile, Colombia, Ecuador y México. Según dijo Magna, ello tiene que ver con que dicha edición del programa fue financiado a través de la Fundación Botnar, una organización filantrópica de Suiza. “Más allá de que se permitía poder inscribirse desde cualquier otro país, teníamos esos países objetivo por una cuestión de intereses de todas las partes que estábamos vinculándonos en ese proyecto”, recordó, y comentó que como ahora apuestan por generar una propuesta autofinanciada, ya no se aplica la misma priorización.
En el caso uruguayo, Magna valoró especialmente el vínculo con la oficina de Unesco instalada en el país y también mencionó que fue importante haber logrado “aprobar y validar” el programa en la Administración Nacional de Educación Pública, de forma en que “los docentes de la primera edición que terminaron en tiempo y forma pudieron acceder a sus créditos o puntaje docente para seguir creciendo” a nivel profesional.
Información sobre inscripciones a la certificación
Las inscripciones se realizan en la página web de Learning by Helping y, si bien el programa comienza el 9 de setiembre, Magna recomendó no anotarse a último momento. Según dijo, en la edición del año pasado quedaron más de 26 000 personas en lista de espera para recibir la formación.