Con los votos del Frente Amplio (FA) se aprobó ayer el proyecto de ley integral para las personas trans. El senador del Partido Independiente (PI), Pablo Mieres, fue el único integrante de la oposición que acompañó la iniciativa en la votación en general, y luego rechazó algunos de los artículos. Ahora el proyecto pasa a la Cámara de Diputados, que debe aprobarlo antes del 27 de octubre (un año antes de las elecciones) para respetar los plazos constitucionales.

El plenario de la cámara alta estaba citado a las 9.30 para discutir el proyecto. A pesar de que el debate empezó bastante más tarde, pasadas las 11.00, activistas a favor y en contra llenaron las barras desde las 9.00. Personas con pañuelos amarillos, distintivo de la campaña nacional en apoyo a la ley, ocuparon la mayor parte de las barras, pero también había un puñado de opositores, con pañuelos azules.

Los primeros en hablar fueron los integrantes de la Comisión de Población, Desarrollo e Inclusión que trabajaron durante un año en el proyecto.

Marcos Otheguy (Frente Amplio, FA) expuso el alcance de los 24 artículos y anunció, como se esperaba, que la bancada oficialista lo votaría. Afirmó que se trata de una iniciativa que garantiza los derechos de las personas trans y que existe “evidencia empírica que corrobora en forma fehaciente que la población trans ha sido víctima de discriminación”.

A favor y en contra

En las inmediaciones del Palacio Legislativo siguieron el desarrollo de la sesión grupos de defensores del proyecto y de opositores a él. Los que lo apoyaban, un centenar de personas, se instalaron en la puerta del edifico anexo y miraron lo que ocurría en una pantalla gigante. Los otros colocaron dos carpas en la entrada del edificio principal que da a la calle General Flores.

A su vez, Daniela Payssé (FA) aseguró que, a pesar de que la comisión recibió a delegaciones con “opiniones serias”, también hubo “de las otras”. Sostuvo que, de manera paralela, se dio un debate en la sociedad con argumentos mentirosos y engañosos, y denunció que se recolectaron firmas contra el proyecto “con una especie de terrorismo verbal”. “Se decía que estaban firmando para evitar la mutilación de los genitales de los niños, eso es una aberración”, ejemplificó. Payssé comparó la entrega de 60.000 firmas a favor del proyecto, el miércoles 10 de octubre en el Parlamento, con la de las reunidas en su contra, que “aparecieron un día” de “manera anónima”. “Las formas son diferentes”, subrayó.

El presidente de la comisión, Germán Coutinho (Partido Colorado, PC), defendió el trabajo de ese organismo y de los funcionarios del Parlamento que recibieron las firmas sin pedir la identificación de la persona que las alcanzó. “Acá no aparecieron cosas de la nada. Por el Parlamento pasó la voz de Uruguay”, afirmó. En relación con el articulado, pidió eliminar la posibilidad de que los menores accedan a cualquier tratamiento sin autorización de sus responsables legales.

Movilización en apoyo a la ley Trans, ayer, en el Palacio Legislativo.

Movilización en apoyo a la ley Trans, ayer, en el Palacio Legislativo.

Foto: Mariana Greif

Como ya había adelantado este medio, Verónica Alonso (PN) no acompañó ninguno de los artículos, pero aclaró que se trataba de una opción personal, ya que su partido dio libertad de acción. De todos modos, aseguró que hablaba en nombre de “muchas personas que estaban silenciosas y que se levantaron para defender la justicia social”. A su entender, el proyecto “fomenta la discriminación”. Aclaró que no cree que ninguno de los legisladores esté a favor de la discriminación, y que parte de la premisa de que “las personas trans y LGBTI han sido discriminadas”, pero acotó que no se refería a una discriminación jurídica, sino a una que considera ética y social; sostuvo que ya existen normas que garantizan los derechos de todas las personas trans (por lo cual esta sería innecesaria) y que hay otros colectivos que no son contemplados, de los que puso como ejemplo a las madres adolescentes.

“Estos ya no son derechos, son beneficios”, y eso “reafirma la discriminación, [porque] a una categoría de personas se le da un derecho sin que se identifique una necesidad”, argumentó. Alonso opinó que se está legislando por la presión de los “colectivos corporativos”. Dijo que el proyecto “quiere privar a los padres de una decisión tan importante” como la de aprobar que los menores de 18 años accedan a tratamientos, y que “los legisladores tenemos una enorme responsabilidad y no podemos votar a los ponchazos”. “No puedo separar que soy mamá de tres hijas, pero hay que tener prudencia, porque son menores y porque los tratamientos en esos años de crecimiento traen consecuencias”, aseveró.

Bordaberry: “Roza el populismo”

El senador Pedro Bordaberry, del Partido Colorado (PC), ingresó ayer a la cámara aunque está de licencia por su rol de presidente del Comité de Regularización de la Asociación Uruguaya de Fútbol, y fue uno de los más críticos con el proyecto y con su tratamiento. Primero cuestionó que los senadores del Frente Amplio (FA) hubieran concurrido con pañuelos amarillos. “Parece que hay que estar a favor o en contra, parece que no se admiten discrepancias, parece que si uno no vota la ley es un discriminador y estigmatizador, parece que lo que importa es enfrentar; hasta trajeron pañuelos para diferenciar a los que son buenos de los que no. Por más pañuelos que traigan vamos a dar nuestra opinión”, afirmó. Luego ironizó asegurando que “algunos” afirmaban que ayer era un día “histórico”, y acotó: “Me acuerdo que lo mismo dijeron cuando asumió una senadora”, en referencia a Michelle Suárez, primera senadora trans, que renunció tras un escándalo de falsificación de firmas. “Histórico es el 18 de julio, el 19 de abril, el 25 de agosto”, afirmó.

El colorado dijo que si los menores no pueden manejar, y si “parece que pueden asesinar sin ser conscientes de sus actos”, tampoco están aptos para elegir tratamientos irreversibles.

“Hay muchos que andan diciendo que los hijos no son de los padres sino del Estado, pero la opinión de los padres, de la mayoría de estos, vale más que la del gobierno de turno”, sentenció.

Bordaberry también cuestionó el cupo laboral de 1% para personas trans en los organismos públicos, y dijo que “roza el populismo”. Alegó que hay 320.000 funcionarios públicos, de modo que 1% son 3.200 puestos, para una población de no más de 1.000 personas.

También especuló con que a partir de la ley puede aumentar la cantidad de personas que se quieran someter a un procedimiento de reasignación de sexo. Para ejemplificarlo, dijo que Reino Unido pasó de registrar 40 operaciones en 2010 a 1.806 en 2018.

Durante el discurso de Alonso, Rafael Michelini (FA) le pidió dos veces una interrupción, pero la nacionalista le dio la palabra sólo después de que terminó. Michelini le respondió a Alonso asegurando que no votar la ley sería “la peor de las discriminaciones” y “un enorme error, porque la gente con recursos siempre tiene una posibilidad. Se trata de las personas trans que no tienen recursos”. También afirmó que no le preocupa que la ley peque por exceso, y que “alguna vez la balanza se tenía que inclinar para el lado de los menos privilegiados”.

Jorge Larrañaga (PN) tampoco votó ningún artículo, y planteó las mismas objeciones que Alonso. “Los uruguayos no somos iguales por una ley, sino por la Constitución”, adujo. Afirmó que para él habría sido “más cómodo” acompañar sin exponerse “al escrutinio de los que se creen dueños exclusivos de la asignación de lo moralmente correcto”, pero que quería expresar su desacuerdo.

Movilización en apoyo a la ley Trans, ayer, en el Palacio Legislativo.

Movilización en apoyo a la ley Trans, ayer, en el Palacio Legislativo.

Foto: Mariana Greif

Carol Aviaga, también del PN, dijo que si bien hay otros colectivos a los que también hay que contemplar, eso no inhabilita garantizar los derechos de las personas trans. Pero acotó que es algo “muy perverso” crear expectativas que en la realidad no son contempladas, porque la gente piensa que hay una ley que garantiza los derechos pero no es así, como prevé que pasará con esta. “Tiene que haber acciones concretas y claras para dar respuesta a las vulnerabilidades de todos”, sostuvo. Aviaga no votó en general, pero sí acompañó algunos puntos.

Castillo: “La identidad y el deseo no se pueden cambiar”

“Este es un proyecto de ley que nos coloca en la vanguardia del mundo”, aseguró ayer Juan Castillo (FA). El senador denunció la existencia de campañas de desinformación, y dijo que llegaron incluso a confundir a los legisladores.

“La orientación sexual y la identidad de género no se imponen, se tienen. La identidad y el deseo no se pueden cambiar”, aseguró. Señaló que las organizaciones que se manifestaron en contra del proyecto reivindicaban el “derecho a tener asco y desprecio hacia las personas LGTBI”, y que “desde el anonimato de las redes aseguran que los avances en igualdad van a trasformar a las mayorías en minorías”. Sin embargo, “detrás de premisas como ‘lo natural’ y ‘el diseño divino’ están presentes la rabia, el resentimiento y el desprecio. Quieren que lo distinto sea lo inadecuado. Esta ley no otorga privilegios, lo único que busca es reparar los daños [causados] por el Estado”.

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