El Sistema Integral de Protección a la Infancia y a la Adolescencia contra la Violencia (Sipiav) del Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU) presentó este viernes los datos sistematizados entre enero y junio de este año. El informe reveló que, durante ese período, se registraron 3.957 situaciones de violencia hacia niñas, niños y adolescentes, 1.398 más que las detectadas en el mismo período de 2020, lo cual representa un aumento de 55%.
La directora y coordinadora del Sipiav, María Elena Mizrahi, dijo durante la presentación que este incremento está asociado en parte al “levantamiento paulatino de la emergencia sanitaria” y lo que implica el retorno a la presencialidad en centros educativos y otros espacios en los que se suelen detectar casos de violencia hacia la infancia y la adolescencia. Esto “permitió que niñas, niños y adolescentes retomaran la asistencia en esos espacios de cuidado” y “favoreció la captación” de las situaciones, aseguró Mizrahi.
Más de la mitad de las víctimas de violencia durante este primer semestre del año, 55%, fueron niñas y adolescentes mujeres, y 50% de las situaciones involucró a niñas y niños menores de 13 años. En este punto, el psicólogo y asistente técnico del Sipiav, Darcy Bataille, señaló que hubo un descenso de registros en la primera infancia (de cero a tres años), en tanto los vinculados a la franja de 13 a 17 se mantuvieron. Para el experto, esto último podría atribuirse a que las y los adolescentes “pueden tener mayor visualización de su derecho a la no violencia”.
El tipo de violencia más detectado fue el maltrato emocional (34%), seguido de la negligencia (24%), el abuso sexual (22%), el maltrato físico (18%) y la explotación sexual (2%). Bataille destacó que, en comparación con el primer semestre de 2020, se constató un incremento de los casos de abuso sexual, la mayoría “perpetrados por familiares o conocidos y en lugares en los que niñas, niños y adolescentes transitan habitualmente”. En la misma línea que la directora del Sipiav, el psicólogo dijo que las medidas adoptadas por la pandemia “podrían haber incidido” y aseguró que “la presencialidad facilitó la detección”.
La mayoría de las situaciones de violencia captadas fueron ejercidas por los padres (37%), las madres (23%) y las parejas de las madres (15%). En tanto, 14% de los agresores eran otros familiares y sólo 11% no tenía vínculos de parentesco con la víctima.
Los datos muestran una realidad que “rompe los ojos”, manifestó en el evento el presidente del INAU, Pablo Abdala, y aseguró que los organismos públicos no pueden “mirar para el costado”. “Tenemos el deber y el imperativo de tomar medidas que nos permitan responder frente a esta realidad y sensibilizar a toda la población”, agregó.
Abdala dijo que el incremento de las situaciones detectadas por el Sipiav tiene su correlato en el aumento de llamadas que recibió durante el mismo período la Línea Azul del INAU (0800 5050), que atiende consultas y denuncias de casos de violencia contra la infancia y la adolescencia. En concreto, dijo que se atendieron 700 llamadas más que en el primer semestre de 2020.