Es la primera concejala afro trans de San Pablo -fue la más votada para ese cargo en todo Brasil- y la primera persona trans en presidir la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados de esa ciudad. Con 28 años, la trayectoria de Erika Hilton está definida por la lucha por los derechos de las mujeres afrodescendientes y de la comunidad LGBTI, que le ha valido varios premios y reconocimientos internacionales.
La activista afrobrasileña llegó el lunes a Montevideo para participar en una serie de actividades en el marco de la Semana de la Equidad Étnico Racial que promueve la Intendencia de Montevideo (IM). En esa línea, participó este martes en la conferencia “¿Quién cuida a las que cuidan?”, organizada por el colectivo Mizangas Mujeres Afrodescendientes y la Unidad de Extensión de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República (FCS, Udelar). En el aula magna de la Facultad de Información y Comunicación de la Udelar, fue recibida por un caudal de aplausos, que se repetían cada vez que terminaba de hablar.
La charla formó parte del proyecto “¿Quién cuida a las que cuidan?”, del colectivo Mizangas y la FCS, que tiene el objetivo de “construir conocimiento” local sobre “qué pasó con la división sexual y racial de trabajo en materia de cuidados”, explicó durante el evento la politóloga e investigadora Ana Laura de Giorgi. Agregó que en Uruguay no se han producido datos al respecto desde el ámbito académico. Aunque los cuidados ya eran un tema central en los estudios y movimientos feministas, la pandemia fue como un “gran laboratorio patriarcal y racista” que “vulnerabilizó, sobre todo, a las mujeres, y en especial a las mujeres afro”, además de dejar en evidencia la sobrecarga de las tareas de cuidado que recae sobre las mujeres, señaló De Giorgi.
La exposición de Hilton se centró en las vivencias de las mujeres afro y disidencias en Brasil durante los momentos más críticos de la pandemia y las tareas de cuidado que desempeñan. Hizo hincapié en remarcar que el coronavirus “no trajo nada nuevo”, sino que profundizó situaciones de opresión, exclusión, discriminación y violencias que estas poblaciones ya vivían.
También sostuvo que, para hablar de la situación de las mujeres afrodescendientes y la comunidad LGBTI en Brasil durante la pandemia, no se puede obviar el contexto que supuso desde el inicio el gobierno del presidente Jair Bolsonaro, que agravó el machismo, el racismo y la LGTBIfobia. “Brasil es un país extremadamente violento para las mujeres y disidencias, es el país del mundo donde más se mata a las mujeres trans de las formas más crueles y cobardes”, expresó Hilton.
Además de Hilton y De Giorgi, la mesa estuvo integrada por Elizabeth Suárez, coordinadora ejecutiva de la Secretaría de Equidad Étnico Racial y Población Migrante de la IM; Delfina Martínez, integrante de la Secretaría de la Diversidad de la comuna, y Noelia Ojeda, del colectivo Mizangas.
El impacto de la pandemia
En Brasil, más allá de sus particularidades, se repite un esquema conocido y esparcido por todo el mundo: las mujeres afro viven en situación de mayor vulnerabilidad, son más pobres, tienen menor acceso a educación y consguien trabajos más precarios y menos remunerados. Además, están más expuestas a situaciones de violencia de género.
Con la llegada de la covid-19, las desigualdades estructurales quedaron al desnudo y se agudizaron. Mientras quienes gozaban de una mejor situación socioeconómica podían resguardarse en sus casas, los sectores más pobres de la población debían continuar con sus actividades y poner el cuerpo. Las familias más pobres fueron las más afectadas por el virus, ya que tuvieron menor acceso a servicios de salud, perdieron más trabajo y la posibilidad de tener un plato de comida sobre la mesa.
Dentro de la población más pobre, las mujeres y niñas afro, las mujeres trans y las mujeres indígenas fueron las más perjudicadas en Brasil, señaló la activista. “Las mujeres negras, de las muchas son empleadas domésticas, debían salir de sus casas y atravesar las ciudades para cuidar a las hijas e hijos de las mujeres blancas, para poder llevar el alimento a sus hogares”, dijo Hilton. Por eso, constituyen uno de los grupos poblacionales entre los que se registraron los primeros casos de covid-19 en su país.
La situación se dividió entre las mujeres afro que conservaron sus trabajos y pasaron a trabajar más horas y las que perdieron sus trabajos y debieron permanecer en sus hogares. Indistintamente, vivieron -y viven- una realidad muy “chocante”, dijo Hilton. Por un lado, aquellas que conservaron su trabajo pasaron a tener jornadas “exhaustivas” entre las tareas del hogar, la sobrecarga de las tareas de cuidados de sus hijas e hijos por el cierre de centros educativos, y el trabajo remunerado de cuidados de las hijas e hijos de las mujeres blancas. Por otra parte, las mujeres sin trabajo también se vieron afectadas por la sobrecarga de los cuidados, la falta de acceso a la alimentación, y se encontraron –y encuentran- más expuestas a situaciones de violencia de género.
Hilton dijo que, tal como sucedió en otros países del mundo, en Brasil la violencia basada en género durante la pandemia se exacerbó tanto entre las mujeres que permanecieron en sus casas como entre las que conservaron sus trabajos, y en especial, entre las mujeres afro. “Sabemos bien que las mujeres negras son más víctimas de situaciones de violencia doméstica, abuso sexual, violencia policial y otras manifestaciones violentas”, expresó la concejala.
Las mujeres trans fueron otro grupo de la población brasileña especialmente afectado por la expansión de la pandemia. “90% vive de la prostitución”, un trabajo que “demanda contacto, demanda estar en la calle”, dijo Hilton. Además, consideró que estas mujeres ni siquiera fueron contempladas en las discusiones y reclamos sociales que se desataron bajo el contexto de la pandemia. “¿Quién cuida de las mujeres trans y travestis?”, cuestionó.
Excluidas de todos los espacios
Entre sus actividades, Hilton está involucrada con el Instituto Marielle Franco, creado por la familia de la concejala brasileña y militante afro, feminista y LGBTI, asesinada en 2018. Según señaló, desde el instituto se plantean la misma pregunta que tituló la convocatoria, pero con el énfasis puesto en las mujeres afro que llegan a ocupar cargos políticos de jerarquía en Brasil, espacios tradicionalmente dominados por “hombres blancos y una fórmula política que niega sistemáticamente sus derechos y los de la comunidad LGBTI”.
“Cuando las mujeres negras consiguen romper las barreras de la marginalidad y llegan a un espacio de poder, como Marielle Franco, son recibidas con mucho odio, mucha violencia, con muchos ataques”, dijo. La activista contó que desde su postulación como candidata a concejala recibió una “serie de amenazas de muerte” y que las 30 mujeres trans que consiguieron ser electas para ocupar cargos similares atravesaron la misma situación.
En ese sentido, planteó: “¿Quién cuida de estas mujeres que atravesaron situaciones de amenaza, abandono, precariedad y llegaron para hacer política? Una política que busca transformar la realidad no sólo de las mujeres negras o de la comunidad LGBTI, sino de toda la sociedad. El proyecto de las mujeres negras no es como el de los hombres blancos -individualista y pensando apenas en su grupo social-. Las mujeres negras piensan en la sociedad toda y en una política democrática, plural, horizontal”.
La lucha persiste
Aunque este panorama genera un escenario desolador, Hilton subrayó que las “mujeres negras no dejan de luchar y soñar con un futuro próspero” y que, en Brasil, “siguen organizadas” y “saben que la revolución es feminista, negra, LGBTI”.
A la pregunta “¿quién cuida a las que cuidan?”, respondió: “Las mujeres negras somos las que cuidan a las que cuidan, y estamos un poco cansadas, porque tenemos que cuidar de nosotras y de otras, de nuestras hijas e hijos, y de los hijos e hijas de otras”, expresó; “nosotras cuidamos del mundo”.
“Nos combaten y nos quieren muertas porque saben la fuerza que tenemos, que se potencia cuando estamos juntas. Unidas no podrán con nosotras. Pueden quitarnos la comida, la ropa, todo. Pero no nos quitarán la fuerza, la resistencia, el coraje, el deseo de vivir y luchar”, resumió Hilton al cierre de la exposición. “Por cada una de nosotras que cae, miles nos levantaremos a gritar por nuestras muertas, para resistir, por el cambio”.
Visitante ilustre
En el marco de la Semana de la Equidad Étnica Racial, la Intendencia de Montevideo declarará visitante ilustre a Erika Hilton. La ceremonia tendrá lugar el jueves 2 de diciembre, a las 14.00, en la sala Delmira Agustini del Teatro Solís. Una hora antes, en el mismo espacio, serán presentados los resultados preliminares de la primera encuesta de caracterización de la población afroamericana realizada por la comuna.