Organizar la rabia y el dolor. Esa fue la tarea que asumieron más de 300 mujeres y disidencias en un grupo de Whatsapp tras saber que, el domingo pasado, una mujer de 30 años fue violada por varios hombres en una casa del barrio Cordón. En pocos días, coordinaron encuentros virtuales y convocaron a una movilización nacional “contra la cultura de la violación”. El resultado se volcó este viernes a las 18.00 en plazas y avenidas de los 19 departamentos del país, donde se desarrollaron concentraciones y marchas en simultáneo bajo esa consigna. Además, quienes no pudieron participar de manera presencial acompañaron el reclamo con un caceroleo desde distintos barrios.
En Montevideo, decenas de mujeres y disidencias de todas las edades ya estaban concentradas a la hora convocada en la plaza Independencia entre pañuelos, remeras, carteles y maquillaje color violeta. La marcha empezó a las 18.30 entre aplausos, encabezada por un cartel violeta con letras blancas que decía: “Nunca tendrán la comodidad de nuestro silencio otra vez”.
La expresión es impulsada por los feminismos ante cada caso de violencia machista, pero toma especial fuerza cuando se trata de violencia sexual, por lo que suele operar en estos casos contra las víctimas: el estigma, la culpa, la vergüenza, los cuestionamientos y un silencio ensordecedor a su alrededor. Desde hace ya varios años, las feministas promueven esta y otras consignas para recordarles a las mujeres que atravesaron violencia que no están solas y que, ante una sociedad y un sistema de justicia que históricamente ponen la responsabilidad en las víctimas y las revictimiza, nosotras sí les creemos.
La imagen de la avenida 18 de Julio era la de una marea violeta que avanzaba entre los aplausos, ruidosa, como gritando: “Acá estamos”. Cada tanto, las manifestantes unían sus voces para cantar, afirmar y advertir: “Tocan a una, tocan a todas”.
No es 8 de marzo, tampoco 25 de noviembre, pero muchas coincidían en que parecía una de esas fechas emblemáticas: la convocatoria fue multitudinaria. Todavía no terminó enero pero ya hubo dos femicidios, el brutal caso de la violación grupal y otras situaciones de violencia sexual que también fueron recordadas en las movilizaciones. La sensación que había en el ambiente era de hartazgo. “No es no”, “Enseñale a tu hijo a no violar”, “Nadie preguntó cómo vestía mi agresor”, eran algunas de las frases que se leían en las pancartas y que reforzaban esta idea de cansancio colectivo ante el machismo arraigado.
“Decidimos venir acá para visibilizar estos temas y para que la gente que suele ser cómplice se ponga las pilas”, dijo a la diaria Cassandra, de 19 años, al llegar a la plaza Libertad. A su lado estaba Abril, de 17, que opinó que justamente visibilizar “es lo que hace el feminismo hoy en día”. “Hoy las mujeres tenemos un espacio. Las que estamos acá no nos conocemos entre nosotras, pero todas tenemos algo en común: que todas fuimos violentadas por ser mujeres”, agregó la adolescente. Entre sus manos, sostenía un cartel con un mensaje que interpeló a muchas: “Tranquila, mamá, que hoy no voy sola por la calle”.
Paula, también de 17 años, dijo que, “como sociedad, tenemos instaurada la violencia sexual y tratar a las mujeres como objetos”. Aseguró que la sociedad “no se da cuenta” de que detrás de esas conductas de los varones “hay todo un sistema que promueve el acosar en la calle, toquetear en un boliche, que un familiar te falte el respeto”. La adolescente recordó, además, que muchos de los casos de abuso sexual son intrafamiliares “y eso la gente no lo entiende porque no se educa”. “Tenemos un sistema de salud y de educación que no lo previene o no lo previene de forma correcta y siguen pasando estas cosas, como lo que pasó hace poco y como lo que pasamos muchísimas de las que estamos hoy acá”.
Juntas diciendo “basta”
Durante un rato, la plaza Libertad sirvió de escenario para performances artísticas, batucadas, cantos y abrazos. Cerca de las 19.20, todas se sentaron en el piso para escuchar a tres representantes de las mujeres y disidencias autoconvocadas que leyeron una proclama en la que, entre otras cosas, exigieron el compromiso del Estado para proteger a las mujeres, niñas, niños y adolescentes de todo tipo de violencia de género. En ese sentido, reclamaron el “cumplimiento cabal” de la Ley 19.580, lo que implica “fortalecer los recursos y presupuestos que garanticen la protección integral, reparación y justicia a las víctimas en todo el país”. Al mismo tiempo, recordaron que tanto la violencia sexual como “toda práctica y discurso que fomente el odio como forma de violencia hacia mujeres y disidencias” constituyen una “emergencia nacional”. La misma proclama se leyó en las manifestaciones que hubo en el resto del país.
“Hoy nos volvemos a manifestar contra la cultura de la violación, arraigada y naturalizada como práctica de abuso de poder, de guerra, de colonización, y que aún se mantiene silenciada bajo los mecanismos más perversos, que sostienen los medios de comunicación, la Justicia, la familia, la iglesia, los militares, el Estado”, aseguraron las manifestantes.
Dieron ejemplos de algunas de las formas que toma esa “cultura de la violación” todos los días en la sociedad. “Es insistir en enseñar a las niñas a no provocar con ‘polleritas cortas’, en vez de enseñar a los varones que no es no, que no son dueños de nuestros cuerpos, que no somos su juguete sexual”, afirmaron. Es “seguir sosteniendo que el varón tiene ‘necesidades’ o ‘impulsos’ sexuales que no puede controlar, como si fuera puro instinto sin cerebro”. Es “poner en duda el relato de la víctima o cuestionar sus decisiones” y también son “los secretos intrafamiliares que encubren a los violadores obligando a las víctimas a compartir espacios con sus atacantes”.
Las feministas autoconvocadas reclamaron que haya educación sexual integral en todos los niveles educativos porque “es el camino hacia la erradicación de las violencias” y reivindicaron la importancia de que se imparta con una perspectiva de derechos humanos.
No dejaron pasar los comentarios que hizo esta semana el presidente de la República, Luis Lacalle Pou, cuando, consultado por el caso de la violación grupal en Cordón, aseguró que estas situaciones “no son propias del ser humano ni del género masculino”. Con esas declaraciones, el mandatario “no hace más que negar la realidad y esconder un problema gravísimo que tenemos como sociedad”, aseguraron las manifestantes. “Entérese, señor presidente, que los violadores son seres humanos y principalmente varones, hijos sanos del patriarcado”, exhortaron. Al mismo tiempo, exigieron su “compromiso real” con la problemática y “que se retracte con palabras y acciones certeras y contundentes que demuestren su responsabilidad como mandatario de Estado de proteger a toda la ciudadanía, incluidas las mujeres, disidencias, niñas, niños y adolescentes”.
Por otra parte, pidieron más responsabilidad de los medios de comunicación a la hora de cubrir casos de violencia sexual. “El lenguaje es un arma muy poderosa que estos utilizan para reproducir y perpetuar la cultura de la violación, poniendo a las víctimas siempre en tela de juicio”, cuestionaron. “Los medios tienen que revisar sus prácticas y poder brindar un relato más honesto y justo, que busque narrar la realidad sin violencia hacia las víctimas y sin gestos de encubrimiento. Nos merecemos otras formas de informar que no destripen nuestra intimidad, que no nos expongan mientras siguen protegiendo a los agresores”, apuntó la proclama.
“Tenemos claro que no estamos solas, que nos tenemos entre todas y esa fuerza nos sostiene a pesar del miedo, del dolor, de la rabia y de la impotencia”, dijeron las mujeres y disidencias al cierre de la convocatoria. “Volvemos a las calles para recordarles que seguimos vivas y que no estamos dispuestas a que ninguna se sienta sola, ni a callarnos frente a las violencias que todos los días nos toca vivir. No permitiremos que el poder continúe dominando nuestras libertades. Seguiremos tomando las calles y los espacios una y otra vez, las que sean necesarias, porque ya no contarán con la comodidad de nuestro silencio”.
Movilizadas en Maldonado y Colonia
En Maldonado, mujeres autoconvocadas y disidencias feministas se concentraron en el Centro de Justicia a las 17.00 y comenzaron a marchar hacia la plaza San Fernando, a la que llegaron sobre las 18.20. En medio de cacerolas, pancartas, caras pintadas y cantos, se escuchaba la consigna de esta movilización, “No es presunción, es violación”, contra lo que se considera “la cultura de la violación”. En la plaza realizaron algunas actividades; entre ellas, unas 100 mujeres formaron un gran círculo con los ojos cubiertos con vendas negras y de a una fueron pasando al frente para decir: “Estoy harta de”.
“¿Saben lo qué pasó?/ Fue violación/ fue violación / fue violación” fue unos de los cantos que más repitió la centena de personas que marcharon por la Rambla de los Argentinos, en Piriápolis. Mujeres y disidencias de todas las edades se concentraron en la plaza Guernica, cuando los veraneantes tomaban los últimos rayos de sol de la tarde, al grito de “Vecina, vecino / no sea indiferente /se mata a más mujeres en la cara de la gente”. Algunas de las mujeres llevaron sus carteles y pancartas y los exhibieron a muchas personas que aplaudían de pie en las playas. En un momento, un varón de mediana edad que llevaba una tobillera electrónica comenzó a llamar la atención y a vanagloriarse de tener el dispositivo. Las manifestantes siguieron marchando, mientras se miraban las caras. El hombre seguía con las provocaciones a pesar de los gritos de “¡fuera!”. Finalmente, lo acorralaron y se fue. En Colonia también hubo más de una concentración. La de Colonia del Sacramento tuvo lugar en la explanada municipal sobre la avenida General Flores. No había parlantes ni micrófonos, pero sí mujeres de todas las edades, comprometidas con la causa que las convocaba.
Sobre las 18.00, Marina, integrante de Mujeres Autoconvocadas de Colonia, colgaba pancartas y carteles en los alrededores del edificio de la intendencia. “Nunca venimos a la intendencia a manifestarnos, siempre vamos al juzgado”, dijo en diálogo con la diaria, con un poco de temor a que les dijeran algo o tuvieran “algún problema”. Minutos más tarde, con varios carteles con la frase “Que arda”, Ana Herrera, psicóloga social y operadora en violencia doméstica, comenzó a colocarlos casi que en la puerta de entrada del edificio municipal. “Desde 2015 me convoco con mis compañeras en la lucha feminista, lucha que nos hace pensar, reflexionar, querer otro sistema”, afirmó. Una hora más tarde, con una cuerda de tambores integrada completamente por mujeres, mientras se coreaba “Estamos juntas, / estamos acá / y de la calle no nos vamos nunca más”, un centenar de personas se trasladó hacia la avenida principal de la capital departamental, para recorrer unas cuadras y terminar con la lectura de la proclama nacional al frente de la Jefatura de Policía de Colonia.