Hasta hace unos pocos años, era impensable que en Estados Unidos estuviera en peligro el acceso al aborto legal. Es un derecho con el que las estadounidenses cuentan desde hace casi 50 años, cuando el histórico fallo “Roe vs Wade” lo consagró como constitucional hasta las 24 semanas de embarazo, momento en el que se considera que el feto ya es viable fuera del útero.

Sin embargo, la misma Suprema Corte de Justicia que avaló aquel hito, hoy parece encaminarse hacia su derogación. Al menos eso es lo que plantea un primer borrador judicial que publicó Politico a principios de mes, en el que el juez conservador Samuel Alito expone la “opinión mayoritaria” de la corte a favor de la ley de Misisipi, que en 2018 prohibió la interrupción del embarazo a partir de las 15 semanas de gestación. Una sentencia en este sentido establecería que la prohibición del aborto antes de la viabilidad fetal puede ser constitucional.

Sería la cristalización máxima de una embestida contra el derecho al aborto que las organizaciones feministas vienen denunciando en los últimos años, ante la multiplicación de recursos judiciales para restringir la práctica en el país y otras iniciativas que directamente buscan prohibirla en algunos estados.

La filtración del borrador de Alito generó distintas reacciones: protestas espontáneas en algunas ciudades, la fallida votación en el Senado de una ley que impulsó el Partido Demócrata para proteger el derecho al aborto e incluso una declaración de la Organización Mundial de la Salud que advertía que restringir el acceso a la práctica “arrastra a mujeres y niñas a procedimientos inseguros”. También el presidente estadounidense, Joe Biden, aseguró que trabajaría en una “respuesta” para blindar el derecho al aborto.

Este sábado, decenas de miles de mujeres volvieron a salir a las calles, esta vez de forma más organizada y masiva, para protestar contra la eventual decisión de la Suprema Corte y en defensa del derecho a decidir.

“Mi cuerpo, mi decisión”, “Fuera las prohibiciones de nuestros cuerpos”, “No vamos a volver atrás” o “Los derechos reproductivos son derechos humanos” fueron algunas de las consignas que se multiplicaron en carteles, remeras y banderas en más de 40 ciudades. En muchas de las convocatorias predominó el color verde, que impulsó el movimiento feminista argentino para identificar la lucha por el aborto legal y que se convirtió en emblema latinoamericano.

En las calles

Las movilizaciones más grandes tuvieron lugar en Washington DC, Nueva York, Los Ángeles y Chicago. En la capital estadounidense, las manifestantes marcharon hacia el edificio de la Suprema Corte, que estaba rodeado por vallas de seguridad. Algunas sostenían carteles con imágenes de perchas para recordar las medidas insalubres e inseguras a las que muchas mujeres se sometían para abortar de manera ilegal y clandestina antes del fallo “Roe vs Wade”.

“Si lo que quieren es una pelea, obtendrán una pelea”, dijo a The Guardian Rachel Carmona, directora ejecutiva de la Marcha de las Mujeres, uno de los grupos que organizaron las protestas del sábado, junto con Planned Parenthood, UltraViolet y MoveOn. “Tenemos que ver el fin de los ataques a nuestros cuerpos. Pueden esperar que las mujeres seamos completamente ingobernables hasta que este gobierno comience a trabajar para nosotras”, agregó.

Movilización en la Corte Suprema de Estados Unidos, el 14 de mayo, en Washington. Foto: José Luis Magaña, AFP

Movilización en la Corte Suprema de Estados Unidos, el 14 de mayo, en Washington. Foto: José Luis Magaña, AFP

Las organizadoras también insistieron en que el aborto sigue siendo legal hasta la decisión final de la corte. “Los centros de salud de Planned Parenthood permanecen abiertos, el aborto sigue siendo legal en la actualidad y continuaremos luchando incansablemente para proteger el derecho a acceder al aborto legal y seguro”, dijo en ese sentido Alexis McGill Johnson, directora ejecutiva de la organización, a corresponsales del medio británico.

La marcha que se concentró en una de las principales plazas de Brooklyn, Nueva York, reunió a más de 3.000 personas y estuvo encabezada por el senador Chuck Schumer, líder de la bancada demócrata en el Senado, y otras legisladoras y legisladores del partido. “Vamos a seguir luchando hasta que ganemos”, dijo Schumer a la agencia AFP, y agregó que “Estados Unidos está de nuestro lado”.

En Los Ángeles, Barbara Lee, diputada demócrata de California, se dirigió a la multitud para contar su propia experiencia con el aborto, antes de 1973, cuando era una adolescente. “Hoy estamos aquí para decirles a estos extremistas radicales que, si criminalizan a las personas por abortar, si ilegalizan el aborto, si nos quitan el derecho a tomar decisiones personales sobre nuestros cuerpos, los veremos en las urnas en noviembre”, dijo la legisladora, en referencia a las elecciones de mitad de mandato que se celebrarán ese mes.

Si el tribunal supremo pusiera fin a las protecciones para la interrupción voluntaria del embarazo, al menos 22 estados del país restringirían el acceso a la práctica o lo prohibirían, de acuerdo con el análisis del Instituto Guttmacher, una organización que promueve la defensa de los derechos sexuales y reproductivos. En tanto, 16 estados tienen leyes locales que protegerían el derecho incluso si se anulara “Roe vs Wade”: se trata de California, Colorado, Connecticut, Delaware, Hawái, Illinois, Maine, Maryland, Massachusetts, Nevada, Nueva Jersey, Nueva York, Oregon, Rhode Island, Vermont y Washington, además de Washington DC.

El debate se centrará particularmente en los estados que no ratificaron el derecho pero tampoco se pronunciaron en contra. Sobre todo porque, si se decide negar el acceso al aborto, esto obligaría a que en algunos casos las mujeres recorran miles de kilómetros hasta alcanzar una clínica segura, lo cual impactaría más en aquellas de escasos recursos, que tienen menos posibilidades de traslado.