Las marchas de los 25N son distintas a todas las otras movilizaciones impulsadas por los feminismos, por una razón bastante evidente: están movidas por el dolor ante las víctimas de femicidios y de otras formas de violencia de género y por la impotencia (o la rabia) frente a respuestas estatales que parece que nunca están a la altura.
Algo de todo eso apareció este sábado en los carteles, las pancartas y las proclamas que apoyaron los cientos de mujeres y disidencias que salieron a la calle en un nuevo Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
Este año, hubo dos movilizaciones principales en el Centro de Montevideo. Una de ellas se concentró a las 17.00 en la plaza Libertad, con la consigna “Desde Abya Yala hasta Palestina, resistencia feminista”, y se movilizó hasta la Torre Ejecutiva. La otra, en tanto, partió un poco más tarde desde la plaza Independencia hasta terminar en la explanada de la Intendencia de Montevideo (IM), con la demanda “Por una Justicia real, que no sea tardía ni ausente” como bandera.
Feministas con Palestina
La marcha que tuvo como punto de encuentro la plaza Libertad se organizó en el marco de una “acción global feminista por Palestina” que este 25N se desplegó en 19 países del mundo para mostrar solidaridad con las mujeres palestinas. En Montevideo, fue promovida por distintos colectivos, como la Coordinación por Palestina, la Coordinadora de Feminismos, Gozarte y Pan y Rosas.
Pasadas las 17.00, ya había decenas de personas dispersas en distintos grupos, que se preparaban para marchar alistando carteles o pintándose la cara. A diferencia de en los años anteriores, esta vez no predominaba el violeta, sino que resaltaban los colores de la bandera palestina. Algunos puntos de la plaza estaban intervenidos con carteles que denunciaban que “no es guerra, es genocidio” y apuntaban específicamente a que “las niñeces son las mayores víctimas en los bombardeos de Israel”. A fines de octubre, la Organización de las Naciones Unidas informó que 70% de las víctimas civiles palestinas eran mujeres, niñas y niños. Junto a los carteles, había colgada ropa de bebé, juguetes, muñecas de trapo, lápices de colores.
La marcha, que finalmente empezó a las 17.35, estuvo encabezada por un grupo de mujeres que estaban caracterizadas como palestinas (con las cabezas cubiertas con los emblemáticos pañuelos blanco y negro) y llevaban lo que representaba cuerpos de niñas y niños amortajados. Detrás de ellas, manifestantes sostenían una pancarta gigante que, en letras negras, verdes y violetas, anunciaba la consigna de este año.
Unos minutos después de su inicio, la manifestación hizo una parada frente al Ministerio de Relaciones Exteriores, donde las mujeres que representaban a las palestinas realizaron una intervención artística. En concreto, se tiraron al suelo abrazadas a los cuerpos simbólicos, mientras se escuchaban sonidos de bombardeos. Todas las participantes de la marcha se sentaron en el piso y durante unos prolongados minutos el barullo de la movilización se transformó en un impactante silencio.
Mientras las mujeres continuaban inmóviles en el cemento de la calle, una representante de los colectivos convocantes leyó una proclama que cuestionó que el presidente Luis Lacalle Pou “condenó categóricamente los hechos del 7 de octubre y expresó su total e inmediata solidaridad con Israel, pero no ha dicho una sola palabra para condenar el genocidio en curso que Israel está cometiendo desde hace 50 días contra la población de Gaza”. “El asesinato de 15.000 personas y de más de 6.000 niñas y niños no parece importarle al gobierno porque las víctimas son palestinas y sus victimarios, israelíes”, continuó el texto.
A su vez, la activista enumeró distintas acciones que tomó el Ejecutivo desde 2020 que, según los colectivos convocantes, ponen en evidencia un “historial” que “demuestra que el gobierno de Lacalle Pou, en lugar de seguir la postura histórica de Uruguay a favor de la autodeterminación de los pueblos y de los derechos humanos, ha optado por votar según los deseos y los lineamientos de la Embajada de Israel”. Finalmente, las organizaciones “exigieron” la “ruptura de las relaciones con el Estado de Israel” y aseguraron que “esta cancillería es una vergüenza nacional”.
La movilización siguió su curso por la avenida 18 de Julio, donde hizo otras paradas con intervenciones artísticas, hasta llegar a la Torre Ejecutiva. Una vez ahí, se leyó otra proclama, en este caso la misma que se pronunció en todos los países que se sumaron a la acción global en solidaridad con las mujeres palestinas. “Con este manifiesto, declaramos que las mujeres, las infancias y las disidencias palestinas no están solas, y que detrás de ellas están las feministas del sur global con disposición de seguir articulándonos a nivel transfronterizo y defender la vida contra la masacre. ¡La causa palestina es feminista!”, afirmaba el texto, que fue leído de forma colectiva.
Contra un Estado ausente
En la plaza Independencia predominaba el color negro, siguiendo el tradicional código de vestimenta de la organización convocante –Mujeres de Negro–. Cerca de las 18.30, las manifestantes, que estaban distribuidas en diferentes grupos, se empezaron a organizar en tres columnas. Muchas de ellas sostenían carteles blancos y negros con frases como “Juntas por un futuro donde todas seamos libres”, “Nuestro compromiso es con la justicia para todas”, “La lucha feminista no tiene fronteras ni banderas”. Otras, en cambio, alzaban carteles violetas que exponían los nombres de las mujeres asesinadas este año, sus edades y el departamento en el que vivían.
Las columnas estaban encabezadas por una pancarta grande en la que se leía la consigna elegida por Mujeres de Negro este año: “Por una Justicia real, que no sea tardía ni ausente”. Unos metros detrás, participaban las madres de Lola Chomnalez y de Valentina Cancela, asesinadas en 2014 y 2023, respectivamente, con carteles que reclamaban justicia por los femicidios de sus hijas.
La marcha empezó a las 18.45. Como es tradición, las participantes avanzaron lentamente y en silencio. Cuando llegaron a la IM, se leyeron dos proclamas: una de la Red Uruguaya contra la Violencia Doméstica y Sexual (a la que pertenece Mujeres de Negro) y otra que fue escrita por amigas de Valentina Cancela.
La primera denunció la “inexistencia de medidas concretas frente a la declaración de emergencia nacional realizada en 2019” y apuntó especialmente a la falta de recursos para dar una respuesta eficaz a la violencia de género. En esa línea, pidió “que se asigne el presupuesto necesario para la implementación de la Ley 19.580”, que se garanticen “servicios especializados en todo el país que atiendan todas las expresiones de la violencia basada en género” y “campañas de prevención”.
La otra proclama también abogó por “políticas públicas reforzadas y preparadas para intervenir desde mucho antes” de que se comete un femicidio, que “contengan a nuestras niñas y adolescentes en crecimiento”, así como que “reduzcan el impacto de los discursos cargados de odio que impregnan nuestra cultura de la impunidad”. También planteó preguntas: “¿Qué futuro se nos ofrece como mujeres mientras crezcamos llorando a nuestras semejantes? ¿Cuántas más tienen que faltar para que los procedimientos se realicen con seriedad y constancia?”. La chica que leyó la proclama cerró con un pedido y una afirmación: “Justicia por Valentina y por todas las que faltan. Vivas nos queremos”.