Con el voto a favor de 176 de los 300 legisladores que integran el Parlamento, Grecia aprobó una ley que reconoce el matrimonio igualitario y se convirtió así en el primer país cristiano ortodoxo en hacerlo. La normativa, que también permite la adopción de niñas y niños por parte de parejas del mismo sexo, fue aprobada el jueves pasado, tras dos jornadas de intenso debate y pese a múltiples resistencias. Unos días antes, miles de personas convocadas por organizaciones y grupos ultraortodoxos se movilizaron en Atenas para mostrar su rechazo. También manifestaron su férrea oposición la Iglesia Ortodoxa de Grecia, los tres partidos de extrema derecha que tienen representación parlamentaria y el ala ultraconservadora del gobernante Nueva Democracia.
En este escenario, la aprobación de la normativa emerge como una conquista histórica para los colectivos LGBTI+ que luchan por conseguir este derecho desde hace años en un país conservador, donde se estima que 90% de la sociedad es ortodoxa, según datos consignados por la cadena France 24.
El primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, fue uno de los principales impulsores de la iniciativa, pero dio libertad de voto a los integrantes de su partido. Después de la votación, el mandatario escribió en su cuenta de X: “A partir de esta noche, Grecia se enorgullece de ser el décimo sexto país de la Unión Europea en aprobar una legislación sobre la igualdad matrimonial. Es un hito para los derechos humanos, que refleja la Grecia actual: un país progresista y democrático, apasionadamente comprometido con los valores europeos”.
Grecia reconoce la unión civil para parejas del mismo sexo desde 2015, pero sin contemplar los mismos derechos que rigen en el matrimonio heterosexual. Así, hasta ahora, sólo la madre o el padre biológico podía tener la patria potestad de una niña o un niño concebido en el marco de una pareja de personas del mismo sexo. Esto implicaba que, si el progenitor biológico fallecía, el Estado podía quitarle los hijos al otro progenitor. A su vez, las hijas e hijos de dos padres y dos madres no podían acceder a documentos de identidad, ya que era obligatorio que figurara el nombre de “madre” y “padre” en el registro civil.
Si bien la nueva ley trae aparejados avances fundamentales para las personas LGBTI+, mantiene algunas restricciones, advirtió Despina Paraskeva-Veloudogianni, coordinadora de campañas de Amnistía Internacional Grecia. En ese sentido, resaltó que “no facilita el acceso a las tecnologías de reproducción asistida a parejas del mismo sexo, hombres solteros ni personas trans e intersexuales”, y “tampoco modifica una disposición que impide cambiar el nombre y el género de una persona trans en el certificado de nacimiento de sus descendientes”.